El 11 de febrero pasado dos concejales de Ciudadanos en Móstoles (¿Dónde iba a ser si no?) presentaron su renuncia a estar en el grupo municipal naranja para pasar al grupo mixto. Una escisión que no ha gustado nada en Ciudadanos pero que no deja de ser algo normal pues en Pinto también se ha producido y en algunos municipios como Leganés o Getafe andan a manos todos los días. Usted que no sigue la actualidad municipal, salvo de su propio municipio, pensará que es producto de la descomposición orgánica que viene sufriendo la formación naranja. Puede pensar que son personas que están asqueadas por el trato de favor que están dando a la ultra-derecha; por la carencia de democracia interna en el propio partido; o simplemente porque sean personas que están buscando el cariño de otros grupos políticos. También, y esto es algo que intentan silenciar desde dentro de Ciudadanos, puede ser culpa de quien ha situado en esos puestos a personas que carecen de valores éticos. Esa persona, como pueden suponer, tiene nombre y apellidos: César Zafra.
El secretario de Organización de Ciudadanos, tal y como cuentan desde dentro de su propio partido, ha hecho y deshecho por filias y fobias en las listas municipales. A pesar de que la estructura orgánica se quiso diseñar para evitar que los dirigentes regionales tuviesen todo el poder de sus territorios, al final los secretarios de organización han acabado imponiendo sus voluntades allí donde había discrepancias. Esto ha pasado con Zafra en la Comunidad de Madrid. Si en Leganés permitió que el candidato se presentase aun conociéndose que tenía negocios extraños, con posibles delitos contra la Hacienda pública y odiado por sus propios compañeros pepineros, en Móstoles fue el propio dirigente naranja quien situó a Sara Isabel Pino en los puestos de salida. Buena amiga del candidato mostoleño y de la “cuerda de poder” del propio Zafra. Bien es cierto que esa ascensión se produjo porque la pareja de Pino abandonó la lista para irse a trabajar a una famosa productora televisiva según comentan en el interior del propio Ciudadanos Móstoles.
Una muestra más de transfuguismo en Ciudadanos ante la cual han distribuido entre sus afiliados el siguiente mensaje: “Seguramente a estas alturas sabréis que dos de los concejales de Móstoles han dejado el Grupo Municipal. Además se han dedicado a verter todo tipo de calumnias contra sus propios compañeros y el partido que les ha dado esta oportunidad. Desde el partido se les ha abierto expediente disciplinario con suspensión inmediata de militancia, este expediente se ha iniciado por varios motivos, entre otros ‘falta de compromiso con el proyecto, ausencias injustificadas e incumplimiento con el trabajo diario de grupo municipal’ y haber incumplido con su actitud ‘las directrices del partido’. Otro motivos es que ya no asistían a ni a los Plenos. Los Concejales adquirimos un compromiso y una responsabilidad cuando aceptamos nuestra acta de Concejal, con el partido y con nuestros votantes. Es inadmisible esta actitud y una vergüenza para todos los que trabajamos para Ciudadanos”. Más allá de no saber escribir de forma correcta, queda claro que desde la calle Alcalá se ha dado orden de acabar con estas personas de todas las formas posibles, sin aportar pruebas de que lo que dicen sea verdad. Además, ese abandono se produjo el día que Zafra había montado un acto contra el enchufismo en Móstoles. Él que, según cuentan dentro de Ciudadanos, enchufa a todo el mundo que haga falta.
Las malas lenguas, que haberlas haylas y aportan un argumento mejor que el ofrecido por Zafra y sus edecanes, dicen que cansados de que el portavoz municipal y la dos se estuviesen llevando a casa más de 50.000 euros anuales, mientras que ellos dos sólo 17.000 euros en vez de haber partido las liberaciones y cobrar todos lo mismo, habrían escuchado los cantos de sirena de la alcaldesa. Sí esa misma Noelia Posse que no se sabe si está o deja de estar en el PSOE según el día y el dedazo correspondiente. Según esas fuentes les habrían tanteado para salirse de Ciudadanos y tener una paga un poco mayor en el Grupo mixto. El tiempo dirá si esta rumorología es cierta, pero lo que no deja lugar a dudas es que los fichajes de Zafra suelen fallar casi siempre. Como aquel concejal de Alcorcón que se dedicaba a presionar a trabajadores municipales con minusvalías para proteger a sus amigos. O lo que sucede en Getafe donde se está investigando a una concejal que tiene una empresa que contrata con el Ayuntamiento (puso a su hija como administradora para evitar que se viesen los vínculos claramente), que también colocó Zafra. Donde vean que hay escisiones o problemas no piensen mucho, seguro que la mano del “niñato” (como le llaman los afiliados de Ciudadanos en privado) está detrás. ¿Dónde saltará la próxima liebre tras Móstoles y Pinto? ¿En Villaviciosa de Odón? ¿Otra vez en Valdemoro?