Todo gira alrededor del antiguo casetto del PP Luis Bárcenas. Comenzó todo con el verdadero “capo di tutti capi”, José María Aznar, quién pretendió controlar la organización desde fuera situando a la cabeza de misma a Mariano Rajoy y ahora ha logrado volver al centro de operaciones con su nuevo Don Pablo Casado. Lo que no podían sospechar los españoles y españolas es que se hubiera llegado al máximo extremo de utilizar todos los instrumentos a su disposición (incluyendo los del Estado) para actuar como una verdadera «banda criminal». Se conocían los turbios negocios de financiación irregular gracias al saqueo de las arcas públicas (con las mordidas precisas para todos los intervinientes) por los casos Gürtel, Púnica, etc. Pero que se llegase al espionaje y al intento de secuestro de su propio casetto (contable) utilizando el ministerio de Interior es nuevo. Las diferencias entre la Cosa Nostra, la mafia siciliana, y el PP se desvanecen.
Según se ha publicado en la última semana, bastante silenciado por la prensa de la derecha en su mayoría, la operación Kitchen se habría constituido desde el ministerio de Interior de uno de los sottocapos del PP, Jorge Fernández Díaz. Se habría utilizado el poder del Estado y los servicios de la policía nacional, en concreto los servicios de José Manuel Villarejo y otros altos cargos, para espiar, controlar y acabar secuestrando a Bárcenas y su familia. Todo con la intención de callarle y que no hablase contra el don, el padrino y demás sottocapos en las instrucciones de los diversos casos de corrupción que asolan al PP. El doble juego del chofer de Bárcenas (gióvane d’onore) Sergio Ríos, lo que le ha costado hoy en día un expediente disciplinario de la policía, tampoco deja en muy buen lugar al ministerio.
Todo comienza y termina con el verdadero padrino de la organización que sigue siendo Aznar. Se enfrentó al anterior don, Rajoy, e hizo como que se apartaba, mientras comenzaba a influir y alimentar otras ramas familiares naranjas y verdes. Pero una vez decapitado por la vida política del país, vuelve a estar en el centro de la actualidad dando su bendición al don Casado y a sus diversos nuevos miembros de la familia genovesa.
La Justicia debería comenzar el proceso de ilegalización del PP, no sólo por haber utilizado los dineros de todos los españoles para enriquecerse como partidos y dirigentes de ese partido, sino por utilizar los aparatos estatales para resolver sus propios problemas judiciales, policiales y de partido. Con todo lo que está apareciendo en los medios de comunicación estos últimos días la Fiscalía General del Estado debería actuar de oficio y aplicar la Ley de Partidos y el código penal contra esta organización. No se olvide que Juan Manuel Moreno Bonilla, a quien intentan vender como un nuevo barón poderoso del PP, estaba enterado de todo lo de la financiación por ser uno de los caporegime. No hay que dejarse engañar, por mucho que cambien las caras, la famiglia es la famiglia.