Nadie podía sospechar que medios y columnistas católicos se echarían al monte contra el rey del España, Felipe VI. Y todo porque, según sus propias paranoias, el rey ya no hace profesión de fe como debería hacer porque… lo dicen ellos. Mucho protestar por las estúpidas manifestaciones republicanas del 14 de abril y resulta que son los propios medios de la derecha, especialmente los católicos, para cazar al monarca. Igual quieren poner a Froilán, pero en realidad es todo producto de una gran media verdad, ergo una gran mentira.
Todo comenzó el domingo de Resurrección en El debate, periódico propiedad de la Asociación Católica de Propagandistas, con un artículo titulado “Los Reyes y sus hijas no asisten a la misa de Resurrección en Palma” en el cual se señalaba que era una tradición “que los reyes Juan Carlos y Sofía instauraron en 1995”. Una “Tradición real” de menos de veinte años, por tanto. Pero no se han quedado aquí solamente sino que el director (Bieito Rubido), un artículo “Sánchez, sus ministros y la Casa Real pasan por alto la Semana Santa y la Pascua” y un artículo de Luis Ventoso (“Los que mandan dan la espalda a los católicos”) se han quedado a gusto el lunes. El Mundo o El País también han recogido la ausencia.
Sánchez se pliega al Islam o el Judaísmo
Los tres artículos contienen algo de verdad, al menos respecto al presidente del Gobierno, pues ha sido tónica que Pedro Sánchez felicitase el Ramadán, el Año Nuevo Chino o el Yom Kipur y obviase la Pascua católica. Porque la verdadera fiesta del catolicismo no es la Navidad sino la resurrección de Cristo. Es ahí donde encuentra su verdad como religión y como fuente de entrega al otro. No es lógico que se haga profesión de fe laicista hacia lo propio y se felicite las festividades importantes de otras religiones. Hasta aquí la crítica se puede entender, salvo que hace tiempo que Sánchez no felicita fiestas religiosas en sí. Este año no lo ha hecho con el ramadán.
Tampoco es que los anteriores presidentes se dedicasen al fervor religioso, salvo Aznar en un balcón alguna vez, ni se dedicasen a felicitar festividades religiosas. En general todos se han mostrado bastante parcos en este sentido. La Semana Santa siempre ha sido, por así decirlo, propia de dirigentes políticos menores, como José Luis Martínez Almeida saludando como si estuviese en un mitin (en realidad lo estaba como se contó ayer) o distintos barones de todos los partidos. Pero la crítica, pues se han felicitado otras creencias anteriormente, tiene cierto encaje.
Felipe ¿entregado a la atea Letizia o al gobierno anticatólico?
Lo que más ha sorprendido es la crítica, cruel en alguna columna, contra el monarca. Le han endosado columnistas y católicos pompier el deber de ser la cabeza de la Iglesia católica en España. Cierto que la corona española ha sido más papista que el Papa y muy católica – de hecho buena parte del primer oro y plata americanas se gastaron en batallas de religión en vez de inversiones en España- y no ha dejado de ser católico Felipe VI. Este año no ha acudido a Palma de Mallorca porque ha tenido actos oficiales en Madrid (visita a refugiados ucranianos) y ha llegado su hija del extranjero. ¿Han preguntado si en Zarzuela han tenido misa? No lo saben ellos, menos el resto.
El monarca no ha dejado de acudir a todas las misas oficiales que se han producido por lo que no es de recibo ese ataque, salvo que quieran poner al monarca contra el Gobierno saltándose el mandato constitucional. Si hasta en ese periódico, ayer mismo, Alfonso Ussía ha escrito que Sánchez quiere quitarle el trono a Borbón (“La foto del olvido”), ¿por qué hacerle el juego sucio al presidente del Gobierno? En algún artículo señalan en la dirección de la reina Letizia, así, sibilinamente.
Lo cruel es que se compare a Felipe VI con la familia real británica sin contextualizar realmente. Como todo el mundo sabe, menos el señor Ventoso parece, el rey o la reina de Inglaterra es casi la cabeza de la Iglesia anglicana. En realidad es el arzobispo de Canterbury (actualmente es Justin Welby), que no deja de ser un primus inter pares con el resto de los arzobispos anglicanos. Pues este hombre ha sido nombrado por la reina Isabel II. El rey español carece de potestad de nombramiento de obispos y cardenales. En realidad carece de cualquier tipo de vínculo con la Iglesia salvo su propia profesión de fe. Ni está entregado en este sentido al Gobierno, como quieren hacer indicar. Todo es producto de unas circunstancias personales. Sin más.