Una información del diario Público confirma que la crueldad que está aplicando el Santander en el ERE de los Servicios Centrales y la Red NITA parece no tener límites. En la citada noticia se hace mucho hincapié en que las mujeres trabajadoras son las mayores afectadas del Expediente de Regulación de Empleo con el que la entidad cántabra pretende incrementar la rentabilidad de la operación del Popular. En Diario16 ya hemos hecho públicas algunos de los movimientos más crueles en la aplicación de los acuerdos firmados por los sindicatos mayoritarios y el Santander. Sin embargo, esto va mucho más allá, esto es mucho más grave aunque, teniendo en cuenta quién está al frente del proceso de reestructuración no es de extrañar. Cuando en los genes se lleva el desprecio hacia la clase trabajadora, los procesos de regulación de empleo suelen terminar con sangre, y eso es lo que está ocurriendo con el ERE del Popular.
Según diferentes fuentes internas del Popular consultadas por Diario16, la noticia de Público es un reflejo fiel de lo que está ocurriendo con las trabajadoras del Popular. «Sorprende que el jefe de «matarifes» sea una mujer, Susana de Medrano, a quien el Banco Popular cuidó bastante en este aspecto, atendiendo a su especial situación familiar ya que tiene un hijo con problemas», nos confirma una ex trabajadora, añadiendo que «Ángel Ron estuvo siempre muy concienciado con la política de conciliación, especialmente pensada para las madres, y recibió varios premios por ello, entre los que se encontraba el que da la Asociación Española de Ejecutivas y Directivas de Empresa, además de tener una distinción anual del Instituto de la Mujer».
El Santander está atacando especialmente a trabajadoras embarazadas, a trabajadoras en reducción de jornada. Estos colectivos están especialmente protegidos en el Estatuto de los Trabajadores pero el banco presidido por una mujer, Ana Patricia Botín, en su afán de rentabilizar hasta el último despido se está mostrando implacable. «En estos momentos el hecho de ser mujer conlleva una alta posibilidad de ser despedida», nos confirman varias trabajadoras. Esta posibilidad aumenta si además están en situación de reducción de jornada.
Relacionado con lo anterior, «hace un par de días, una compañera que se encuentra embarazada y a la que habían requerido en varias ocasiones para que aceptara «voluntariamente» el despido debió ser hospitalizada de urgencia y se encuentra en situación de baja. Se han mostrado implacables con compañeras que tenían a su cargo hasta 3 hijos que han argumentado esta circunstancia para no aceptar el despido. La realidad es que ya están en la calle. Todo esto ocurre en una entidad a la que se le llena la boca al hablar de igualdad entre hombres y mujeres y que curiosamente está presidida por una mujer», confirman a Diario16 representantes sindicales del Banco Popular.
Se está también produciendo otro hecho muy grave: estos movimientos de maltrato hacia la mujer trabajadora están generando miedo en el resto de las empleadas. «Hay compañeras en la red de oficinas que se están planteando dejar la reducción de jornada para evitar estar en el punto de mira en el siguiente ERE. Lo que ocurre al renunciar a dicha reducción es que en ese momento desaparece la protección que te otorga», nos confirman las mismas fuentes sindicales.
Por otro lado, los trabajadores a los que les han ofrecido la «invitación» a marcharse «voluntariamente» y la han rechazado, en estos días están recibiendo la visita de representantes de Recursos Humanos que les hacen entrega de la carta de despido y les hacen abandonar el edificio a la mayor brevedad posible. No les dan tiempo ni a despedirse de los compañeros.
Esta es la Digilosofía del Santander, no hay otra. El daño que se está haciendo a la plantilla es incalculable, tanto a los que se han ido como a los que de momento resisten en sus puestos sufriendo una presión insostenible. Lo más duro es que lo peor aún está por llegar y la crueldad se transformará en ensañamiento.
La Justicia ya tiene argumentos para paralizar la operación del Popular