Estamos en una sociedad idiotizada por la política espectáculo y el compadreo de la mayoría de los partidos políticos, porque de otra forma no se entiende que hoy mismo no se hayan reunido para solicitar la instauración de la III República. Las conversaciones entre Corinna zu Sayn-Wittgenstein (ex-amante de Juan Carlos de Borbón) y el ex-comisario Juan Manuel Villarejo, en magnífica exclusiva de los compañeros y compañeras de El Español, muestran a las claras que se ha estado engañando al pueblo español (al menos a una parte) con la figura del ex-Jefe del Estado. No estaba como máximo dirigente del Estado por una cuestión de tradición, de sentir democrático o de patriotismo, sino para otras cuestiones mucho más banales y materiales.
Según las cintas que han visto la luz por el medio de Pedro J. Ramírez, Corinna confesó a Villarejo que Juan Carlos de Borbón y Borbón le tendría a ella como testaferro de dineros y propiedades. Concretamente algunas propiedades en Marruecos y algunas cuentas en Suiza y Mónaco. Y no por amor, sino por el mero interés de que en el principado de Mónaco no habría que describir la cantidad de propiedades de los allí residentes, una tradición desde sus años de puerto de piratas sin duda. De esta forma, Corinna tendría a su nombre una gran cantidad de ellas para que a Juan Carlos de Borbón el fisco español no le pillase. Por tanto, la información del medio estadounidense The New York Times sobre el inmenso patrimonio del ex-jefe del Estado quedaría casi verificada. Una fortuna que Forbes estimaba en cerca de 2.000 millones de dólares también. ¿Cómo? Con numerosos testaferros y comisiones en petróleo y negocios internacionales como explica la ex-amante.
Algunos medios ya han salido a proteger al emérito, como buenos cortesanos, diciendo que es una estrategia del ex-comisario Villarejo para salir de la cárcel. Pues sí, las cloacas del Estado se revuelven cuando les atacas, pero no deja de ser espeluznante que esta situación se produzca. Que sean las cloacas del Estado las que saquen a la luz la suciedad del poder financiero y parte del político en España. Pero esos mismos medios cortesanos porque no niegan esa información. Intentan echar más estiércol sobre la podredumbre del sistema para proteger, no tanto al ex como al actual. Quieren proteger un sistema de capitalismo de amiguetes, de saqueo del pueblo español, todo en beneficio de unos pocos. El establishment y su aliado en la jefatura del Estado se protegen y se benefician. A nadie parece extrañarle que el jefe del CNI, Félix Sanz Roldán, acudiese a hablar con Corinna; que el infante de España (título regalado por el Borbón) Álvaro de Orleans-Borbón aparezca como testaferro de cuentas en paraísos fiscales; que el ex-presidente de Telefónica (y compañero de pupitre de Aznar) José Luis Villalonga manifestase el enfado del Borbón porque Corinna no le devolvía sus propiedades; que Juan Miguel Villar-Mir (imputado por casos de corrupción) actuase como elemento de presión contra la ex-amante; que Miguel Ángel Moratinos (el hombre del Borbón en el gobierno Rodríguez Zapatero) también aparezca en las cintas; que, en definitiva, todo lo que rodea a la monarquía española apeste a corrupción y triquiñuelas.
Rápido los cortesanos de los medios de comunicación dicen que toda la culpa es del Borbón mayor, de los urdangarines y demás caraduras del pasado. Alguien puede dudar que el actual jefe del Estado, Felipe de Borbón, no supiese, pues si hace falta se embaraza a Letizia Ortiz y se dispersa la atención. Pero no es creíble para el resto. Si no se dilapidan la fortuna sus hermanas y demás vividores de la casa Borbón, la fortuna le llegará vía herencia al actual jefe del Estado. Así que, utilizando la invulnerabilidad de su cargo, nadie le diría nada, ni le investigarían porque hay gato encerrado, gato de un sistema podrido y que eclosionó en la Transición ocultándolo a la ciudadanía. El actual jefe del Estado es parte de esa Casa Real que parece que ha estado engañando al fisco español y permitiendo presuntamente el saqueo a los españoles y españolas.
Es la monarquía, esté quien esté al frente, la que está corrompida. Es la monarquía impuesta por un dictador fascista y que no ha podido ser votada en sí por la ciudadanía la que ayer se descubrió tiene los tuétanos dorados por una fortuna que se esconde. Es la monarquía que sobra en una España nueva, transparente y limpia. Es la monarquía la de un país donde las redes sociales persiguen a los republicanos y republicanas. Es la monarquía del capitalismo de amiguetes, de los grandes empresarios que no pagan impuestos, de la política de distracción por mecanismos espectaculares. Es la monarquía de la desigualdad y del privilegio de la sangre sobre la democracia. Es la monarquía que se puso de parte (partido) en el conflicto catalán. Es una monarquía que vuelve a sobrar en la historia de España. Y una estirpe, la de los Borbones que nada bueno han traído al pueblo español. Esperemos que los políticos de izquierdas (de momento Podemos e IU ya han pedido responsabilidades) y los honrados que queden en la derecha planteen una reforma constitucional al respecto.