Vergüenza ajena sienten unos. Vergüenza propia sienten otros, aunque en menor cantidad. La pelea entre el presidente del PP, Pablo Casado, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a cuenta de los contratos con el hermano de ésta es un bochorno para la democracia española. Cuando el PSOE pasó su calvario particular, no había detrás nada más allá de dos visiones sobre lo que se debía hacer y un puñado de egoísmo por una parte. Lo que viene ocurriendo en el PP no es por principios, incluso se puede decir que tampoco por una cuestión ética, sino por el poder para algo… No simplemente el poder por el poder en un sentido nietzscheano.
Se ha demostrado que los votantes del PP carecen de un sentido ético pues aceptan que Díaz Ayuso haya instaurado en la Comunidad de Madrid el “capitalismo de entorno”. Un reparto de los contratos públicos entre el ex-marido, el ex-novio, el hermano y el socio de la madre… que se sepa hasta ahora. Al ser contratos de urgencia nada hay ilegal en ello. Puede dar asco en términos éticos y morales, pero no es ilegal. Eso sí, todas estas personas que ahora apoyan lo que sucede deberían de dejar de recurrir a Juan Guerra para sus cuitas éticas. El “hermanísimo” también resultó absuelto.
¿Pelea por el poder?
Nos cuentan los medios de la derecha, esos que, como se cuenta aquí habitualmente, sobreviven gracias a las subvenciones (también legales) de la Comunidad de Madrid (y de Andalucía), que esto es una pelea por el poder entre los malos, Casado y cía., y la candidata que podría acabar con el socialcomunismo de Pedro Sánchez, Díaz Ayuso. Cuestiones de poder existen sin duda pero no por los motivos tan prosaicos que venden los amanuenses de la puerta del Sol. El madrileñismo ideológico no les permite ver más allá de las fronteras mentales de la Autonomía, pero no es el tema.
Casado, que llevaba muerto un par de años y aguantaba gracias a unas encuestas que le mantenían con posibilidades de victoria, sólo quiso taparse ante un posible caso de corrupción, el cual podría utilizar en su batalla personal con Ayuso. El informe que le pasaron desde la propia administración madrileña (no se crean los inventos de la prensa), como reconocen dirigentes off the record, asustó al dirigente. Su error fue encargar a Ángel Carromero la labor de investigación, no investigar si había algo. Como reconocen en el PP algunos cargos, ya se había avisado a Génova (7ª planta) del cambio en la concesión de contratos. Y se asustaron.
Maltrato a las demás familias peperas
Teodoro García-Egea no es que sea un buen secretario general. Su inutilidad ha quedado plasmada en todos los incendios que tiene por España. Aunque les pueda parecer increíble a los gavioteros que hoy ocupan el poder en el PP, hay gentes que eso de la democracia (al menos entre dirigentes) se lo creen y las imposiciones lo llevan mal. Pero en este caso, en el de la Comunidad de Madrid, no ha actuado contra los ayuseros sino que ha defendido a las distintas familias del PP. Mientras lloraba en la iglesia o defendía con torpeza a la Iglesia católica, viene “puteando” a los católicos del partido.
En cuanto se proclamó presidenta (pese a no vencer en las elecciones autonómicas de 2019) Ayuso y su séquito de comunicadores se lanzaron a controla el partido desde la institución. Una vez que venció en las segundas elecciones se ha creído, cuentan algunos cargos medios, que el PP era suyo y ha empezado malmeter contra distintos cargos del partido. Personas que no eran casadistas en sí sino simples peperos, que se han partido la cara por el PP cuando venían mal dadas (Esperanza Aguirre y su corrupción; Ignacio González y su corrupción; Cristina Cifuentes y sus cremas; etc.). También se ha atacado a esos cargos que se patean la Comunidad, especialmente los pueblos más recónditos.
Las distintas familias del PP (ya saben liberales, democristianos, opusdeístas, kikos, flechas, alcaldes, etc.) han sufrido en sus carnes al equipo de Ayuso. Amenazas con no volver a listas. Cancelación del trabajo de partido. Palos en las ruedas o abandono institucional con cuestiones de gestión complicadas… La fidelidad y sumisión debe ser total a la presidenta o se señala el camino de salida. Esto lo conocían García-Egea y Casado de primera mano y ha sido una las causas de no ceder a las pretensiones de controlar el PP madrileño de Ayuso.
