Un país democrático se mide por la calidad de sus partidos cuando están en la oposición. En España es evidente que el ethos democrático es paupérrimo ya que la derecha cuando no gobierna se dedica a inventar historias, elevar anécdotas a la categoría de asuntos de Estado y a intentar la inoculación de odio entre la población. Si hace falta se pone en portada a Alberto Vázquez Figueroa diciendo una soberana memez como que la situación social de España es similar a la de Venezuela antes de Hugo Chávez. Eso supone o no conocer lo que era Venezuela en aquellos años, o no conocer lo que es España actualmente. Pero hay que insinuar la existencia de un estado de excitación social que pudiera encajar con medidas represivas a futuro. Que quede en el aire que algo hay aunque sólo sea en la fantasía de un reducido grupo de personas, importantes porque controlan los medios de comunicación y a sus títeres políticos.
En un fin de semana lluvioso de enero lo normal es que la actividad política fuese anodina, insustancial…, pero la derecha no para y ha tenido que recurrir a un acto diplomático para montar revuelo no vaya a ser que las personas se den cuenta de que el Gobierno, mal que bien, intenta gobernar en favor de todas las personas. Que mediante acuerdo gobierno, clase dominante y sindicatos se haya aumentado el salario mínimo ha sido una bofetada a las conspiranoicas de la derecha, la cual estaba liada con un pin. Un golpe que tenían que ocultar utilizando cualquier ardid posible, como la llegada a España del pelele de Donald Trump, Juan Guaidó. Esa misma persona que no ha convocado elecciones en Venezuela como prometió y que pide que potencias militares invadan su propio país para echar al sátrapa sin importarle lo más mínimo que por el camino mueran venezolanos. Así piensa siempre la derecha cuando quieren conseguir sus objetivos, que suelen tener siempre un fin económico. A esto se ha apuntado el trifachito desde hace días sin preocuparse de la realidad material de los españoles.
A la vez que la derecha trifásica está hablando la lengua del Imperio, el Gobierno de izquierdas se encuentra muy preocupado por el paso de la ciclogénesis “Gloria” por España. La devastación que ha provocado, especialmente en las zonas costeras, ha sido suficiente para que el presidente del Gobierno haya decidido desplazarse a la zona para ver in situ lo ocurrido. Pedro Sánchez en primera línea de trabajo, aunque sea algo simbólico en sí pues el desarrollo será cuestión de la colaboración de distintas instituciones, y el Gobierno en pleno aprobando destinar una gran cantidad de dinero para paliar lo más urgente. Muertos, casas derruidas, daños en edificios, ríos desbordados, playas barridas…, es lo que a Sánchez como a Pablo Iglesias preocupa realmente. Y no las cosas de venezolanos raros al servicio del Imperio estadounidense. Preocupación, en primer lugar, por los españoles, luego se verá qué posición debe tener España en la geopolítica internacional. Curioso que hablen y no paren de España pero no dejen de ser unos adoradores del “America first” de Trump anteponiendo los intereses de este personaje a los de los españoles.
En toda la semana pasada y el fin de semana, Pablo Casado no ha dedicado un mínimo de atención a lo que ha sucedido con la ciclogénesis que ha asolado el litoral. Lo tenía fácil porque podía trasladarse a Málaga, zona donde ha afectado bastante, y pasearse con los “suyos” como el alcalde De la Torre y el edecán de la Junta Bendodo. Ni le ha interesado lo más mínimo porque está a cosas de fachas. Les molesta que les llamen fachas pero la realidad es que obvian lo material de los españoles para entregarse a conspiraciones y apoyar el malestar del Imperio. Lacayos lamebotas del fuerte y abandono total de su propia población. Serían demócratas de derechas si actuasen de otra forma, pero tal y como actúan son personajillos autoritarios ergo fachas. Ni un solo tuit en los últimos días de preocupación por lo acontecido. “Son hilillos” como argumento general sobre estas cuestiones. Si fuese algo relacionado con el banco de Santander seguro que hablarían de asunto de interés nacional. No se equivocaba Iglesias en su momento cuando les señalaba como poco patriotas en sí. Sánchez les ha vuelto a marcar el camino de lo principal. Hoy en España lo principal, además de las cuestiones cotidianas, es ayudar a las personas que han llegado a perder hasta sus casas por el efecto climático.
Como niegan que haya un cambio climático, también es verdad, estas cosas les dan igual. Son cosas de rojos y si hay olas grandes que hubiesen construido más lejos del mar, olvidando que han sido ellos mismos los que permitieron construir hasta el mismo borde de la playa; los que jamás limpian las ramblas en los municipios donde gobiernan; los que han destruido el Mar Menor; los que quieren mucho turismo por a día de hoy les importa más hacerse fotos con el pelele venezolano de Trump que con los españoles que sufren las consecuencias de la ciclogénesis. Hay que odiar al Gobierno porque se reúnen con ministros de otros países que caen mal a Trump, pero bien que aceptan el dinero de los bolichicos que están comprando medio barrio Salamanca. Un dinero extraído corruptamente de la dictadura pero que viene muy bien a ciertos bancos y a ciertos partidos. Cuando incitan a odiar al Gobierno señalando con un dedo, con la otra mano están esperando su paga por los servicios prestados. Mientras el Gobierno trabaja en beneficio de todos los españoles, en la derecha lo hacen en favor del Imperio…, o lo que es lo mismo gentes que no son españoles. Mucha bandera pero a la hora de la verdad todos llevan el sello de las barras y estrellas en las posaderas.