Sin lugar a dudas, en la República Dominicana se ha marcado un punto de inflexión positivo con la llegada de Luis Abinader a la presidencia. Su gestión, en tiempos de crisis globales muy profundas, ha sido certera y positiva. Esto ha quedado demostrado así en las reiteradas ocasiones en que los organismos internacionales han reconocido al país caribeño por la posición que hoy en día ocupa en sectores clave para el crecimiento mundial.
A pesar de que los datos muestran ante todo el resultado efectivo de una gestión basada en el conocimiento, el pueblo dominicano necesita ver el impacto directo en su calidad de vida, porque fue justamente con esta esperanza que de manera democrática salieron a las urnas a elegir un gobernante.
El presidente dominicano, basándose en las demandas de la ciudadanía que lo eligió, está desarrollando una línea de trabajo coherente de los resultados obtenidos y su traslación al pueblo dominicano. Un ejemplo de esto puede verse en un solo fin de semana de la agenda del Jefe de Estado dominicano.
En dos días, ciudadanos dominicanos recibieron de parte de la actual administración, la inauguración de 46 apartamentos que completa un proyecto habitacional que beneficia a 136 familias. El mandatario también inauguró un nuevo Centro de Atención Integral a la Primera Infancia (CAIPI) que integrará a 341 niños y niñas con edades de 0 a 5 años.
Entre las demás obras de las que el primer gobernante dominicano hizo entrega entre el sábado y el domingo para brindar la mejora en el estilo de vida de los dominicanos se encuentran un Centro Educativo, el cual beneficiará a 945 estudiantes, la entrega de las urgencias y la reforma de un hospital que va en beneficio de más de 33.000 personas, la inauguración de 108 unidades habitacionales y la puesta en funcionamiento de una planta de tratamiento de agua potable.
Luis Abinader durante una actividad expresó que «para eso nos esforzamos en recuperar la economía y crear más y mejores empleos, haciendo acueductos para que más personas tengan acceso al agua potable, haciendo viviendas, entregándoles sus títulos de propiedad y establecimiento un constante apoyo a la familia». Estas palabras no quedan al aire, sino que se convierten en hechos fehacientes.
Hechos como estos no solo llenan de entusiasmo y alegría a los residentes de la República Dominicana, sino a su diáspora, esa que se dedica a trabajar fuertemente en cada país en el que se encuentren, con la finalidad de poder enviarles remesas a sus familiares para que puedan poseer más comodidades.
Es un impulso para cada dominicano que reside en el exterior ver que en su país de origen están trabajando para su pueblo, independientemente de que ellos por muchos años fueron abandonados por administraciones. Este sector que tanto aporta a su nación y que tiene los mismos derechos que todos los dominicanos necesita más de manera directa, pero es una recompensa para ellos que se le de a la sociedad dominicana algo de lo que ellos tanto aportan.