Cuando alguien es patético en el histórico de su vida no cambia al llegar a un puesto de mayor enjundia o se hace públicamente más conocido. El presidente pepero llegó a su puesto como rechazo al marianismo-sorayismo. En la rebelión de los militantes del PP no tuvieron mejor idea que aupar al menos capaz –ese hablar cantinflesco como vicesecretario de comunicación ya indicaba lo que había- porque pensaban que ya habría tiempo de cambiarle por alguien con más capacidad o cuajo político. Una forma patética de llegar a la presidencia que encaja con el propio patetismo del personaje, el cual no duda en confirmarlo en cada una de sus intervenciones en público.
Pablo Casado acudió ayer al programa de la casquería matutina para que Susanna Griso le masajease políticamente y buscando el casito que parece no le dan otras personas. Entre ellas el presidente del gobierno Pedro Sánchez, contra quien el pepero ha sacado su faceta más patética al quejarse de que no le responde las llamadas. Parece que es obligación del presidente del gobierno escuchar las ocurrencias de la oposición siempre y cuando le venga en gana a ésta. No hay manual de estilo sobre eso, pero tampoco es que exista una regla de cortesía que suponga aguantar al primer tontolaba político cuando para lo importante se esconde detrás de una roca en Ávila o Palencia jugando al escondite para hacerse el interesante. Resulta, como pueden escuchar en el vídeo adjunto, que Casado llamó a Sánchez para hacerle saber cuáles eran sus propuestas para el estado de alarma justo antes de una reunión con presidentes autonómicos y dirigentes de la UE. Se queja que, después de esa llamada, no le haya devuelto la misma sin percatarse que ese tema quedó resuelto un día después de la llamada.
Casado es como esas personas odiosas que siempre hacen una perdida para que les llamen y ahorrarse el consumo o bien dárselas de importantes. “Le he hecho una perdida al Sánchez y no me contesta. ¡Jo tía!” es la traducción mejor para las palabras entre el pepero y la masajista mediática. Si ya había explicado en los medios durante tres días su propuesta para el estado de alarma –repitiendo como un papagayo “Hay que salvar la navidad!” que era su única obsesión- ¿para qué le van a coger el teléfono? Bastante tenía el presidente intentando cuadrar los apoyos para los presupuestos, algo mucho más importante para los españoles que las estolideces de Casado, como para estar a cosas infantiles. Porque en el fondo, el pepero se comporta en política como lo haría en clase –cuando iba claro-, quejándose a la profesora o a la mamá al llegar a casa de que tal o cual no le hacía caso. Y lo dice cinco semanas después –si se fijan cinco semanas ahora son un mes según Casado- para aparentar ser agraviado por la soberbia del presidente. Más que soberbia es cansancio de escucharle para cosas poco importantes.
¿Ha llamado Casado para renovar el CGPJ? Hasta apagado debe aparecer el teléfono en esas ocasiones. Como eso no le interesa, pues se debe a aquellos que le salvaron de acabar imputado por fraude en sus estudios, no llama ni responde llamadas. Para estupideces y bravuconadas sí está siempre dispuesto, para lo que afecta a todos los españoles no. Si afectase solamente a las empresas, especialmente de sus jefes, entonces perdería el culo corriendo para lo hiciese falta. De hecho bien que ha salido a defender a las empresas turísticas frente a la ministra Reyes Maroto, quien no ha visto ningún motivo para bajar el IVA al turismo, pues cabe recordar que numerosos benefactores y altos cargos del PP están relacionados con ese sector.
También el masaje televisivo de Griso ha servido para comprobar que Casado no es más que la contradicción hecha persona. Dice una cosa y la contraria a la vez sin parpadear. Resulta que los supuestos 70.000 muertos por la pandemia son culpa de Sánchez pero donde gobierna el PP las cosas se hacen bien. A ver, si la gestión es gubernamental para cargarle los muertos, también lo es para los bueno. Porque si resulta que la gestión es autonómica, y de ahí saca pecho –aunque para hundírselo como verán-, los muertos son autonómicos. Claro que saca pecho no se sabe muy bien por qué. En Madrid se ha sabido estos días que han vuelto a mentir con las cifras de positivos. Y cuando decían que estaba bajando la curva y sólo había 3.000 resulta que ocultaban otros 4.000 contagiados. Cuando dicen que sólo han muerto 19.000 resulta que esconden otros tantos. ¡Y qué decir de Juan Manuel Moreno Bonilla! Está Andalucía, donde no han podido vacunar contra la gripe a toda la población de riesgo, como para echar cohetes sí. No se sabe bien a qué se refiere Casado con hacer bien las cosas en las comunidades gobernadas por el PP… ¿se referirá a los milloncejos que están desviando hacia los bolsillos de los de siempre?
Se ha enfadado Casado porque el presidente del gobierno no le devuelve la llamada –es para imaginar a Sánchez viendo el móvil con la llamada entrante y pensar, como hace todo el mundo con los pesados y cansinas, “ya está el pesado este”- y se va a contarlo a la televisión para ver si le hacen casito. En realidad, por mucho que intente aparentar, nadie en España conoce realmente qué habría hecho Casado en estas circunstancias salvo los mantras de “bajar impuestos”, “salvar la navidad” y “todos los fondos europeos para las empresas”. Nadie sabe lo que habría hecho pero lo sospecha que es casi peor. Después del masaje habrá salido de los estudios diciéndose “eres un machote”, “vamos campeón que le tienes acorralado”, mientras Sánchez estaba a cosas más importantes en Canarias. Defendiendo a España mientras otros que la llevan en la boca no hacen más que pisotearla. Por cierto, los socialistas patriotas pueden no estar de acuerdo con ciertas cosas que hace Sánchez, especialmente en lo que respecta al vaciamiento del PSOE, pero desde luego jamás van a apoyar a una persona como Casado, ni a seguirle el juego así que lo mejor es dejar de insistir en el tema.