Por menos a algún pariente lejano del actual inquilino de la Zarzuela le cortaron la cabeza, hoy en día parece haber un blindaje de todo el establishment para proteger a los miembros de la casa real española. Lo que ha ocurrido con el caso Nóos más las informaciones con cuentagotas que hablan de posesiones y fortunas exteriores de los miembros de la misma, cobrando sueldos del Estado, debería haber bastado para que en estos días se hubiese planteado seriamente en España el debate sobre el paso a una República. Que el yerno del monarca, Iñaki Urdangarín, vaya a dar con sus huesos en prisión y a su hermana le hagan pagar más de 135.000 euros por despistar a Hacienda, debería haber conllevado una nota del jefe del Estado si tuviese un mínimo de ética. No basta con quitarle un ducado que al 99% de la ciudadanía le trae sin cuidado, hay que dar la cara y ser contundente.
En vez de eso, los poderes del Estado, ¡vaya casualidad!, le han programado un viaje por Estados Unidos para rememorar los viejos tiempos Imperiales cuando se poseía la Florida, la Luisiana y Texas. Frente a la ignominia de la monarquía se responde con una visita para recordar un imperio caduco hace años, que hará mucha gracia a los estadounidenses tan showbiz ellos. Pero lo importante es que en el momento en que se confirma que la casa real es parte del capitalismo de amiguetes patrio, se le busca una vía de escape a Felipe de Borbón. Esto da para pensar en que no es producto de la coincidencia, sino algo planificado por el anterior ejecutivo y el que el actual ha permitido.
Curioso cuando menos que un gobierno que se presenta como garante de la igualdad y de la solidaridad no haya pedido a Borbón que, al menos, ofreciese una nota de disculpas. La igualdad de todos frente a la ley, que en el caso Nóos no ha existido, como bien reconoce el fiscal Horrach (que no es sospechoso pues no quiso imputar a Cristina de Borbón) al afirmar que de no haber sido inviolable Juan Carlos de Borbón debería haber testificado e imputado por fraude fiscal, se debería defender en todos los casos. Esas banderas republicanas que aparecían en los actos de Pedro Sánchez durante las primarias son indicativas del sentir de las masas socialdemócratas y socialistas.
Lo que el caso Nóos indica es que la monarquía española tiene una enorme connivencia con el establishment y saca partido de ello, o ¿es que los servicios que se abonan a Nóos eran por la “indudable” capacidad de Urdangarín? Es un caso de “pelotazo” claro, de capitalismo de amiguetes, en el que el anterior monarca presuntamente estaba informado. Sólo por esto, sin añadir que la monarquía es una vulneración de cualquier principio democrático que pueda defender un socialista, debería convocarse un referéndum sobre monarquía o República. Si a ello le añadimos los “compiyoguis” imputados y corruptos, las supuestas comisiones que cobra jefe del Estado (anterior y presente) por favores prestados a corporaciones capitalistas que eluden impuestos, debería haber un claro cambio de jefatura del Estado.
No lo hay porque los partidos (Cs, PP y PSOE) son cortesanos, que no monárquicos; porque los medios de comunicación son parte de ese establishment corrupto que se asienta sobre esta monarquía del capital; porque la legislación pone una mordaza a quienes quieren cambiar el sistema; porque no se atreven a decir la verdad, sino que se inocula la estulticia y la mentira en la mayor parte de la población. Pero sí, después de Nóos se está poniendo la cosa para una República.