Hay que comenzar a pensar que, o bien en la prensa cada vez hay más incultos, analfabetos funcionales o tragaldabas, o bien la maldad se ha instalado hasta tal punto que todo vale con tal de buscar dos euros en publicidad, venderse al financiador y agradar al político de turno. Pese a que hoy, en la imagen del artículo, hay un periódico en concreto, la realidad es que pasa en casi todos los medios de comunicación. Desde periódicos a radios, por no hablar de las televisiones donde todo es basura y fake news en cantidades industriales.
Nunca el ser humano tuvo en sus manos la capacidad de acercase a la verdad como en estos tiempos y a una velocidad impresionante. La realidad es que el poder (ese conglomerado de intereses, facciones o fracciones, inversores y empresarios, políticos o medios de comunicación) ha decidido engañar como nunca al ciudadano. Especialmente al ciudadano occidental. Una vez tras otra se van definiendo por un lado u otro, de arriba abajo, los parámetros del discurso oficial (con sus conflictos falsificados y fechitizados) para entretener en esta sociedad espectacular y agambiana (por aquello de la dictadura silenciosa).
En El debate, periódico que se está transformando a grandes pasos en OkDiarioCat, se puede leer que el presidente Pedro Sánchez se ha dejado llevar, poco menos, por el espíritu de octubre o de la comuna parisina: “El discurso marxista de Sánchez sobre la filosofía económica del Gobierno”. Cualquiera con dos dedos de frente entenderá que Sánchez puede ser cualquier cosa menos marxista. De hecho, el marxismo murió hace ya un tiempo como epistemología. Si acaso quedan retazos de algo parecido en algunos grupúsculos de “iluminados intelectuales” que lo utilizan para justificar subjetivismos de lo más variado.
La Asociación Católica de Propagandistas es gente seria. Muy de derechas, si quieren, pero serios. De vez en cuando caen en la fácil tentación de hablar de marxismo cultural y lugares comunes de la teología política, pero en un medio que se pretende serio hablar de marxismo del presidente Sánchez es superar la falacia del flogisto. En la entrevista del domingo pasado en este mismo medio, el pensador Alain de Benoist (que no es sospechoso de leninista, ni nada por el estilo) ya advertía que de Karl Marx se podían salvar pocas cosas y ninguna de las supuestamente utilizadas por Sánchez o sus corifeos. Salvo que se esté jugando a otro juego…
Mientras desde los medios “progres” se hacía alarde de incultura con la exhumación de José Antonio Primo de Rivera, desde El debate y otros medios como COPE se hablaba del último francomodín. Cierto que es el último, pero los comodines del marxismo en el otro lado se agotaron, cuando menos, en 1989. Sólo quien sea un menor de edad mental puede tragarse la filfa del marxismo en cualquier situación (salvo algún análisis pseudoacadémico que se lee por ahí de vez en cuando). Pues insisten en el marxcomodín tomando por idiotas (esto unos y otros) a los españoles. Al final es el juego de la división, de la crispación o del espectáculo “progres”-“carcas” utilizado para que no se les vean las costuras. A los medios y a quienes les sostienen.