Dentro de esta serie de testimonios de las víctimas del IRPH, en primer lugar, veremos cómo en algunos casos se utilizaron técnicas o estrategias comerciales por parte de las entidades bancarias o financieras que a día de hoy están prohibidas y muy controladas por los reguladores españoles.
«Soy un afectado más por IRPH, aunque, si hablamos claro, la palabra más correcta es estafado. ¿Por qué? Muy sencillo, a nosotros nos «vendieron» el IRPH en la terraza de un bar, sin explicar nada más, suponiendo que se referiría a Euribor. Ahora que, por desgracia, tengo más experiencia, he adquirido más madurez y me he dado cuenta de que nos contaron única y exclusivamente lo que queríamos oír, sin importar que la mitad de las cosas fueran mentira y la otra mitad las omitieran. En cierto modo, y poniéndote en la piel de un «vendedor de humo», si tú declaras lo que es realmente el IRPH (un índice opaco, abusivo, prohibido por la UE y, como el propio Banco de España ha reconocido, manipulable) nadie en su sano juicio lo aceptaría. A día de hoy las consecuencias son tan acusadas como pagar una media de 300 euros de más, tener que vivir con la calculadora en la mano para ver hasta dónde nos podemos llegar en los gastos básicos del día a día o, incluso, tener que elegir entre pagar la calefacción o la hipoteca».
Otros casos que hemos detectado dentro de los cientos de testimonios recibidos en la redacción de Diario16 es que, una vez que se anuló el IRPH cajas, también existieron abusos por parte de los bancos al imponer tipos o índices sin negociar con los clientes.
«La inmobiliaria donde compré mi casa gestionó mi hipoteca y consiguió la “mejor oferta del mercado”, según ellos. La siguiente cita la tuvimos en la notaría, con gente a la que jamás había visto y un sinfín de papeles por firmar. La cuota resultante era la acordada y nada más, ya está, firma aquí, allí y allá. El banco nos había concedido la hipoteca e, igualmente, el comienzo de la infelicidad. Desde 2.013, tras la desaparición del IRPH Cajas, me aplicaron un índice fijo unilateralmente, sin posibilidad de negociación. Demandamos con apoyo económico familiar y la única propuesta recibida del banco fue un acuerdo vergonzoso planteado desde el conocimiento de desesperación de la parte contraria, un acuerdo que seguirá sin poder asegurar un futuro estable a mis hijos a la mínima dificultad. Sin vida me quieren dejar y no me queda otra que luchar hasta el final, luchar por una vida digna que nunca me debieron robar».