El ridículo que están haciendo el nutrido grupo de sanchistas afiliados al PSOE defendiendo del acuerdo unilateral, al que ha llegado Pedro Sánchez con ERC, es de los que serán recordados. Más les vale borrar todos esos mensajes escritos en redes sociales e intentar que los vídeos de sus intervenciones no vuelvan a aparecer porque les marcará en el futuro. Pese a que la clase política tiene más cara que espalda y aguantan lo que les echen, esto sí que puede hundir carreras por mucho que se arrastren y genuflexen en el futuro.

Tras pasar un par de semanas intentando que el susanismo, que todavía queda en el PSOE de Andalucía, no se reorganice, Juan Espadas ha salido a defender a su sanchidad con una enorme boutade. Además del “¿Qué hay de lo mío?” típico del populismo andaluz, ese que tan engarzado se encuentra a la figura de Blas Infante, por tener escasos conocimientos de la estructuración de un Estado, ha terminado defendiendo casi la independencia de Cataluña y, a la vez, el acuerdo plural entre participantes regionales. ¿Contradictorio? Sin duda. No se enterará Espadas porque la ignorancia le impide tener constancia de ello. Ahora bien, le ha extendido alfombra roja al incompetente de Bonilla.

Dicen los defensores del acuerdo Sánchez-ERC que todo lo allí firmado está en la Declaración de Granada. O bien no se han leído la declaración, o bien tienen problemas de analfabetismo funcional. Si algo dice la susodicha declaración es que todo se acordará de forma plural y con igualdad entre regiones. Lo que olvidan la mayoría, porque además de incomprensión suman memoria de pez, es que esa Declaración le fue impuesta a Alfredo Pérez Rubalcaba por el PSC y los chaconistas.

Enfadados ambos grupos por haber perdido el congreso del partido, pese a contar con el apoyo del anterior secretario general José Luis Rodríguez Zapatero —igual por eso perdieron y todavía no se han dado cuenta—, estuvieron conspirando y poniendo palos en las ruedas al nuevo secretario, con personajes como Patxi López (todo hay que decirlo), y solicitando el derecho de autodeterminación. Rubalcaba, tomando como modelo un documento de la Fundación Alfonso Perales andaluza, convocó una reunión amplia en Granada para salvar el cuello, momentáneamente, con la susodicha declración, la cual hablaba de federalismo pero no de fueros o privilegios como sucede en el caso Sánchez-ERC.

En su momento Zapatero, el más sibilino y dañino secretario general que ha tenido el PSOE hasta Sánchez (que está en la pelea por el trono), firmó el pacto del Tinell para dejar fuera a la derecha en un abrazo con los secesionistas/independentistas de todo color, algo que el PSC —partido compuesto por independentistas cobardes pero tan catalanistas o más que los de ERC (de ahí que Gestora les parase los pies aunque con Sánchez han vuelto a las andadas)— celebró como un triunfo partidista y monetario (les daría muchos cargos para mantener a toda esa recua de paniaguados que tienen en Cataluña). Por eso cuando Rubalcaba, que defendía el federalismo, el de verdad, no el inventado/manipulado, se hizo con el poder del PSOE se lanzaron a su cuello. Aspiraban a gobernar en Madrid por persona interpuesta (Carmen Chacón) y se quedaron con las ganas.

Porque Zapatero, como Sánchez, no saben qué es el federalismo o el confederalismo. Les cuesta distinguir entre ambos sistemas porque carecen de interés intelectual, como le pasó a Zapatero con el republicanismo… el cual utilizó para colar toda la podredumbre progresista de los manuales de la CIA o el mal llamado wokismo. En todo ello lo principal es la igualdad y la fraternidad, las cuales conforman el marco federal o republicano. Si existe desigualdad ya se camina hacia el confederalismo donde se está junto por un provecho parcial, como defenderse de enemigos exteriores. En el federalismo todos son libres de llegar al máximo de lo acordado siendo solidarios y entes iguales. Lo que, con disfuncionalidades o asimetrías, establece la Constitución de 1978.

Esto no lo comprenden los sanchistas, aunque sí los socialdemócratas que quedan aún en el PSOE (pocos, cada vez menos por la purga sanchista), por ello son los que han levantado la voz. Si recuerdan la primera república española, aquello acabó como el rosario de la aurora debido a que cada cual quería lo suyo y ya se vería lo de los demás (lean los magníficos textos de Jorge Vilches y Javier Santamarta). Eso lo aprendieron los constituyentes e introdujeron las Comunidades Autónomas. El modelo que propugnan Sánchez y Zapatero, que se nota que odian España en sí, es una confederación donde algunos tendrán privilegios y el resto acabará pagando las pensiones y la sanidad de esos privilegiados.

Se ruega al sanchismo, tanto casta como base, que en lo posible estudien antes de hacer el ridículo en redes sociales y medios de comunicación. López o Espadas no van a estudiar, ni van a dejar de hacer el ridículo, pero es que ellos viven de la canonjía que tienen y que no piensan dejar. No vaya a ser que tengan que volver a trabajar o empezar a ello. El resto si no saben torear mejor no se metan.

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