Cuando se venden los diversos medios o periodistas como pertenecientes a alguna posición política, dentro del espectro izquierda-derecha, hay que tener la precaución de creerse que sí, que son de esto o aquello. Especialmente hay que desconfiar de los más zurdos o progres, en la derecha suelen escorarse más hacia posiciones autoritarias, porque suelen esconder (consciente o inconscientemente) algún otro tipo de intención. Como pueden entender todas las personas están influenciadas por la ideología dominante y si se trabaja en uno de los aparatos ideológicos, lo normal es que haya mucho de engaño o de disimulo. De hecho, si se analizan los discursos políticos y periodísticos, la gran mayoría están trufados de liberalismo e individualismo pero barnizados con una laca de escasa calidad.
Ayer, uno de los popes del progresismo periodísticos, alabado a partes iguales por políticos y pseudointelectuales, no tuvo mejor idea que salir en ayuda de Vox en la Comunidad de Madrid. Mediante un análisis de supuestas proyecciones demoscópicas Enric Juliana provocaba en el votante de derechas un efecto underdog. ¿Qué ese efecto? Simplemente es un efecto electoral que provoca que aquellos partidos que dan lástima (perro apaleado en español), que tienen la probabilidad de perder o desaparecer, captan un tipo de voto basado en la pena. Así Juliana al decir que Vox podría desaparecer de la Asamblea de Madrid si sus votantes se pasan en masa al PP de Miguel Ángel Rodríguez (Ayuso no es más que un títere) lo que provoca es el efecto underdog. No pasa lo mismo con Ciudadanos porque estos ya estaban muertos en la mente de las personas, pero sí con la ultraderecha.
Si desapareciesen Vox y Ciudadanos, el PP obtendría mayoría absoluta o estaría muy cerca de ello. Es lo que se pretenden generar (mediante el efecto contrario de subirse al caballo ganador o bandwagon) desde algunos medios de derechas, especialmente los que dependen económicamente de que el PP mantenga el poder en la Comunidad de Madrid, así que desde los satélites mediáticos de la progresía se defiende lo contrario, que se salve, cuando menos, Vox. No parece muy lógico apostar por la ultraderecha pues, siguiendo una lógica ideológica, de superar el 5% de los votos casi garantizaría el gobierno del PP. Hasta el momento no hay ningún sondeo que ponga fuera de la Asamblea a Vox. Todo parte de una información filtrada del BOE del PP, El mundo, con la intención de concentrar todo el voto en el PP. Entonces ¿por qué salen los progres a defender a Vox cuando podría ser mejor que se quedasen en el 4% (lo mismo con Ciudadanos) para un gobierno de izquierdas?
Lo primero es que un periódico monárquico, catalanista y de derechas como La vanguardia igual tiene interés en que sigan gobernando los de su misma fracción. Aunque hay mucho postmoderno y algún que otro progre, editorialmente el periódico catalán juega a favor de sus propios intereses ideológicos y políticos. Esta puede ser una explicación, pero parece insuficiente que lo puramente ideológico sea el factor clave. Para ejercer la dominación ideológica no necesitan a Vox, ni al PP si se piensa racionalmente. Como La sexta también está en el ajo de sostener y expandir a Vox, habrá que pensar que igual más que ideológico es material el interés de estos grupos mediáticos. Y cuando se dice material se hace referencia a dinero, pasta, parné, euros…
A numerosos medios de comunicación, que se venden como progres, les interesa que exista Vox y que existan políticos estrambóticos como Ayuso, Iglesias, Revilla y demás. Son los que les permiten generar visitas en sus periódicos y espectadores en sus cadenas de televisión. Quieren bronca, quieren excitación, quieren espectáculo en resumidas cuentas para ganar dinero. Incluso a costa de llevarse por delante la democracia, las vidas de personas o acabar con España. Eso les da igual mientras sus cuentas de resultados sean positivas. Lo tienen claro desde que irrumpieron Podemos y Ciudadanos, partidos que les permitieron crecer mucho más de lo que lo habían hecho antes. Necesitan a Vox en Madrid (en otras regiones les da igual por culpa del centralismo mediático), como necesitan a Ayuso de presidenta para que haya espectáculo, para que haya bronca y no bajen las visitas o las subscripciones.
Cuando La sexta encumbró a Vox con el apoyo de los Escolares, los Maestres, los Ferreras y demás medios de derechas se caminaba ya por esa senda. Ahora con la caída de Podemos y Ciudadanos sólo les queda la ultraderecha como elemento disonante y espectacular. Si la democracia se hunde les da igual. Y lo peor es que los demás partidos parecen seguir esa lógica. ¿Qué tipo de mensaje podría mandar Podemos antes de fenecer sino es el antifascismo? ¿Qué aliados tendría el PP para acometer lo que no se atreven pero que justifican con las peticiones de Vox? ¿Qué enemigo podrían tener los independentistas catalanes o vascos mejor que la ultraderecha? A todos les conviene esa ultraderecha presente porque, al final, todos miran por lo suyo, por lo individual, antes que por lo colectivo.