La prensa sólo ayusera
Hay otra cuestión que también ha molestado a la dirección actual del PP. El dinero que se ha venido entregando mediante subvenciones y publicidad a numerosos medios de comunicación tenía una orientación clara. Quienes conocen esos medios saben que había que potenciar la imagen de Ayuso frente a Génova y otros barones regionales. Antes esos dineros de subvenciones eran una forma no disimulada de conseguir un apoyo a todo el PP, no sólo a una persona. De ahí que haya habido un enfado con el equipo de Ayuso al respecto.
Han estado creando una imagen, completamente alejada de la realidad de la persona que es Ayuso, con la intención de capitalizar apoyos mirando a Moncloa. Una falta de respeto a Casado y su equipo que son los que vencieron en el Congreso del PP. Cuando el presidente pepero dice que gracias a él Ayuso llegó a donde está, tiene razón. Se cargó a un presidente y machaca del partido desde hace tiempo, Ángel Garrido, para colocar a su amiga. No contaban en Génova 13 que la prensa fuese a arrastrarse como lo hacen en apoyo de la presidenta. Y ahora Casado no tiene fondos para “convencer” a ciertos medios.
El desarrollo infraestructural de Madrid
Existe una causa que no se ha querido poner sobre la mesa: el desarrollo urbanístico e infraestructural en la Comunidad de Madrid que viene. Hay casi 20.000 millones en inversiones y contratos paras los próximos años. Una cantidad sumamente jugosa para que empresarios, avispados y conseguidores estén salivando. Ustedes se preguntarán ¿qué tiene esto que ver con la disputa Casado-Ayuso? Muy sencillo, hay grupos empresariales que se pueden quedar fuera del reparto por la nueva política de la presidenta.
Los “empresarios habituales”, esos que cuando hacen falta “donativos” están ahí, están siendo desplazados de los contratos de la Comunidad. No piensen en los grandes empresarios, que esos siempre están en el reparto del capitalismo de amiguetes, sino en otros más pequeños que se benefician de un tramo de carretera aquí, unas canalizaciones allí, unas casas más allá… lo habitual. Ver como la presidenta está entregando dinero a “su entorno”, que va más allá de sus familiares y ex-parejas, mientras se olvida de los que siempre han estado al pie del cañón ha sido comunicado a la planta noble de Génova.
Un PP plataforma para Isabel
Hay un trasfondo económico en la disputa que llega hasta instituciones educativas, especialmente universitarias, y que tiene como finalidad algo tan espurio como conseguir el apoyo a una persona por encima de principios, políticas o el mismo partido. Miguel Ángel Rodríguez pensando en el populismo alt-right estadounidense no quiere un PP como partido, sino una plataforma personalista para Isabel. Algo así como la Francia en marcha de Emmanuel Macron o el actual PSOE de Sánchez. Una política de plataformas personalistas que se desarrolla en algunos lugares del mundo… salvo que en España el sistema no permite estas plataformas salvo que el partido quede completamente diluido.
Al final se han creído lo que los amanuenses digitales, antiguamente conocidos como periodistas sobre-cogedores, dicen de la presidenta sin pensar que los datos y el pensamiento de las personas más allá de Madrid opinan de forma distinta. El ayusismo a Mañueco le ha servido para quedarse como estaba y Vox subiendo. El ayusismo ha servido para que casi desaparezca el PP en Cataluña. Menos en Madrid donde el consumo de la prensa nacional es mayor y toda la tertulianada está centrada en el tema, en el resto de España parece que es Vox quien crece… como en Madrid aunque lo escondan.
Como sucede siempre que hay una disputa en la derecha política, no hay nada como seguir la pista del dinero para comprobar dónde está el quid de la cuestión o la trama. En este caso también hay un tema, como reconocen en el PP nacional y madrileño, que va más allá de lo meramente aparatero. Ayuso, aunque posiblemente haya vencido –desde luego, tiene mayor capacidad de movilización de militantes para manifestarse en Génova- a Casado, igual ha enterrado su carrera política más allá de Madrid. Siempre se le podrá decir “¿Y esas inversiones son para su hermano, su ex-novio, su ex-marido o algún familiar?”. Salvo que se sea como Bustos (director de Opinión de El mundo) que le gusta que le tanguen los del PP, más allá hay personas con ética.