La afición del Atlético de Madrid está a estas horas con el ánimo por las nubes. Confían en remontar el 1-0 de la semana pasada contra el Manchester City de Pep Guardiola. El gozo de ese posible pase a semifinales de la Champions, dejando a otro equipo de la pérfida Albión en la cuneta, hace dibujar una sonrisa traviesa en la cara de muchos de ellos. Sin embargo, el Atleti no puede pasar de ronda. Y no por una imposibilidad futbolística sino porque existe un contubernio mafioso, claramente dirigido por la UEFA, que va a hacer todo lo posible para que se cumplan los deseos no deportivos.
En el plano meramente futbolístico, la realidad es que el equipo de Diego Pablo Simeone tiene muy complicado pasar. No imposible -esa palabra puede ser desterrada en lo futbolístico-, pero sí muy complicado. El Manchester City es un equipo muy competitivo, con grandes estrellas compradas a golpe de talonario -no deja de ser un equipo-Estado- y un entrenador preparado que tendrá todas las variantes estudiadas. Cholo Simeone también tendrá todo estudiado y calculado, el problema es que los jugadores este año dan pena en muchos partidos y existe un claro desequilibrio en las líneas. La defensa, sin Giménez y con Savic renqueante, da pavor, y algunos centrocampistas deberían pasársela a los que llevan la misma camiseta, que diría el sabio Carlos Bilardo.
Intangible arbitral
El problema para el Atlético de Madrid son los intangibles. Esos mecanismos de la mafia UEFA que aparecen en cada partido para desequilibrar o condicionar el juego. Ya en la ida las faltas tácticas de los jugadores del City, que sirvieron para frenar contragolpes rojiblancos (aunque jugasen con el pijama de payaso), quedaron sin ser penalizadas con tarjeta amarilla. Empero, la primera falta de un jugador atlético con algo de fuerza se sancionó con amarilla. Así se condiciona un partido, introduciendo en la conciencia de los jugadores que si aprietan, dentro del reglamento, van a ser sancionados por la regla trece-catorce, más conocida como “mis huevos morenos”. Súmenle la tarjeta y escándalo con Correa por despejar un balón e impactar en el “tierno” Grealish.
La UEFA no deja nada al albur y para el partido de hoy a designado a un buen mamporrero, el alemán Daniel Siebert. Un viejo conocido del equipo rojiblanco, al que esta misma temporada arbitró en el Metropolitano expulsando a Griezmann por juego peligroso. Realmente donde fue determinante no fue en el tema de las expulsiones, sino el condicionamiento de faltitas pitadas a favor del Liverpool pero que eran ignoradas en sentido contrario; las tarjetas amarillas desproporcionadas y el lameculismo con los jugadores del equipo inglés. Atado y bien atado por ese lado.
Intangible de la afición
El Atlético de Madrid debe ser el único equipo en Champions que ha sido sancionado más veces por cuestiones de la afición fuera de su estadio que en el mismo. Un seguidor rojiblanco aparece haciendo una peineta, las meten multa de 10.000 euros. Eso sí, al Cholo Simeone le tiran de todo en Manchester (en esta ocasión la casa del United) y casi se entristecen de que no le hayan dado. Miguel Ángel Gil, que se supone es vicepresidente de la ECA, traga con todo porque mientras siga en la lista Forbes y pueda cobrar unos cuantos millones del Atleti le viene bien el negocio.
Tanto como para no quejarse que uno de jueces sancionadores sea un madridista confeso. Miguel García Caba, que debe entregar todo su sueldo en casa pero parece tener ojeriza al Atleti, ha sido el jefe de los servicios legales del Don: Florentino Pérez. También ha trabajado para la familia Tattaglia (Javier Tebas), esa misma que pone los peores horarios al equipo rojiblanco aunque juegue competición europea. Pues ese señor, entre otros que deben tener la rabia dentro, ha sancionado con la retirada de 5.000 entradas de la afición. Sólo con la intención de que el Metropolitano no sea una verdadera olla a presión para el City. Hay que cuidar hasta el último detalle.
Intangible de marketing
Tampoco puede pasar el Atleti por una cuestión de marketing. Un Real Madrid-Atlético de Madrid puede tener mucho morbo en España pero, entienden en UEFA y los compradores de los derechos de televisión, no vende igual que un Madrid-City. Incluso un Chelsea-City no habría sido mal visto como repetición de la última final y que la Premier tiene un mejor producto que vender en general -porque allí no se llevan toda la pasta dos-. Por esta razón no puede pasar el Atleti también. Así que hay que impedir que lo futbolístico prime sobre los deseos oscuros de la mafia UEFA.
Intangibles periodísticos
Árbitro condicionado, estadio condicionado y patrocinadores/televisiones apretando para tener “su” partido son demasiados intangibles para un equipo como el Atlético de Madrid. Si a eso se le suma que en España los aparatos ideológicos del nacionalmadridismo (barcelonismo) están deseando que Pep Guardiola visite otra vez la capital del reino, más relajados podrían salir algunos jugadores. Total, nadie les va a atizar por no pasar…
Y lo peor es que quienes son más producto de estercolero son algunos de los todólogos y periodistas que supuestamente cubren la información del equipo rojiblanco. Que en As recurran a jugador y entrenador galés que no destacó en nada en su vida es solamente una muestra más de su patetismo. Pero que saquen todos los días las declaraciones de exjugadores que están muy metidos en el rollo UEFA (Van Basten, por ejemplo) es claramente una campaña premeditada desde altas instancias a las que se prestan los medios españoles. Fútbol prehistórico, cerrojazo y violencia como fórmula de desprestigio del Atleti y el Cholo.
No puede pasar
Le tienen ganas al Atleti porque ha dejado de ser ese equipo gracioso al que golear. Ahora, cuando menos, disputa las ligas a los dos intocables y eso molesta. Llega a cuartos o semifinales de Champions y eso molesta. No tanto por llegar como por estropear el relato del “único equipo Champions de la historia”. La UEFA está entregada a Qatar y Emiratos Árabes por la cantidad de dinero que distribuyen (alguno se queda en algún bolsillo, ni lo duden) y tiene que permitir que ganen alguna vez. Luego están los equipos clásicos Bayern, Liverpool, Real Madrid que siempre deben estar cerca de disputar la final o disputarla para que el negocio sea intocable. Recuérdese que Pérez es propietario de la mayor constructora civil de Alemania y este país es la potencia dominante de la Unión Europea.
Por todos estos motivos e intangibles el Atleti no puede pasar a semifinales. No puede, no por una cuestión meramente futbolística -que ahí cabría la sorpresa siempre-, sino por una cuestión mafiosa y política. No puede pasar y van a hacer todo lo posible para que no suceda. Van con todas las armas disponibles (veremos si el Gobierno no se lanza a dar porrazos sin venir a cuento, como ya han hecho, a los aficionados) y lo peor es que, en esta ocasión, ni se esconden. Aficionados rojiblancos, no sufran, disfruten del momento porque los jugadores van contra los elementos. No quieren que pase el Atleti y van a tratar de conseguirlo… aunque se note.