Por suerte, para la mayoría de personas, las noticias van a tal velocidad que nadie se queda con más de una o dos. Al final del día existe tal batiburrillo en las cabezas que se acaban por olvidar todas esas imágenes y palabras, aunque sea como mecanismo de defensa. Ni las personas críticas son capaces de discernir en muchas ocasiones entre la filfa y lo importante. Si se van a los artículos más leídos de los medios, comprobarán que acaban siendo sobre temas concretos o algún tipo de cuestión rosácea.
Lo de arriba es una obviedad seguramente para todos pero no hay anda mejor que poner ejemplos de mediocridad e incapacidad de análisis medianamente razonable. Algo en lo que tienen culpa tanto los articulistas como los columnistas. Pasan de tema a tema sin importarles lo que dicen, siempre y cuando se arrime el ascua a la sardina. Como lo que pasa con la crítica literaria, que si es del grupo en el que se publica trabaja, todos los libros son maravillosos aunque sean un verdadero truño. O se sigue la moda para que no se piense que se tienen ideas propias fuera de “lo oficial”.
La Ayuso francesa
Una de esas estupideces momentáneas de la prensa. De esas que no se sustentan más que en los dineros de las administraciones y en los deseos (no descarten que alguno libidinoso) de cada jefe de sección o dirección. Valérie Pécresse es la candidata a la presidencia de la república francesa por Los Republicanos (más o menos lo que sería el PP) y, claro, la prensa se lanzó a las comparaciones y a situar en lo más alto de la organización del Estado a la “Ayuso francesa”. “La Ayuso francesa hace temblar a Macron” escribía José Alejandro Vara y añadía “Pécresse es el fenómeno político del momento. Inevitables los paralelismos con Ayuso”.
En La razón también se gustaron “¿Quién es Valérie Pecrésse, la Díaz Ayuso de la política francesa?” escribieron. Incluso en el Huffington Post se lanzaron a la comparación. Lo que no dicen es que en Francia comparan a Ayuso con la italiana Giorgia Meloni y no con Pécresse, quien es firmemente conservadora de toda la vida. Ahora que Ayuso y la candidata francesa se han reunido en París es curioso cómo ha desaparecido la euforia de diciembre, ¿por qué? Porque a Pécresse no se va a comer una rosca en las presidenciales. Los sondeos no le otorgan más de un 12% (los más optimistas), por detrás de Marine Le Pen (la candidata a pasar de ronda junto a Emmanuel Macron) y de Éric Zemmour.
Cuando la sorpresa del primer impacto, que duró dos semanas, daba un 20% de los votos a Pécresse, la prensa se lanzaba a hacer comparaciones porque deseaban (por cuestión pecuniaria o por cuestión personal) poner a Ayuso a competir con Sánchez. Hoy, cuando Feijóo es el amo del cortijo la euforia ha bajado bastante y ya no hace falta hacer comparaciones. Más si se compara con una persona que camina hacia el abismo electoral para la derecha tradicional francesa. Ahora deja de ser la Ayuso francesa para pasar a esa señora que usted dice…
Prensa deportiva apoyando a equipos extranjeros
La otra cosa nauseabunda del fin de semana ha sido el apoyo de la prensa deportiva a un equipo extranjero frente a uno español. ¿La causa? Que juega en aquel equipo un jugador que pasó por el Real Madrid, equipo al que dejó tirado (por cierto) para llenar su ego. Se duda si ha habido algún tipo de masturbación en secreto por parte de los redactores y directores de medios deportivos españoles alabando a Cristiano Ronaldo, a la par que indicaban que estaba a tope para eliminar al Atlético de Madrid. No es nuevo porque bastante se aguanta con la turra Doncic en la NBA (se habla más de este señor que de los españoles que allí juegan).
Por tanto debe ser algún tipo de defecto congénito de quienes escriben y hablan sobre el Real Madrid. Lo lógico es que los medios españoles se muestren favorables a las victorias de equipos españoles. Es sencillo: equipo español+victoria española=bueno para España. Pues no. Esta gente sólo entiende algo bueno para España si el vencedor (incluso el perdedor) tiene algún vínculo real o afectivo con el Real Madrid. Que juega Ronaldo contra el Atleti, el equipo deja de ser español o pasa a ser mal español. Porque aquel que no es madridista es de poco fiar y por ende hay que señalarle cual inquisición comandada por el pater Floren.