El pasado martes 9 de mayo, agentes de la Policía Nacional española desmantelaron la estructura de financiación de los Trinitarios con la que obtuvieron más 700.000 euros. La organización criminal utilizaba herramientas de hacking y logística empresarial para la realización de estafas informáticas.
Con los beneficios obtenidos pagaban las minutas de los abogados de los miembros en prisión, satisfacían las cuotas de pertenencia a la banda, compraban droga para revenderla, así como también adquirían armas para sus enfrentamientos con miembros de bandas rivales. La Policía Nacional española detuvo a 40 personas, entre las cuales figuraban dos hackers y 15 miembros del grupo violento, acusadas de los delitos de pertenencia a organización criminal, estafa bancaria, falsificación documental, usurpación de identidad y blanqueo de capitales.
La actividad criminal de estas bandas, tanto los Trinitarios como los Latin King o los Dominican Don’t Play, son un verdadero problema para las comunidades de la diáspora dominicana en el mundo, ya que la actividad de estas organizaciones criminales no se circunscribe sólo a España, sino que también actúan en países como Estados Unidos o Reino Unido, por ejemplo.
Los dominicanos de la diáspora son en su práctica totalidad gente trabajadora y respetuosa de las leyes de los países donde viven. No son criminales. Sin embargo, existe un acerbo popular que tiende a rechazar a los migrantes, por muy arraigados que estén.
La presencia de estas bandas criminales provoca, precisamente, que una parte de la población asimile los crímenes de esas organizaciones con todos los dominicanos, y eso es, además de injusto, mentira.
A esta situación se une también el mensaje antiinmigración de los partidos populistas de extrema derecha que pretenden aunar en un mismo concepto la violencia con todos los dominicanos. En el actual escenario socioeconómico europeo en el que escasea el trabajo, los salarios son muy bajos y los precios de la vivienda están disparados, estos mensajes calan en la población. Las redes sociales se convierten en la herramienta para envenenar a la ciudadanía en contra de los inmigrantes. Si un dominicano pertenece a las bandas latinas, los órganos de propaganda de estas organizaciones y partidos de extrema derecha se refieren a la actitud criminal de unos pocos como algo habitual entre toda la comunidad dominicana.
Sin embargo, la realidad es que la diáspora de República Dominicana en Europa y Estados Unidos se caracteriza por, precisamente, lo contrario, por formar comunidades pacíficas que se desviven para trabajar y poder mantener a sus familias, tanto las que están en el país de destino como las que aún viven en República Dominicana.
Este fenómeno de las bandas criminales preocupa sobremanera al presidente Luis Abinader, puesto que supone un grave riesgo para la diáspora y su compromiso con las familias dominicanas que viven fuera del país. El actual Jefe del Estado está implementando una serie de medidas destinadas a cubrir las demandas históricas de los ciudadanos de la diáspora que no fueron atendidas por las anteriores administraciones del PLD.
El compromiso de Abinader con la diáspora es absoluto y lo demostró desde que entró en la primera línea de la política. Su participación en la fundación y promoción de la Asociación de Dominicanos y Dominicanas de Ultramar (ADU), junto a otras personas comprometidas y leales a Luis Abinader , así lo demuestra. Durante el periodo de funcionamiento de ADU, por ejemplo, la problemática con las bandas criminales en España era muy residual porque la actividad de esta organización se centraba en dar a las familias dominicanas las salidas necesarias para seguir adelante con sus vidas y que vieran un futuro de prosperidad gracias a su trabajo, que es el verdadero símbolo de República Dominicana y lo que transmiten todos y cada uno de los miembros de la diáspora.