La sentencia de La Manada y el pornovoto particular del magistrado González fue un ejemplo claro de cómo en nuestra institución de Justicia sigue impregnada de elementos machistas que actúan en contra de las mujeres, de su libertad y de sus derechos humanos.
Mucho se ha escrito tanto sobre la sentencia como del pornovoto particular de La Manada. Sin embargo, todo lo que se ha publicado es poco para lo que se podría haber escrito. Es indignante lo que pasó en este caso y, como tal, el pueblo español, mujeres y hombres, han llenado las calles para mostrar su indignación, su asco y su repulsa ante una sentencia que no sólo va en contra de la propia víctima sino que deja absolutamente indefensas a todas y cada una de las mujeres que pueden sufrir una violación, ya sea grupal, ya sea individual.
La sentencia ha sido tan indignante y tan repulsiva que ha traspasado nuestras fronteras dando una imagen de nuestro país que no se corresponde con la realidad. En España no somos machistas, pero aún quedan demasiados «machitos» con poder. En España, por desgracia, no todas las mujeres defienden sus derechos, sino que están de acuerdo con el sometimiento al hombre y esto es lo peor que puede haber, una mujer machista.
Sin embargo, nuestra Justicia ha vuelto a dar un ejemplo bochornoso de generar sentencias que dejan indefensas a las mujeres ante la violencia sexual. Según una sentencia firmada por las magistradas María José Magaldi, María Carmen Hita y Rosa Fernández, practicar sexo oral y penetrar a una menor de 15 años «en estado de shock» no es violación. La sentencia afirma lo siguiente:
Según las tres magistradas, esto no es violación. Creo que no hace falta decir nada más. No valen argucias jurídicas o interpretaciones de la ley. Estamos ante un claro caso de violencia sexual ejercida contra una menor de edad quien no se resistió por estar en estado de shock, algo que los profesionales de la psicología confirman que es habitual en la víctima.
Estas dos sentencias demuestran que la Justicia en España no está diseñada para defender a la mujer de la violencia. España deja indefensas a las mujeres. Ahora lo vemos en los casos de violencia sexual, pero en el caso del terrorismo machista lo vemos, por desgracia, no sólo en las asesinadas sino en los miles de mujeres que tienen miedo a denunciar el maltrato físico o psicológico porque no se sienten protegidas ni ven en ese paso un futuro. En los juzgados españoles, incluso en los de violencia de género, se pueden ver escenas en las que se obliga a la víctima a cruzarse con el maltratador al que acaba de denunciar. Hay juzgados que deniegan más del 90% de las órdenes de protección de las víctimas. Algunos de estos juzgados están presididos por mujeres.
Es necesaria una reforma integral de la Justicia, no sólo de los textos legales, sino de todos los organismos porque el tercer poder de nuestra democracia sigue anclado en épocas anteriores. En una época en que la igualdad debe ser el principal objetivo de nuestro país, no se puede permitir que sigan dándose sentencias como la de La Manada o la de Barcelona. Un país democrático no puede permitir que sus mujeres estén indefensas.