No se alarmen que Pablo Casado no ha dicho esa frase en un ataque de sinceridad, pero hay que comenzar a creer que sí lo piensa. Es el dirigente del partido de la reacción un compendio de todo aquello que un político, en un supuesto ideal, no debería ser. Miente compulsivamente, tiene ataques esquizofrénicos, presenta propuestas que niega él mismo ser lo que son, anda con miedo hasta de su sombra, habla de entidades terroristas que no existen, muestra una completa incultura general y, además, en uno de los renacuajos de la señora de la charca, Esperanza Aguirre. Sinceramente, después de lo dicho ayer, Casado debe pensar que los españoles son completamente idiotas y que se les puede engañar en un acto de voluntad simple.
En una entrevista en Onda Cero, les ponemos el vídeo del corte concreto, reconoce que de llegar al gobierno situará el Salario Mínimo Interprofesional en los 850 euros que habían negociado patronal y sindicatos. Es decir, piensa subir el SMI de 900 euros a 850 euros en su mente matemática. O lo que es lo mismo piensa rebajar las expectativas de ingresos de los españoles en 600 euros anuales, lo que sirve para pagar el seguro de la casa y el coche, para unas vacaciones mediocres o simplemente poder comer y malvivir llegando con apuros a final de mes. No le entienden que está haciendo un favor a los españoles. Algo así debe pensar cuando en declaraciones posteriores, después de la polvareda levantada y habiéndole informado sus asesores, ha afirmado que no había dicho lo que sí había dicho.
Casado, pensando que todos los españoles son idiotas, ha acusado a la izquierda de inventar mentiras creando en su mente mitomaníaca una historia de persecuciones espeluznantes. Está bien intentar despistar que se ha errado el tiro o que no se sabe bien lo que se dice, apuesten por esta segunda opción, pero hacerlo diciendo que todo es una invención de los rojos marxistas que quieren destruir España es una fábula que no se creerían ni sus hijos (como no se creen que su padre no sea político, el más ignaro de momento). Piensa el dirigente del Partido Popular que todos los españoles carecen de la mínima materia gris para comprender lo dicho en el programa de radio, que son una masa aborregada que tan sólo deglute sus patrañas sin cuestionarse mínimamente la veracidad de las mismas. Es Casado un político de esta mesocracia (gobierno de los mediocres) que se sitúa por encima del propio pueblo pensando que si ellos son tan escasos de meninges quienes están por debajo deben ser peores.
Este sentido aristocrático, aunque vaciado el significante, no es sólo del presidente de la reacción, sino que se comparte, como veremos entre más personajillos de la comedia que es el PP. Cree Casado y sus edecanes que son una élite, que son más listos que nadie, que los demás carecen del mínimo de inteligencia, cuando la sociedad española, por suerte, está llena de economistas, ingenieras, historiadores, sociólogas, filósofas, abogadas, politólogos y demás profesiones para las que se exige mucho más que a estos políticos de medio pelo que sólo han conocido, con suerte, el cargo público porque no han destacado en ningún aspecto de la vida. Una vida enganchada al momio, con título de Harvardavaca eso sí, que les hace creerse por encima de los demás. Y luego, cuando uno se para a mirarles, puede observar que son mediocres y que piensan que los demás lo son más que ellos cuando, para su disgusto, se dan cuenta de que miente más que habla.
Y claro entre esos edecanes de la negación de la inteligencia está la amiga de Casado, Isabel Díaz Ayuso, que en su locura para atraerse el voto de las familias numerosas ha decidido, saltándose el propio derecho civil español, que los no-nacidos, los recién fecundados tienen derecho a ayudas fiscales. Debe pensar que así las personas se pondrán a tener hijos y que eso fomenta la natalidad. Lo debe pensar porque ella no sabe lo que se puede hacer con 850 euros de salario, como le gusta a su jefe de filas. Estaría bien que viviese con eso a ver si cree que la autonomía individual se consigue con tal salario de subsistencia. Porque tienen la manía, hoy lo han dicho Casado y Díaz Ayuso, de pensar, siguiendo una lógica marxista por cierto, que el ser humano se realiza mediante el trabajo nada más. Y, claro, piensan en sus cabezas vacías que más vale un trabajo de esclavo que nada, en vez de procurar la creación de trabajos de alta cualificación. Pero esta derecha reaccionaria siempre ha sido así, jugando a la pobreza del pueblo para tenerlo dominado.
https://twitter.com/CervantesFAQs/status/1115947528506216449
Díaz Ayuso después de dar derechos, por encima del derecho civil, a los embriones ha tenido que responder a la pregunta (como pueden ver en el tuit adjunto) de un periodista sobre si había pensado qué pasaría si no naciese algo. Tras mostrarse dubitativa y mirando al periodista que olía la sangre de la presa fácil, ha reconocido que no lo había pensado. Y eso es lo que pasa en todo el PP que hablan y dicen sin pensar, sin racionalizar, sin discurrir, no vaya a ser que les duela la cabeza. Hacen programas tomando cubatas o algo parecido porque no puede ser que no se prevean las posibles contingencias de cualquier propuesta. Aunque solicitar algo así en esta nueva generación de mamadores de lo público como son los nuevos mandamases del PP es casi utópico. Piensan que los españoles son idiotas o algo parecido, lo que no saben es que los españoles piensan de ellos cosas peores.