No crean que hoy voy a hablar de algún mecanismo social por el cual usted puede volverse loco, liarse la manta a la cabeza o montar una fiesta que ni en Las Vegas (ya saben “lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas” o Benidorm que queda más cerca). Nada de eso. Esto no es la típica estupidez intelectual de autoayuda o dirigismo social. Este artículo trata de la clase política española. Así, en general. Y esa capacidad que posee para perder la poca vergüenza que le queda a cada individuo que la compone durante las dos semanas que dura la campaña electoral.
Sin duda el mayor actor colectivo de la carencia de vergüenza es, ha sido y será el PP. El PSOE tampoco le va a la zaga pero no llega es tan exorbitado en esa búsqueda de la imagen que concuerde con algún tipo de votante o de supuesto apoyo electoral a algún grupo específico. Aunque para cosas extrañas nadie como Podemos (y su cobaya IU). Vox comenzó muy fuerte pero parece haberse cansado de hacer el ridículo, cuando menos respecto a la actuación.
Verán estos días a dirigentes del PP subidos en tractores, haciendo labores agrícolas con mocasines, zapatos caros o botas de 300 euros el par, hablando con vacas o cogiendo en brazos ovejitas. No les verán quejarse por el olor pero sepan que lo hacen. Algunos incluso del agricultor al que han jodido la jornada para poder hacer las fotos. También acudirán a alguna misa o a venerar algún santo o santa (aunque la Doctrina Social de la Iglesia les parezca de rojos), eso sí, con espeto o vinillo posterior. No faltarán las imágenes con niños con síndrome de Down, alguno en silla de ruedas, dueños de bares/restaurantes y algún anciano. Todo muy conservador pero ocultando que fueron sus acuerdos (con los consabidos silencios) los que jodieron el campo español en los últimos tiempos.
En el PSOE verán otros clásicos como utilizar a las mujeres (después de tragar con la ley Transgenerista es ya la última gota de la desvergüenza) para decir que son muy feministas, de hecho los únicos feministas; harán apartes especiales con jóvenes y jóvenas; dirán que representan a la clase trabajadora, no media-trabajadora sino trabajadora a secas; se harán fotos con ancianos, con niños, sacarán del armario la ropa de saldo que tienen para las ocasiones y se entregarán a fotos campestres ecológicas.
En Podemos (+ eso que sigue llamándose IU) ya saben. Reuniones, porque no les da para mítines o actos medios, con hombres con vagina y mujeres con pene y barba. Fotos con cualquier grupo oprimide aunque sea de una sola persona. Dejarán la ropa cara en el armario y sacarán los vaqueros (si les caben) de los años del 15-M. Aquí puede haber sorpresas de todo tipo porque los frikies les atraen demasiado para dejarlos escapar. Intentarán hacerse fotos paseando por barrios obreros donde elegirán a una persona negra, sudamericana o china olvidando a la clase trabajadora propia.
Vox, como está un poco apagado, no se sabe por dónde saldrá. Seguramente algún candidato diga alguna cosa nazi y generarán polémica con eso. No faltarán las imágenes en los toros, en fincas de caza, alguna misa y todo con muchas banderas de España. El problema es que no se conoce a los candidatos en casi ningún lugar e igual no hay muchas fotos para evitar ciertos ridículos. En esta ocasión no se espera a Abascal a caballo, pero no se descarta algún disfraz.
Y hablando de disfraces, en esta ocasión, se va a echar mucho de menos a Pablo Casado, el mayor Mortadelo de la política española, y a Albert Rivera desnudo o pasándolo mal en un control en el aeropuerto. Dos de las grandes estrellas de la carencia de vergüenza no estarán aunque no se descarta la aparición estelar de Juan Carlos Girauta en algún mitin de PP o Vox.
De todo esto quedarán los memes de las redes sociales y poco más. Porque vergüenza ya se sabe que no tienen. Algunos asesores dicen que sí, que funciona esa proyección de distintos oficios y ámbitos, pero la realidad es que el pueblo es más sabio que los asesores y saben que están haciendo el ridículo. La realidad es que todas esas memeces e imágenes no cambian el voto ni del 0,05%. Aunque todo puede ser peor y, además de las imágenes, seguro que toca escucharles de refilón.