No se asusten. Pablo Iglesias no se ha montado un trío con rameras traídas de Iraq, ni nada por el estilo. Eso queda para el jesuita Rupnik. El señor ex-vicepresidente tan sólo ha calificado a los periodistas de putas por venderse por cuatro rupias. Persiste en su campaña de descalificaciones del mundo periodístico –cuando menos aquel que no está de acuerdo con ÉL, que es la gran mayoría– llegando ya al insulto sin más. Lo mejor, subliminalmente, es escucharle a ÉL y leer los medios que a ÉL le gustan, hasta nuevo aviso.
El periodismo español no es que sea la panacea pero esas acusaciones e insultos ad hominen solamente son fruto de su soberbia y frustración consecuente. Debe pensar que todos los medios han imposibilitado su ascenso a los altares, al poder absoluto que deseaba más que azotar a una periodista, y por ello se la tiene jurada. No hay día que en su programa de ¿información? no ataque a unos y otros, cuando la realidad es que la mayoría le presta poca atención. De vez en cuando sacan alguna cosa (como El mundo ayer) pero es indirecta. Decir que Yolanda Díaz debería separarse de ÉL y toda la morralla que tiene detrás no es motivo para calificar a los periodistas de rameras babilónicas.
¿El periodismo tiene ideología? ¡Ay madre, que ha descubierto la rueda!
Quien no entienda que, desde los comienzos de la profesión, los distintos medios han tenido sus tendencias ideológicas, es que no ha entendido al propio ser humano. De siempre ha habido periódicos liberales, monárquicos, conservadores, socialistas, comunistas, católicos o mediopensionistas. Cada medio ha tenido su línea editorial como es lógico dentro un sistema competitivo. Si todos ofrecieran las mismas noticias, redactadas de forma similar y sin una visión poliédrica se estaría ante una carencia in-formativa. Que igual es lo que a ÉL le gustaría. Un líder, un partido, un periódico. Que le ataquen desde ciertos medios es normal, como puede serlo que le alaben desde otros. Claro que afirmar eso cuando se está a sueldo de una empresa mediática parece un poco extraño.
Se queja, desde hace poco, que La sexta, Eduardo Inda (con sólo citar el nombre cualquier persona con dos dedos de frente sabe que lo que diga es casi mentira. Con dos dedos de frente), El país y demás medios de derechas impidieron vencer al PSOE en la repetición de las elecciones en 2015. Una noticia inventada por las cloacas del PP en Interior, según ÉL, habría destruido sus opciones de ser la primera fuerza de izquierdas… porque lo dice ÉL. Ni los sondeos pre-invento, ni los sondeos post-invento alteraron realmente sus opciones. No iba a conseguir vencer al PSOE, ni consiguió convencer a los votantes de IU, ni nada de nada.
Carencia de vergüenza y ética
Lo curioso es que para aquella supuesta derrota buscaron otras excusas. Los prebostes de aquellos tiempos, antes de ser purgados y ajusticiados en plaza pública (redes sociales), culparon a Indra (el bulo estúpido que utilizan los que tienen menos de dos dedos), culparon a los mayores (incluso se plantearon quitarles el voto a partir de cierta edad), culparon a los medios, culparon a los votantes socialistas a los que calificaban de indigentes mentales (algo que siguen haciendo, cabe recordar), culparon, en definitiva, a todo el mundo menos a ellos mismos. ÉL y su cuadrilla no podían estar equivocados. No debieron pensar lo mismo los votantes de IU o ex-socialistas, curtidos en la verborrea de izquierdas y la tontería postmodenirta, que pasaron de votarles.
Igual por soberbia, igual por incapacidad analítica, igual porque tiene que pagar un casoplón. Permitan detener el camino aquí. Hace una semana los podemitas se quejaban que los medios no dijeran nada del “casoplón” que se ha comprado Alberto Núñez Feijóo junto a su esposa (ejecutiva de una empresa internacional) y dieran la barrila con la de ÉL. Para el grupo de los carentes habría que decir que Feijóo nunca ha dicho que se quedaría en su piso de toda la vida, o abandonaría su barrio. Algo que sí hizo ÉL. Prometió no irse de Vallecas, ni cambiar de casa, ni nada burgués, y en cuanto pudo se marchó a un casoplón de una urbanización en las postrimerías de la sierra de Guadarrama, donde habitan unos cuantos burgueses. Y con niñera a cargo de… Lo que se critica con el “casoplón” es la completa carencia de ética de ÉL, no la compra en sí.
Retomando el tema. Igual por soberbia o igual por resquemor personal, Iglesias está en una campaña contra los medios de comunicación que no le siguen el juego, imitando a alguien como Donald Trump. Los extremos (o ¿eran los extremeños?) se tocan más de lo que querrían admitir unos y otros. En general los periodistas escriben al dictado de la línea editorial de su medio. No mienten (salvo los de siempre) sino que buscan, en esa verdad más amplia, los matices que encajan con aquella. Y quienes escriben columnas de opinión no tienen por qué ser periodistas. Incluso hay profesores de universidad con currículos llenos de investigaciones y publicaciones relevantes en el ámbito académico. La verdad es que ÉL lleva muy mal las críticas. En general, parece que lleva mal la vida alrededor suyo.
Post Scriptum. Para las personas con carencias, quien esto escribe no es periodista y por ende no está haciendo una defensa corporativa.
Post Scriptum II. El libro del que ha tomado la cita de las putas es de Paco Ignacio Taibo II, La bicicleta de Leonardo, de la editorial Txapalata.