En el mundo periodístico encontrar columnistas, redactores jefe, jefe de sección o directores que no estén ideologizados y/o trabajen de parte es prácticamente imposible. Sí hay plumillas que siguen pensando y trabajando en virtud del compromiso del periodista con la verdad (o lo más cercano a ella), con la noticia fielmente recogida, con informar sin pensar si gustará o no al poderoso de turno. Existen líneas editoriales claras, partidistas e ideológicas, pero llegar al extremo que se vive en el periodismo deportivo es inverosímil. Se pasa de la línea editorial a lamercirios (obsérvese el doble sentido) en un tris.
Cierto que hay medio de comunicación entregados a la causa del sanchismo, columnistas que lamen y lamen a Pedro Sánchez, como los ha habido y hay que lo hacen con Pablo Iglesias o Yolanda Díaz; también existen el BOE del PP (ya saben El mundo), los pelotas del PP (La razón o ABC) e, incluso, voxeros dispersos en cientos de columnas de los medios de derechas, por no hablar del extremismo y la entrega en los medios nacionalistas. Pero el extremismo futbolístico no se observa. En el periodismo deportivo no escriben periodistas sino forofos en muchas ocasiones y para todos los equipos, pero lo que existe en el Real Madrid y su presidente, además de miedo, es el mejor ejemplo de lamecirios que se puede ver en el mundo. En el Barça ha habido y hay adoradores de Messi; defensores radicales del presidente de turno y forofos, pero lamercirios como hacen en Madrid es difícil verlo. En el Atlético es complicado ver una entrega tan acrítica con el presidente, y eso que se ha cobrado alguna pieza por criticarle, pero Carlos Sánchez, Javier Gómara, Rubén Uría, Chema García, Juan Gato y alguno más critican cuando deben y hacen de forofos cuando pueden. Incluso Matallanas reparte palos sin venir a cuento.
En el nacionalmadridismo periodístico es complicado encontrar, respecto a su presidente, y los dimes y diretes de los partidos menos nivel de raciocinio y sentido crítico del mundo. Cualquier jugador es aspirante al balón de oro, sus goles son todos golazos y los árbitros jamás les favorecen sino que imparten justicia (¿divina?). Eso sí, en cuanto aparece el ser superior, todos se postran a sus pies –algunos hasta masturban perros, según las malas lenguas- y la competición por ser el mejor lamecirios se abre con una estampida desde todos los medios. Da igual que sea José Luis Sánchez –“Florentino ha realizado el mejor fichaje de la historia”-; Jorge Calabrés –“Florentino ha realizado una gestión impecable para poder presentar la oferta”-; Rubén Martín –Y el Madrid sigue siendo el gigante […] sobre todo, gracias a que ha tenido un presidente como Florentino Pérez”-; Isaac Fouto –“El Real Madrid puede acometer una operación como la de Mbappé gracias a su excelente gestión económica en tiempos de pandemias”- (por cierto, este señor prometió volver a nado desde Japón y no ha cumplido su promesa); y así hasta completar la totalidad de columnistas, todólogos y demás entes del nacionalmadridismo, especialmente el nocturno.
Eso no es informar, tampoco es forofismo, es caer en el lado de los lamecirios… porque los hechos demuestran que no es como lo cuentan. El Real Madrid no fichó el año pasado, pero hasta la venta de Varane tenía un balance negativo entre gastos y ventas de 53,15 millones desde 2017 (Fuente: Transfermarkt). ¿Dónde está la magnífica gestión? Además, hay sospechas sobre el crédito avalado por el ICO de 205 millones de euros que solicitó el club. Que se vaya Sergio Ramos y vender a Varane es ¿magnífica gestión? Conseguir 180 millones de euros (para el PSG, a lo que habrá que sumar, comisiones para familiares y agentes) es sencillo si tienes los contactos en el mundo financiero y algo que lo respalde (como una rehipoteca sobre el estadio o la ciudad deportiva), más una memoria de ingresos. Lo pueden obtener, actualmente, 15 equipos europeos. No es mérito de gestión (por si alguno habla de lo mal que está el Barça, cabe recordar que Laporta ha conseguido 542 millones en un crédito; o el Atleti con un fondo de inversión deportivo que ha puesto dinero en la ampliación de capital –aunque desde el club no lo han explicado-), es una gestión normal.
Lo que los lamecirios del nacionalmadridismo ocultan es que si Florentino no hace, al menos, la oferta por Kylian Mbappé se le hubiese comido el Bernabéu. Tras un año de nadaplete, tras cambiar el dúo Ramos-Varane por Alaba, tras un comienzo con dudas deportivas, sin un fichaje que llevan contando desde hace tres años –tanto como para pensar que estaba cedido realmente-, ese Bernabéu hubiese tronado a la primera mala jugada. Que desde el nacionalmadridismo intenten vender como fichajes a Bale, Jovic u el vendido Odegaard tiene un pase, pero pensar que los madridistas son directamente gilipollas, no. De hecho es para dudar si desde el club blanco todas las mañanas no mandan el breviario para que todos digan lo mismo. Tenía razón Ramos cuando advirtió a sus compañeros, como informó De la Morena, que les hacían bajarse el sueldo para encajar a Mbappé. Es verdad que nos dicen que ganará menos que en el PSG… pero ¿lo que le iba a pagar el PSG de renovar o lo que cobra ahora? Porque de hacer caso a la prensa cobraría menos que Alaba.
Es comprensible que en el nacionalmadridismo haya miedo a quedarse sin trabajo si el ser superior se enfada. Algunos cayeron y oros recibieron la reprimenda por tolilis. La mayoría aspirará a tener programa propio nocturno con tal de ser la voz de su amo. El miedo atenaza e impide pensar con claridad, pero no hace falta ser un lamecirios, un pelota, un correveidile, un zalamero, un bocabajo, un servil, un cobista, un lisonjero o un adulador. Ejercer el periodismo no es dar coba hasta el vómito a Florentino, es informar y contar la verdad. El presidente del Madrid no ha hecho ni mejor, ni peor gestión pandémica que el resto, pero sí ha creado un problema de vestuario a futuro –esto tampoco lo contarán-. Los madridistas deben estar alegres porque llegue Mbappé –de momento no ha llegado-, les llevan diciendo que es lo que necesitan antes que un recambio para Kroos o Modric, pero arrastrase como hacen ciertos periodistas es innoble. ¡Que no os va a colocar!