Al menos al 90% de la población española le importa poco o nada lo que pasa en Venezuela. Parece que sólo es interesante para una clase política, para una gran parte cuando menos, que parece no tener otra cosa que hacer que ir catalogando democracias y dictaduras por el mundo. Ayer ya se dijo en estas páginas cómo la derecha española tiene una visión muy sui generis del apoyo o no a dictaduras. Las que son amigas y tienen dinero son buenas y las demás son malas, especialmente si se disfrazan con el manto de la izquierda. Es la realpolitik del dinero ni más ni menos. Pero eso a la mayor parte de la población le importa muy poco y suele desconectar cuando se insiste desde los medios de comunicación del establishment. Sólo hay que mirar atentamente para ver que si desde esos medios se insiste, no tanto estos días como anteriormente, en el tema venezolano es que algo están tapando.
Ahora bien, cualquier persona de bien que viva en España se debe preguntar ¿por qué PP y Ciudadanos insisten tanto en defender a la oposición venezolana si el tema se nos queda lejos? Si es tal la humanidad que sienten en las formaciones de la derecha ¿por qué no lo demuestran en otros casos u otros exiliados como todos esos que llegan en pateras a nuestras costas? La realidad es que no defienden a la oposición venezolana por caridad o fraternidad sino por intereses puramente particulares y adscritos a los intereses de la clase dominante. Que el gobierno de Nicolás Maduro sea aberrante y él un sátrapa, como lo puede ser el presidente chino o el rey de Arabia Saudí, no empece para que haya movimientos que no son en favor del pueblo sino de la clase poderosa. Albert Rivera y Pablo Casado serían incapaces de citar más de dos o tres cuestiones culturales de Venezuela, no les interesa en sí nada. Cuando acuden a América Latina lo hacen como señores imperiales o para darse una pátina internacionalista al currículum político, realmente les interesa poco o nada lo que allí pase salvo que sufran los intereses económicos de la clase dominante o de la potencia imperial.
Durante un tiempo utilizaron Venezuela para tener un arma contra Podemos, algo que siguen utilizando, aunque visto el proceso de autodestrucción de la formación morada casi mejor dejarles solos. Nos metieron Venezuela hasta en la sopa en las televisiones del establishment por hacer daño a Pablo Iglesias y sus correligionarios y, una vez que el miedo desapareció, el país sudamericano dejó de importar. Lilian Tintori ya casi es un fantasma del pasado y no se sabe de ella cuando antes estaba a todas horas en todas las televisiones. “Venezuela” ha quedado como un remedo contra Podemos en parlamentos y plenos municipales, sin gracia alguna eso sí. Sin embargo, el golpe de Estado que ha dado Juan Guaidó, muy parecido en los modos a la proclamación de la República Catalana (algo que esconden las derechas “constitucionalistas”), ha generado una reacción al unísono de la potencia imperial de Casado y Rivera. Y una exigencias absurdas cuando se forma parte de la Unión Europea que sólo muestran para quienes trabajan realmente en el PP y en Ciudadanos.
Lo primero es siempre estar al lado de la potencia imperial de EEUU. A pesar de que por la aplicación de la doctrina Monroe España fue invadida en Cuba (¿recuerdan el desastre de 1898?), los neoconservadores y la derecha extrema son completamente súbditos del Imperio estadounidense. Casado y Rivera no defienden intereses españoles principalmente sino el orden mundial, en este caso en el continente americano, que quiere seguir dominando EEUU. Un Imperio al servicio de los intereses monetarios del César actual que ni Casado, ni Rivera piensan tocar. El primero aún no, pero el segundo ya pasó el examen de los poderosos imperiales en el club Bilderberg. Tras una larga década donde EEUU no ha podido controlar a su gusto, y eso que desde la CIA y su tapadera National Endowment for Democracy (Fundación Nacional para la Democracia) y USAID, organizaciones con las que tienen vínculos José María Aznar y Álvaro Uribe. El primero el jefe de Casado y Rivera, y el segundo del presidente colombiano Iván Duque y del ecuatoriano Lenín Moreno. Un control total del Imperio que desde España las derechas han de proteger frente a la Unión Europea si cabe. Para que luego vendan que son europeístas y no son más que dos infiltrados imperiales.
