No hay día en que el presidente del Partido Popular no nos sorprenda con su enorme ignorancia respecto a lo que acontece en España. Le sacas de la Comunidad de Madrid y no sabe diferenciar a una vaca de un toro. Eso sí, pregunta al primero que se le cruza que le diga dos cosas típicas del lugar para hacerse el gracioso consiguiendo, porque el don del pensamiento no se lo concedieron, o bien insultar a los locales, o bien dejarlos como unos atrasados. Bien visto, como su visión de España encaja con el país de hace 70 años, él lo único que hace es adaptar a su idea la realidad. Una mente hegeliana e idealista tiene el chico de José María Aznar, pero como no sabe qué es eso más vale no insistir no vaya a ser que crea que es un insulto o un halago. Lo que sí logra Pablo Casado es que se piense que le regalaron los estudios.
Ya se expuso en otro artículo que sus declaraciones históricas demostraban que había habido regalo por ser el niño de Esperanza Aguirre como se denunció (de Aznar a Aguirre, vaya currículum), que aunque había pasado (poco) por la Universidad, la Universidad no había pasado por él, pero volver al tema tan pronto sorprende a propios y extraños. A propios porque le tienen idolatrado y a extraños porque le habían dado un margen de confianza respecto a la cantidad de estupideces que se pueden decir sin inmutarse. Está en plena competición con Albert Rivera por ganar el premio de político más ignorante y cuñado y parece que no la quiere perder. La última, que mezcla ignorancia con insulto, ha sido en Asturias. Cuidado que podía haber hablado de la tierra de Don Pelayo, cuna de España y de los valores patrios, que mal que bien sería aceptable para su nivel. Aunque a Casado le acabe pasando como al sucesor Favila. En vez de hacer una perorata, ha decidido decir que los niños en Asturias estudian los hórreos y los frixuelos.
Lo de los hórreos no hace falta que los estudien pues lo ven constantemente. Casado sí debería estudiarlos para saber algo, más que nada. Y los frixuelos (una especie de crepes) no los estudian, los comen desde pequeños. En Asturias estudian lo que en el resto de España. Allí son tan españoles como en Ávila, o incluso más. No hay ningún nacionalismo. Pero si el presidente asturiano es Javier Fernández que puso el PSOE patas arriba para entregar el gobierno al PP de Mariano Rajoy, eso sí, al de Casado igual no. La gente no es tan ignorante como Casado para que vaya haciendo esas gracias de mal gusto, que demuestran además que el verdadero ignorante es él. Porque no hace falta estudiar lo que ha dicho al ser algo inmanente al ser asturiano. Igual con eso lo que quería evitar es que los niños y niñas estudien la lucha de la minería y de la siderurgia para defender los derechos laborales, lo cual le molesta mucho más. Es como si alguien dice que en Madrid se estudian los coches y el cocido. Es humillar a un pueblo que seguramente tenga más cultura que la que pueda conseguir el señor Casado con sus master en Harvard de Aravaca.
No queriendo que esa tontería quedase como la única del acto, ha decidido soltar otra mucho mejor. Sin sonrojarse, con esa sonrisa falsa que gasta sí, ha afirmado que él puede pactar a izquierda y derecha porque es de centro. Una cámara ha sufrido un ictus cuando ha escuchado la frase de marras porque no ha podido asimilar el mensaje que quería transmitir. El resto del auditorio le ha debido mirar como se mira a cómico que no hace gracia pero le sonríes para no hundirlo. Hay que ser botarate para decir eso y no inmutarse. Está bien que debe ser la moda en el PP, decir que es de centro, Vox centro derecha y Ciudadanos de centro izquierda, el resto todos rojos peligrosos. El problema no es que tú pienses que eres de centro, es que lo piense el resto de las personas. Y el resto de las personas dicen que el PP y su jefe de filas son de derechas. Y no por algo místico sino por sus formas, sus palabras y sus políticas. Quien quiere acabar con la ley del aborto y retrotraerse a 1980, no es que sea de derechas solamente sino un reaccionario, por ejemplo.
Está bien autoubicarse donde uno quiera, pero eso son problemas psicológicos de esa persona que deben ser refrendados por sus acciones globales. Cuando alguien quiere que los trabajadores no ganen más dinero y sean explotados muy de centro no parece, suele tener tufillo a derechona. Cuando alguien sólo inocula odio sobre los demás y es partidario de la lucha agonística (a muerte) contra los demás, en vez de utilizar la razón y la deliberación, como hace Casado, de centro no parece, más bien de derechas de toda la vida. Es cierto que sólo se debe poner frente al espejo para practicar la sonrisa falsa que muestra de continuo, pero mirarse frente al espejo en forma de introspección no estaría mal. No se puede decir que si lee autores de derechas y los cita es de derechas porque no hace esas cosas el chaval de Aznar. Lee tres whatsapps, un Astrolabio de Bieito Rubido (no se afirma que los entienda), el Ok Diario para conseguir artillería ligera de asimilar y un cuento de esos llenos de dibujos para leer a sus retoños. Y lo que ha escrito se ha demostrado que ha sido plagiado. Así que por lo intelectual no se puede decir que sea de derechas y como habla de oídas nos cuenta una historia de España inventada por él. Ignorancia la mostrada por Casado una vez más y con, otra vez, tufillo a insulto o mofa de los asturianos.