Ahí lo tienen. Todo el sanchismo maldiciendo al presidente de Castilla-La Mancha y seguirá cuatro años más al frente del PSOE de la región. Cierto es que hace cuatro años anunció que dejaría el cargo y la presidencia pero las circunstancias, como ahora se verá, le han puesto en la tesitura de seguir al frente del socialismo manchego contra viento y marea. Nadie ha presentado candidatura frente a la de Emiliano García-Page, aunque aún le queda recoger el 2% de los avales (¿se imaginan que no los consigue por estar en época estival?), y eso que le habían puesto sustitutos y sustitutas –más bien esto segundo-.
El presidente manchego es de los personajes más odiados por el sanchismo. No soportan que haya discrepancias a los actos y las palabras del presidente del Gobierno, algo que es contrario completamente a la tradición del PSOE, por cierto. Tampoco gusta a los dirigentes del PP porque les tiene arrinconados y supone un faro que evita, en cierto sentido, el desgaste del PSOE en la región para las elecciones generales y regionales. De hecho esa es una de las razones que han empujado a Page a permanecer en el cargo otros cuatro años. Cierto que en la propia “federación manchega” no hay nadie que haya dado un paso adelante para poder ser alternativa y así dejar el gobierno y el partido en buenas manos, que sería el deseo del propio Page. Hay muchos candidatables pero sin el fuste público suficiente, por ahora.
El contexto pandémico y los vaivenes ideológicos del secretario general del PSOE también son un motivo para la permanencia. Si el PSOE de CLM cayese en manos del sanchismo, para hacer sanchismo, sacarían seis votos en las próximas elecciones. Ahí tienen la muestra de la Comunidad de Madrid y sus grandes resultados desde que laminaron a todo el que pensaba distinto a quien manda. Ahora lo van a intentar arreglar con Juan Lobato de secretario general y Hana Jalloul, una excelente investigadora muy del gusto de Sánchez, como candidata. Ese temor a perder lo logrado en estos años de avance regional, en los que cuatro años han sido para recuperar todo lo que Dolores Cospedal destruyó, está presente en la decisión de Page. Es otro socialismo más pegado a la realidad, más pragmático, más conservador si quieren, pero que gana elecciones con mayoría absoluta. Tan reformista como indica la ponencia socialdemócrata para su 40° Congreso. No ha dejado nada a su izquierda y en la región se preguntan constantemente ¿quién coño es Francisco Núñez (presidente pepero)?
El problema es que la actuación del presidente del Gobierno en muchas circunstancias, como ha pasado con los indultos, como sucede con el aumento de los impuestos al diesel, como sucede con todo lo que tiene que ver con lo agrícola no verde o las infraestructuras básicas (como el tren, por ejemplo), es un hándicap para el PSOE manchego. Es otra de las circunstancias que empujan a Page a incumplir su palabra y persistir en el empeño de dirigir en PSOE regional una olimpiada más. Es consciente de que su presencia permite salvar los muebles a nivel regional, en las diputaciones y los ayuntamientos manchegos frente a las cosas que dicen en Madrid. En otras “federaciones” están callados los críticos, por miedo a la expulsión o la crucifixión, pero en Castilla-La Mancha defienden lo que creen. De hecho ejercen en mejor forma la mezcla de responsabilidad y representación, pues lo que hay que hacer suele encajar con lo que han prometido que harían, que en Moncloa donde se dice una cosa y la contraria (como defender el feminismo y votar en favor de una ley transgenerista que lamina los derechos de las mujeres).
¿Dónde están los valientes?
Tras años de insultos a Page y de petición de su expulsión cabe preguntar ¿dónde están los y las valientes? ¿Por qué no se han atrevido a presentar una candidatura alternativa? O ¿están esperando a que Sánchez, pasándose la democracia por el forro, coloque a quien él quiera como candidata o candidato? Hablan de procesos democráticos pero sólo cuando les benefician, como ha pasado en Andalucía –donde tampoco se atrevieron a tumbar a Susana Díaz hace cuatro años-, o los pueden ganar. Cuando no, que actúe la mano bonapartista.
Pensar que en Castilla-La Mancha van a poder colocar el candidato o la candidata que deseen –por muy ministra que sea- sin que haya una rebelión es no conocer lo que se cuece dentro de la federación. Posiblemente sea la región menos sanchista de toda España, aunque se mantenga la lealtad institucional debida… hasta que lleguen a tocarles las partes. Además, es Emiliano el que controlará el proceso de primarias para la candidatura de la Junta. Puede hacerlo dentro de un año o a seis meses de las elecciones, tal y como le permiten los estatutos.
Todo lo anterior sin contar que meter la mano en la federación manchega podría suponer quedarse sin votos para las elecciones generales y sin presidencia en la comunidad. Lo segundo puede importar poco en Moncloa, pero lo otro es fundamental. No le queda más remedio a Sánchez que la “conllevancia” con el PSOE de CLM. Al fin y al cabo es lo que hace con los secesionistas catalanes. Esos mismos que le hacen feos en las Conferencias de presidentes y presidentas.