Saben lo que les gusta para comer, los colores preferidos, la música que consumen, los libros que leen, las mujeres y hombres que les gustan, lo saben todo de usted gracias a un simple clic en su móvil, tableta u ordenador. El Big Data, donde están todos esos datos de todos, es el gran monstruo del control, la alienación social y la dominación de los poderosos sobre todas y todos. Y ese monstruo no sólo lo controlan los ricos, también lo hacen los neofascistas que son tolerados por esos mismos ricos. Los neofascistas que ya no quieren un Estado totalitario porque no lo necesitan, tienen los mecanismos suficientes para controlarnos y dominarnos sin necesidad de represión física. La ideología del poder corre hoy por la nube.
Alertaba Guy Debord ya en 1988 del peligro de la desinformación en nuestras sociedades: La desinformación se despliega ahora en un mundo en donde no queda sitio para verificación alguna” (Comentarios sobre la sociedad del espectáculo). Hoy esa desinformación, catalogada como posverdad, se une al conocimiento de las preferencias de casi toda la población. Y ahí es donde está el triunfo de los neofascismos, su poderío y el fracaso de los demás partidos que siguen pensando en términos casi analógicos. El Big Data, que sirve para informar/desinformar, está controlado por unas pocas empresas, por unas pocas personas que tienen accenso a millones de datos y de conversaciones en internet. Así está Santiago Abascal construyendo el fenómeno neofascista de Vox, gracias al Big Data.
Es curioso el crecimiento tan rápido que ha tenido un partido minoritario en tan poco tiempo. No sólo es que los medios de comunicación, especialmente Atresmedia, les hayan estado dando pantalla y publicidad (esto es sólo un mínimo en realidad), sino que controlan perfectamente el mansaje mandado y lo hacen colocando cada mensaje en el nicho electoral necesario a sus intereses. Hace unos cuantos meses, cuando Vox era algo así como de risas, Abascal entró en contacto con Steve Bannon y aquello se vendió como una alianza estratégica para acabar con la propaganda separatista. Les creyeron y no quisieron ver más. Bannon es presidente de Breitbart News y uno de los controladores de ese Big Data mundial. Así logró colocar a Donald Trump en la Casa Blanca y parece que a Vox en Andalucía. Está también vinculado a la Lega Norte italiana, el Frente Nacional francés, Vladimir Putin, o el Partido de la Libertad de Austria, o la internacional neofascista.
Gracias a Rafael Bardají, miembro de Vox, Bannon podría haber ayudado a colocar sus mensajes gracias al Big Data a la formación neofascista española. Es un rumor y como tal hay que tomarlo, pero no es menos cierto que desde que entablaron contacto Vox se comenzó a colar en encuestas, a aumentar sus afiliaciones, a llenar pabellones y a sacar 12 escaños en Andalucía. ¿Cómo en tan corto tiempo? Gracias al Big Data. El discurso y las propuestas de Vox tienen cabida por la grave crisis económica, política y social que se está viviendo. Hay un posible caldo de cultivo pero no todos los mensajes llegan a calar en todas las personas. Posiblemente a usted que lee esto le repudien mucho las afirmaciones que expresan, pero ellos saben perfectamente que hay una gran cantidad de personas que sí aceptan unos u otros mensajes. Xenofobia para los xenófobos. Antiestablishment para los más anarcoliberales. Machismo para los de forocoches. Tradición para los más conservadores. Y España mucha España para los nacionalistas españoles. Todo ello medido a la perfección y adaptado al contexto en el que se mueven.
Lo ideal es que saben a qué grupos mandar o colocar sus mensajes, porque ellos han sacado todos los datos de esos mismos grupos. El tema españolista tampoco es que haya que estudiarlo mucho tras la afrenta secesionista, pero sí es cierto que en grupos donde se diga “Sánchez buen presidente” no colocarán sus propuestas aunque insulten a los secesionistas. Y si a todo ello le sumas que hay mucho franquista camuflado en España, surgen esos 12 escaños. No es que España esté llena de neofascistas, por muchos que haya, sino que en un periodo de crisis como el que se vive están colocando bien sus mensajes gracias al Big Data. Saben lo que tienen que decir y, algo que es más importante, cómo decirlo. Mientras José Antonio Rodríguez (el junillo) jugando al Twitter y al Facebook, por ejemplo. Es evidente que la izquierda no tiene los recursos necesarios para controlar ese Big Data ni tener acceso a él, pero eso no empece para entender que la situación ha cambiado radicalmente hace tiempo.
Los tiempos de crisis suelen ser los mejores escenarios para el surgimiento de los liderazgos transformadores. En España hemos juntado en esta época a Sánchez, Rivera y Casado lo que es un mal síntoma de la clase política. Eso también está medido en el Big Data y los neofascistas lo utilizan y saben si hay que dar más presencia o no a sus principales dirigentes. Y visto lo visto parece que no les hace falta sufrir el desgaste de estar constantemente en los medios de comunicación y seguir subiendo. Salen cuando hace falta sin tener que ejercer un liderazgo con autoridad. La internacional neofascista está digitalizada gracias a tipos como Bannon que ya se lo cobrará de alguna forma en el futuro, y está unida tanto como para financiarse unos a otros. A diferencia de los fascismos del pasado no necesitan tomar el Estado en su totalidad, les basta con gobernar mediante la propia democracia y bajo los parámetros del capitalismo que les alimenta. Pero controlan nos controlan y ahora quieren el Big Data del Estado para dominarnos completamente.
[…] Represivo para la transformación del sistema porque, como bien hace Vox, se dedican a cuestiones culturales o nacionalistas para que no se vea ese Estado de excepción permanente. Soros, suponiendo que haya tenido algo que ver, potencia a los secesionistas pero no para que obtengan la independencia (es algo que le da lo mismo), sino para tener a España en tensión permanente y así poder ganar adeptos y gobiernos cercanos a él. Bannon, por su parte, aparece en escena para, desde el otro lado, utilizar el sentimiento nacionalista-español y que sus adeptos alcancen una posición de privilegio político. Aznar aparece, al final del espectáculo, como muñidor de una nueva unión de la derecha, pero en una coyuntura de enfrentamiento bien distinta a la dejaba o tenía Mariano Rajoy. Unos y otros acaban teniendo beneficios económicos y políticos, mientras la pobreza crece, se expulsa del mercado de trabajo a cada vez más gente y se precariza como nunca a la clase trabajadora. Pero como están pendientes de batallas culturales sobre masturbaciones en el aula no se unen, como sucede en Francia (país donde no han podido aún meterse del todo las fuerzas del mal), para luchar por las cuestiones materiales. Soros, Bannon y Aznar se muestran como distintos pero no son más que las tres cabezas de Cerbero, el perro guardián del capitalismo. Y tienen un arma para ello: el Big Data. […]
[…] de ser una banda de animales cérvidos que sólo plantean cuestiones fascistas es infantil. Saben perfectamente lo que dicen, cómo lo dicen y cuándo lo dicen. No piensen que desconocen los datos estadísticos. Los conocen […]