Susana Díaz y su ejecutiva regional del PSOE de Andalucía ya tienen motivos para creer en los milagros… o, si se prefiere, en las caras del Bélmez de la Moraleda (Jaén), esas que aparecen y desaparecen con el cambio climático.
El lugar donde se ha producido esta vez un fenómeno tan singular es Almería, capital donde su Agrupación Municipal ha pasado en pocos días de los 822 militantes censados a casi 1.300, todo ello coincidiendo con el plazo para cerrar el censo que podrá votar a mediados de Junio al candidato/a en primarias a la alcaldía de la capital.
Es evidente que algo huele mal entre quienes dirigen el PSOE en Almería, precisamente los que han impulsado en mayor o menor medida esta operación bufa que parece que tendrá recorrido político según todas las previsiones.
El escándalo de las afiliaciones masivas de Almería ha adquirido tintes de comicidad al escuchar al Secretario General provincial, el ex alcalde de Chirivel, el mismo que sigue implicado desde hace años en el sumario del Caso Marismas como exdirector general de Regadíos de la Junta, decir públicamente que se halla “sorprendido” porque la agrupación de Almería haya crecido más del 60% en tan poco tiempo, claro que a toque de corneta que anuncia primarias.
Reacción tardía y a la desesperada
Teruel cae en el esperpento cuando se sabe y se cuenta en el partido que amigos de Chirivel – “siete u ocho”– han sido partícipes del paripé del éxodo militante a la capital. Algo que ha sucedido también en otras comarcas almerienses como las de los Vélez, el Poniente, Almanzora, Alpujarras, Levante… Todo apunta a que ha sido fruto de una reacción tardía, a la desesperada, para que el susanismo pueda debilitar o liquidar – cuestión de pundonor- a la última tribu del sanchismo en Andalucía, capitaneada por un miembro de la Ejecutiva Federal, hombre de Pedro Sánchez, el catedrático de Historia Fernando Martínez.
Que Sánchez Teruel, públicamente, haya mirado para otro lado, sin mostrar un ápice de preocupación por la salud democrática del partido que dirige, no debe considerarse algo insólito o sorprendente”
Dicen quienes conocen las interioridades del asunto que resulta muy chocante y descarado comprobar como familiares de varios delegados provinciales de la Junta en Almería se han caído del caballo al mismo tiempo y han pedido afiliarse al PSOE.
Que Sánchez Teruel, públicamente, haya mirado para otro lado, sin mostrar un ápice de preocupación por la salud democrática del partido que dirige, no debe considerarse algo insólito o sorprendente; el dirigente socialista sigue siendo prisionero del pasado del PSOE en aquella provincia, nada ejemplar por cierto desde sus pactos anti natura con la derecha extrema de El Ejido. Fue aupado en su día por quienes se oponían a las décadas de Martín Soler y a su segundo Diego Asensio. El cambio se hizo bajo la batuta del entonces SG Pepe Griñán, su Secretaria de Organización Susana Díaz y su vicesecretario general Rafael Velasco.
El PSOE de Almería en un bucle
Con el paso del tiempo, Teruel, que nunca ha ganado elecciones salvo en Chirivel (1.568 habitantes), se ha demostrado incapaz de impulsar un partido que gane elecciones, con caras nuevas y preparadas, que las tienen, alejado de tradicionales guerras tribales internas y subredes clientelares y, sobre todo, ha sido un secretario general ha estado apoyando descaradamente a los corruptos bajo sospecha o condenados en su partido.
Fue el caso, por ejemplo, del condenado e inhabilitado alcalde de Albox, Rogelio Mena, portavoz en Diputación y Secretario de Ideas y Programas de la ejecutiva regional de Susana Díaz. Teruel es, a día de hoy, el primer responsable político directo de que el PSOE haya quedado dinamitado en Albox, todo ello tras apoyar a un concejal independiente – fundador de Alianza Popular- con no más de 300 votos logrados para la alcaldía, a un sillón municipal del que ahora no pueden bajarle.
Ese fue el resultado del llamado ‘Pacto de Aranjuez’, urdido por Adela Segura en nombre de Sánchez Teruel y el hoy consejero de Agricultura, Rodrigo Sánchez, con tal de que no entrase el PP a gobernar Albox y fuera a levantar las alfombras municipales, en manos del PSOE durante años. (Por cierto, no hizo falta que gobernara el PP, periodistas, jueces y fiscales nos hemos encargando de hacerlo, cada uno en su papel, y ahí están las imputaciones y causas abiertas. (También las amenazas y los insultos al mensajero)
Vuelven los tiempos de ‘Natalico, colócanos a toos’
Pero volviendo al milagro de la afiliación masiva, parece que hay aspectos que deberían ser aclarados porque presentan interrogantes e inducen a pensar en un juego sucio y caciquil que nos sitúa en la época del “Natalico, colócanos a toos”, con el granadino Natalio Rivas, como gran cacique del enchufismo con criterio territorial.
El interrogante más llamativo, por lo que se nos informa, es la aparición de un mismo número de cuenta corriente en muchas de las preinscripciones presentadas, algo que demostraría que ha existido orquesta, músicos y director con batuta mágica. Detalle este que invita a escrutar, una a una, todas las fichas presentadas para comprobar si se ajustan a los estatutos y normas del PSOE, como por ejemplo, entre otras, que estén censados en la capital o que tengan un contrato de trabajo en vigor en la misma.