El presidente del Gobierno Pedro Sánchez, pese a haber hablado (seguramente por cortesía) con el golpista, ya ha dicho que debe ser la Unión Europea la que decida en este caso qué postura defender. En un nuevo ejemplo de lealtad institucional y de necesidad de construcción europea, el socialdemócrata no se ha dejado llevar por los anhelos de la CIA, ni las proclamas aberrantes y fascistoides de los portavoces de las derechas españolas. Increíble que Casado haya criticado al presidente por estar en la cumbre de Davos, una de las reuniones económicas internacionales más importantes, y no en España apoyando el golpe de Estado. Igual, sólo igual, señor Casado en Davos es capaz de intervenir mucho mejor en política internacional que viéndole a usted la cara. Pero el recién llegado a la cúpula del PP necesita quedar bien con el Imperio y los enlaces de la CIA. Lo de Rivera es de hace más tiempo.
En segundo término es obvio que las empresas energéticas (especialmente las del petróleo) y los bancos españoles que están detrás de ellas presionan para hacer caer a Maduro (con Chávez no tenían problemas, es más trabajaban mano a mano). Ya que han invertido mucho dinero y esfuerzos en poner a Ciudadanos donde está, ahora esperan que Rivera responda como lo está haciendo. Hay que defender los intereses de la clase dominante española que tanto le apoya. Y si tiene que pegar codazos por ello a Casado lo hará. Banqueros y energéticos (más algún farmacéutico) están detrás de Ciudadanos como es sabido y ahora se lo están cobrando. Rivera debe defender los intereses particulares de quienes controlan esas empresas y Casado también. Los intereses de unos señores muy ricos antes que los intereses de España como nación. Los que tanto hablan de defender la nación, justo cuando se interponen los intereses de la clase dominante la olvidan y la patean. El petróleo, el gas, los minerales venezolanos no sólo están detrás del apoyo de Trump sino de las presiones de las derechas españolas. Esquilmar al otro para que la clase dominante siga acumulando dinero.
Otra cuestión por la que Casado y Rivera han salido a pedir mociones por toda España de apoyo en todas las instituciones (Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y Cortes Generales) a los golpistas. Que es obvio que el concejal de Villarriba tiene una capacidad internacional que ni Vladimir Putin (quien no apoya el golpe y defiende sus propios intereses como es obvio en este juego). No es más que un intento de hacer quedar mal al gobierno y a sus socios y poder decir que apoyan la dictadura. Después de pactar con el neofascismo internacional necesitan limpiarse señalando a las izquierdas como dictatoriales y autoritarias. Aunque sea apoyando un golpe de Estado paradójicamente. Unas mociones que tienen otra intención cual es devolver los favores de esa burguesía venezolana que, según los rumores del Todo Madrid, están apoyando de forma directa y con donaciones a PP y Ciudadanos. De algún político incluso se cuentan más cosas que no han sido confirmadas.
El rumor está ahí porque el poderío económico del “exilio venezolano” es asombroso. Un “exilio” que trabaja con millones de euros en efectivo y utilizando numerosas empresas offshore. Grandes compras en el barrio de Salamanca, de los más caros de la capital; cenas con políticos (Casado entre ellos) en restaurantes de los más caros; y risas en algunos de los gimnasios más elitistas, donde dicen haber visto a Rivera con millonarios venezolanos. De ahí que el rumor, potente pero rumor, de que ciertos dineros de los millonarios pueden haber ido a parar a las organizaciones políticas como donaciones. Como las donaciones están protegidas por la ley de datos no se pueden cruzar nombres aún. Curiosamente, eso sí se puede atestiguar, estos riquísimos venezolanos siempre son vistos en actos con dirigentes del PP y Ciudadanos, pero no en otros con los del PSOE o el PNV (y eso que Euskadi tiene una gran conexión con Venezuela, como la tiene Canarias). Hay que defender los intereses de los amigos y del imperio. La ciudadanía, como siempre ocurre con la derecha, no importa.