Hacer el 19° Congreso del PP en el Hotel Auditorium de Madrid, seguramente porque no había libre ningún otro espacio amplio, tiene la desventaja de que es casi como viajar al fin del mundo. Cerca, lo que se dice cerca, no hay nada más que la autopista A-II, al menos si uno quiere ir andando a algún sitio más reservado. Esto es algo que conocían ambas candidaturas y por ello sus máquinas electorales tienen buscados lugares donde poder agasajar y convencer a los compromisarios y compromisarias que aún dudan. O para gestar algún tipo de traición de última hora, algo muy típico en los congresos de los partidos (que le pregunten a Bono cómo perdió el congreso frente a Rodríguez).
Ambas candidaturas disponen de espacios y habitaciones reservadas para sus equipos de trabajo. Porque el primer trabajo es en el propio Hotel con unos y con otras. Paseando, cenando o tomando una cerveza en cualquiera de los bares de los que dispone el propio hotel. Empero conocen que habrá cuestiones más peliagudas y que deberán trabajarse un poco fuera de los focos, por ello ambas candidaturas tienen vistos algunos restaurantes cercanos e incluso algún bar de copas no muy lejano para intentar cerrar el mayor número de votos.
Según nos cuentan fuentes de ambas candidaturas, aunque según parece la intendencia de Pablo Casado gana por goleada, cenas y copas ya se tienen asumidas como necesarias para quitar hierro al asunto y ¡por qué no decirlo! un puesto o un carguito se promete mucho mejor tomando un gin-tonic o un güisqui. Igual que la degustación de una buena carta de arroces a escasos metros del hotel también ayuda a realizar gestiones de forma más animada. Porque, por mucho que los politikones de turno quieran dotar de ciencia la realización de un congreso político, lo que prima al final son cuestiones más terrenales. El carguito, el dorar la píldora, el negociar los puestos de salida de las candidaturas municipales, provinciales, autonómicas o estatales están ahí en esas copas y arroces. Algunos, incluso han llegado a pensar para mayor solaz, en un buen lugar con música country y rock.
Quien gane entre Casado o Soraya Sáenz de Santamaría, algo que no se sabrá con total certeza hasta la misma votación, se queda con todo. Con todo el poder del PP y la posibilidad de utilizar el dedazo para hacer las listas. Alguno podría decir “¡como se ha hecho toda la vida!”. En el PP el debate ideológico de Casado frente al “poder por el poder” de Soraya no sirven de nada sin las copas, los pasillos, los cariños y las cenas de la última noche. El 80% de compromisarios y compromisarias saben a quién votar, pero justo ese 20% indeciso o a la espera de su regalo espera que esta noche le doren la píldora. Incluso podría llevarse a cabo comiendo en algún restaurante de Barajas alguna traición de última hora. Igual esta noche se ha gestado algún cambio de voto importante fuera de miradas curiosas y todo regado con licores y buena música. O igual no son tantas las copas, pero es evidente que ya lo tenían previsto porque los congresos se ganan voto a voto, delegación a delegación.