Pero, ¿por qué se ha hecho todo a las bravas, sin disimulo, con ausencia de ética y estética y, por lo que se verá, a cara de perro?
Todo lo han hecho deprisa y corriendo. El periodista de la SER, Javier Romero, que destapó el asunto, cifraba en 468 las afiliaciones presentadas en solo tres días, 72 horas.
Pero, ¿por qué se ha hecho todo a las bravas, sin disimulo, con ausencia de ética y estética y, por lo que se ve en un contexto confrontación?
Primero porque Sevilla – Susana Díaz – sigue empeñada en borrar cualquier foco sanchista con poder en Andalucía, por pequeño que este sea. La agrupación de una capital desentonando en el uniforme coro orgánico andaluz es una china en el zapato que la presidenta no está dispuesta a soportar.
El susanismo reacciona cuando sabe de otras afiliaciones
Bajo esta premisa, según fuentes de la agrupación local, Teruel y sus partisanos oficialistas, comprueban algo que les inquieta y es que la ejecutiva que venció al oficialismo presidida por Martínez, nada más ganar – por poco– puso en marcha su particular campaña pro afiliados bajo la idea de “recuperar a ex militantes y ex votantes del partido”. En definitiva, aseguran que la ejecutiva de Martínez empezó primero, sin prisas, pero aumentando día a día el censo de militantes que, lógicamente, sintonizaban con lo que representa el nuevo Psoe de Sánchez en Almería.
Es cuando la ejecutiva provincial, que lógicamente tiene acceso a esa información de afiliaciones en la local, hace cuentas y decide reaccionar. Las consignas de Susana a través de Juan Cornejo no se iban a poder cumplir, porque la ejecutiva local había logrado ya a esas alturas afiliados suficientes como para darle un nuevo repaso al candidato susanista en las primarias de junio, presumiblemente el senador Juan Carlos Pérez Navas.
¿Disolverá Susana Díaz la agrupación rebelde de Almería?
En Sevilla días de farolillos, indulto de toro en la Maestranza y silencio en los palcos feriales de San Telmo. No han sido propicios estos días de feria para que el PSOE-A entre en cuestiones incómodas – y esta lo es–, será a partir de mañana lunes de resaca cuando muchos empiecen a enterarse bien de los pormenores de un esperpento que, de no corregirse con luz y taquígrafos, se carga del tirón la figura de las primarias en el PSOE y, de paso, aquella democracia interna que tanto pregonó Sánchez a favor de la militancia, sin trampas de los aparatos del partido.
La patata caliente está en manos de la ejecutiva federal que deberá examinar y aprobar, una a una, esa avalancha de solicitudes de inscripción llegadas en tan sospechosas fechas y circunstancias. Fuentes de la propia ejecutiva federal aseguran que “se actuará con rigor y cumpliendo a rajatabla lo que marcan los estatutos”.
Se trata del as en la manga que guarda Susana Díaz si las cosas se ponen feas para sus intereses políticos en Almería.
Queda de momento en el aire la respuesta de Madrid, la que nos confirmará quién o quiénes son los responsables de lo que a todas luces parece un intento de pucherazo en unas primarias socialistas, por otra parte base fundacional del sanchismo.
Pero como conflicto de intereses, ambas partes, se acusan en voz baja de haber dado el acelerón final. El ‘y tú más‘ es en estos días la moneda común en las discusiones entre socialistas almerienses. Para el sector oficialista, al que muchos ven tras la filtración y el manejo mediatico interesado del escándalo, quien va a quedar en evidencia es Fernando Martínez y su ejecutiva local a la que, sin dudarlo, pedirán la dimisión como saque un garbanzo negro más que ellos en la criba del puchero.
De igual forma no conviene descartar una decisión que, de plantearse, nos daría la temperatura exacta reinante entre Sánchez y Díaz. Se trata del as en la manga que guarda la secretaria general del PSOE-A si las cosas se ponen feas para sus intereses políticos en Almería. Disolver la agrupación local y nombrar una gestora que, tras los ajustes y engrases convenientes, organice un nuevo proceso para elegir una nueva dirección. Susana es muy de la filosofía de muerto el perro, se acabó la rabia. Si eso llega a ocurrir sería la demostración palpable, una vez más, de la cohabitación de dos partidos socialistas distintos y distantes, división interna que históricamente los partidos suelen pagar en las urnas.
En el PP de Almería, con su líder Gabriel Amat más acosado de lo que muchos imaginan por las abultadas investigaciones judiciales reactivadas y en marcha, están más que tranquilos; contentos y felices al ver como se destroza solo el adversario y con las buenas perspectivas que estos sucesos en el PSOE les permiten seguir albergando para las autonómicas y municipales de 2019.
Muy grande debería ser la catástrofe electoral del PP a nivel estatal para que en Almería le gane el PSOE a la derecha caciquil del Amat, no a las siglas del PP. En el fondo sigue pareciéndose al mismo PSOE que un día lejano pactó con la derecha más extrema de Juan Enciso y del PAL para no volver nunca más a ganar unas elecciones en Almería y van unas cuantas las celebradas. El mismo PSOE que mantiene un pacto de no agresión – omertá– con el PP de Amat en materia de corrupciones de alto nivel. En este escenario solo caen los peones, alguno camino de la cárcel, nunca los peces gordos.