Lo mediático digital ha ampliado un tipo de (des)información que en los tiempos de la información en papel estaba reservado a la “prensa amarilla”, esto es, a los periódicos destinados conscientemente a lo escandaloso o “lo rosa”. La información digital actual de los medios de comunicación que se autocatalogan de serios ha seguido esa senda de (des)información utilizando el titular como mecanismo de generación de opinión pública. Titulares escandalosos que no tienen nada que ver con el contenido mismo del texto; o titulares, directamente, inventados con noticias que son completamente falsas. No hablamos de las columnas de opinión donde, desde que la prensa irrumpió en la cotidianeidad de las masas, se dice cualquier barrabasada. Ahora más bien todos los titulares acaban remitiendo a opinión y allí es donde triunfan los manipuladores y los doxósofos.
Muchas personas, en los medios digitales tenemos esos datos, tan sólo se informan por los titulares. Ni entran en los artículos para ver el desarrollo de la noticia, ni se preguntan por la posibilidad de que la realidad no se encuentre reflejada en el titular. No es sólo que se proponga un titular para la obtención de visitas o me gustas (el click bait) sino que se conoce que las personas en su mayoría ni leen esas noticias por lo que se juega a la manipulación mental mediante el uso del titular. Al final da igual el propio contenido de la (des)información, con el mero titular ya se acusa a un político, se deslegitima a un partido o se induce a pensar en tal o cual política implementada. Es todo un mundo de mentiras, en realidad, que propician las propias personas que sólo se informan por los titulares. Cuestión bien distinta de ver todos los titulares y elegir cuál sí o cuál no leer, la mayoría de personas que utilizan las redes sociales y lo digital como mecanismo de información tan sólo leen el titular. Si coincide con sus prejuicios lo dan por bueno, si no lo hace lo consideran falso o mentira sin entrar a analizar en detalle la propia información. Cientos de miles de comentarios en redes sociales señalando la mala fe de unos y otros por un titular determinado dan buena prueba de ello.
Sin ir más lejos, en estas mismas páginas, ayer propusimos un artículo “inocente” por ser el 28 de diciembre con un titular que incluía una irrealidad, si se piensa en términos racionales, en el propio titular pero lo suficientemente verídico para alentar a la lectura de un texto carente de sentido. Miles de personas clamaron contra la UE y Pablo Casado sin percatarse de la inocentada lo que confirma que la (des)información mediante los titulares está extendida por las redes sociales. No ayudan a informarse mejor según parece sino a la vagancia de la lectura del texto en sí y a quedarse en el mero titular. Esto lo saben en la derecha mediática y dan buena muestra de ello diariamente. Especialmente se observa en dos medios El Mundo y OkDiario aunque el resto de los medios de comunicación no son ajenos a este uso escandaloso y manipulador. Eduardo Inda reina en el mundo de la desinformación (ahora sí sin paréntesis) y se le ha sumado Francisco Rosell. En ambos casos los titulares no tienen nada que ver con la información o la ofrecen de manera completamente sesgada alejándose de la realidad de los hechos. Unos hechos que pueden ser analizados poliédricamente pero no obviados como suelen hacer estos dos directores que se dedican a la mera manipulación y desinformación en favor de intereses de una fracción de la clase dominante.
Y este tipo de periodismo triunfa y tiene la capacidad de manipular las mentes de las personas porque éstas mismas se han entregado a la pereza y a informarse por el titular sin leer el texto o la información en sí misma. Esa (des)información genera al final una ciudadanía más pobre, menos capaz de hacerse una idea de lo que le rodea verdaderamente y pierde elementos de juicio para enfrentar la realidad. Se está creando, mejor dicho, están creando un mundo paralelo de virtualidad irreflexiva donde parece que el mero titular ya contiene toda la verdad y deja de ser una invitación a la lectura de todo el texto. Una manipulación que llega al extremo cuando lo que se utilizan son porcentajes o datos que se presentan sesgados. No es lo mismo decir “Un 10% de la mujeres matan a sus parejas” que “Un 90% de los hombres matan a sus parejas” y la información es la misma. En términos políticos, por seguir con los ejemplos de esa manipulación empírica, no es lo mismo decir “El Gobierno de Coalición tiene una deuda de 350.000 millones” que “El Gobierno de Coalición reduce la deuda a 350.000 millones” y ambos dicen algo factible. Quien sólo se queda en el titular acaba mal informado si no accede al texto y piensa, en el primer caso, que el Gobierno de Coalición es una ruina. Con el tema de las negociaciones con ERC se están viendo los ejemplos más llamativos de este tipo de manipulación, cuando la realidad es que no hay información y el secretismo es máximo.
Embarcados en esta pereza informativa, los partidos, esencialmente los de derechas, utilizan esa posibilidad de manipulación y desinformación para lanzar sus diatribas pues son conscientes de que la mayoría de las personas no se informa realmente y obvia los textos explicativos. Es una nueva forma de la política espectáculo donde lo virtual-teatral se toma como real mientras lo material-real sigue su curso histórico generando sociedades acríticas y sin capacidad de reacción ante el sometimiento que este tipo de fórmulas supone. Nada mejor para la clase dominante que este tipo de (des)información al que suman diversos mitos identitarios para terminar de someter a la población. Así la mayoría de las personas piensan que Rusia es una dictadura enfrentada a los buenos EEUU, mientras que se desconoce que como fuerza imperial, al menos, hace obras públicas en países africanos donde sus empresas están haciendo fortuna. Mientras tanto EEUU se queda el petróleo y deja muertes y violaciones por donde pasa, por ejemplo. Por eso, cuando se enfrenten a un titular escandaloso o que les parezca interesante lean el texto (que puede estar igualmente sesgado, pero eso lo deberían saber dependiendo del medio al que pertenezca) y saquen sus propias conclusiones. No se dejen informar sólo por el titular porque no estarán informados sino en una realidad paralela.