Cuidado que la clase política española hace oposiciones para lograr ser la comunidad de seres humanos (aunque quepan dudas con algunos ejemplares) que más cerca está de ser catalogada como ridícula. Así, en general. El esperpento es diario. Da igual a qué supuesto lado del supuesto continuum izquierda-derecha se mire. La ridiculez está presente en todos lados y, prácticamente, sin excepciones. Personajes desagradables en sí y que tienen la manía de pensar que el resto de ciudadanos somos más o menos unos incapaces intelectuales a su lado. Y no, no diga que este o aquel son capaces porque cuando toca posicionarse todos callan y tragan con lo que sea.
Teniendo tan alto el listón parecería que nadie puede batir en ridiculez a la clase política española. Pues no. Existe una comunidad de supuestos seres humanos (se duda de algunos) que es aún más ridícula que la clase política: el nacionalmadridismo. Por muchos títulos que suelan sacar para tapar sus vergüenzas intelectuales, al final del camino acaban haciendo el ridículo. En especial cuando llegan los tiempos de Mundial y Eurocopa. Por mucha banderita española que se pongan al hablar de su equipo, al final acaban renegando de “su” España para ser de cualquier otro equipo en el que haya jugadores del Real Madrid.
Caso raro en todas las comunidades de futboleros el del nacionalmadridismo. La selección española no les gusta porque no lleva a los jugadores que ni cuentan para Ancelotti. Que tampoco son muchos porque su equipo, muy mucho español, está lleno de brasileños, franceses, austríacos, alemanes, croatas y algún español. Al tito Floren no le gustan los españoles por lo que se ve. O, en realidad, le gustan los extranjeros porque benefician a sus negocios privados. Puede haber simpatía por otras selecciones, como sucede con todo el mundo, en el típico pensamiento “si España no gana que gane X selección donde juega X jugador”.
En esto son los más ridículos y sólo había que observar como ayer estaban orgasmeando (lo que para alguno debe ser el único sexo del año). Pero superan a cualquier otro grupo humano cuando le lamen las botas (por no decir el culo) a un jugador que les mandó a paseo en dos ocasiones. Ya está la maquinaria nacionalmadridista haciendo ver que Mbappé es madridista y acabará en el equipo de la Castellana. No sólo se les quedó cara de gilipollas hace un año, sino que siguen tragando con el chaval.
No se quedan ahí, sino que Julián Álvarez, jugador del Manchester City y Argentina, también es madridista porque hizo una prueba con el filial blanco y… no le ficharon. Ahí se callan y dicen que decidió irse a River Plate sin especificar que ni oferta seria tuvo el chaval. Lo gracioso es que tal y como lo cuentan parece que fue otro jugador que les mandó a esparragar. ¿No era el equipo más deseado por los grandes jugadores? Parece que no según ellos mismos. Son tan excesivos en su nacionalmadridismo que al final hacen el ridículo ellos solos.
La turra que dan y lo ridículos que son. Especialmente los teleñecos de la noche, los fraudulentos de COPE, el que no sabe ni quién es el portero de España o los que aparecen en Gol para cumplir con la lamida al tito Floren.