Donald Trump ha generado algo que muy pocos presidentes de los Estados Unidos han conseguido: crear un legado y una corriente política que se está extendiendo por todos los países con democracias asentadas de todos los continentes. La situación de crisis global, tanto social como económica, las dudas respecto a la globalización como elemento integrador, ha llevado a la ciudadanía a creer que, apoyando a los líderes que basan su discurso en el populismo y en las soluciones fáciles, su situación personal va a mejorar. Eso es falso, pero, por desgracia, está calando.
Hay que recordar que Trump llegó al poder con el lema «Make America Great Again» (MAGA) y, bajo ese argumento principal, asentó una campaña electoral basada en promesas cimentadas en políticas totalmente proteccionistas que, tal y como se ha comprobado, han tenido unas consecuencias nefastas para Estados Unidos. La mayor potencia mundial ha estado a punto de default por superar el techo de deuda por culpa de las medidas adoptadas por Donald Trump.
El trumpismo ha aterrizado en República Dominicana de la mano del partido Fuerza del Pueblo y de su líder, el expresidente Leonel Fernández, quien está calcando el modelo de Donald Trump de cara a volver a presentarse para 2024.
La estrategia de Leonel, al igual que MAGA, sobrevive gracias a la elección del momento como elemento para hacer oposición. No hay un objetivo concreto, es la polémica de turno la que mueve a Leonel, lo mismo que utilizó el expresidente estadounidense.
Cualquier pequeña anécdota es utilizada por Leonel y su partido para crear una «crisis nacional». Esta estrategia no tiene más opción que la de generar un escenario imaginario en el que todo va mal con el único objetivo que tapar los éxitos y los beneficios de las medidas de Luis Abinader, reformas que cuentan con el reconocimiento internacional.
El último movimiento trumpista del partido de Leonel Fernández ha sido el de poner en duda el sistema de recuento electoral de cara a las elecciones municipales, tal y como hizo Donald Trump tras perder los comicios de 2020. En concreto, Fuerza del Pueblo, a través de Manuel Crespo, delegado político de la organización trumpista dominicana.
«Nuestro Partido, la Fuerza del Pueblo estamos solicitando encarecidamente que se convoque a los delegados de los partidos y movimientos reconocidos ante la JCE, a un simulacro del proceso de escrutinio. Tanto los partidos políticos como el organismo comicial, deben agotar y realizar todas las acciones que sean necesarias a fin de despejar cualquier duda que puedan empañar o poner en tela de juicio los resultados electorales del año 2024. Entendemos que se deben hacer todos los esfuerzos para evitar que el día de las elecciones se comentan errores; en ese sentido, la correcta aplicación de la Resolución 10-2023 será fundamental para la certeza de los procesos comiciales del próximo año», afirmó Crespo en un vídeo.
Esta petición, enmarcada en una supuesta buena voluntad carente, no tiene más objetivo que dejar la mancha sobre el sistema electoral dominicano y dar a entender a la ciudadanía que se espera un «pucherazo» por parte del gobierno de Luis Abinader. Eso es dar un golpe democrático, como, no lo olvidemos, ya hizo Trump el 6 de enero de 2021 cuando sus partidarios fanáticos asaltaron el Capitolio de Washington.
Por el contrario, Leonel Fernández sí que sabe de «pucherazos» cuando en elecciones pasadas el PLD corría el riesgo de perder y, por ejemplo, se desconectaba el suministro eléctrico durante el recuento. Nadie sabe lo que pasó, pero, en realidad, todo el mundo lo intuye.
La democracia en República Dominicana está más en peligro de lo que muchos pueden pretender y la llegada del trumpismo lo único que provocará es una marcha atrás, una destrucción de los avances de Abinader que están siendo reconocidos a nivel mundial, para volver al régimen corrupto de los gobiernos de Leonel y de Danilo. ¿Eso quieren los dominicanos, tanto los que viven en su país como los de la diáspora? Si se dejan engañar, lo tendrán y luego vendrán los lloros.