Tras un análisis de las cuentas del Santander desde el primer trimestre del año 2.017 hasta las presentada en el día de ayer, nos damos cuenta de cómo la entidad cántabra continúa en un descenso vertiginoso que, de no ponerse remedio a través de un cambio de los modelos de gestión, llevará a provocar un grave problema en el sistema financiero español y mundial.
En los resultados del primer semestre se han salvado gracias a la caída de las dotaciones por insolvencia le ha permitido generar una pequeña alza del beneficio porque en estos seis meses no ha sido capaz de incrementar los ingresos. A todo esto, hay que sumarle el descenso del beneficio de Santander España en un 20%. Por tanto, siquiera con el Banco Popular, la entidad cántabra puede mejorar sus resultados sino, más bien, empeorarlos. Además, la inestabilidad en algunos mercados extranjeros está dando la razón al FMI cuando afirmó que el Santander era un peligro sistémico.
La entidad presidida por Ana Patricia Botín, además, ha comunicado a la CNMV a través de un Hecho Relevante que va a solicitar abandonar las bolsas de Brasil, Italia, Portugal y Argentina porque, según afirma la entidad cántabra, se trata de mercados ilíquidos. Sin embargo, la realidad, según distintos expertos en mercados financieros consultados por Diario16, es que se trata de escenarios que le podrían provocar graves quebrantos en los balances, sobre todo en renta fija, hecho que podría convertirse en la puntilla para el Grupo presidido por Ana Patricia Botín.
Veamos el análisis evolutivo de las cuentas del Santander desde el segundo trimestre de 2.017 hasta el segundo de 2.018. En la referencia de activos vemos cómo, ni siquiera con la adquisición de Banco Popular ha podido evitar la deriva negativa.
En referencia a los activos, tras un incremento del 8,48% después de la compra del Banco Popular por un euro, comprobamos cómo a partir del cuarto trimestre de 2.017 se entra en números negativos, con un descenso total del 2,34%.
Lo mismo ocurre con los depósitos de clientes que, tras un incremento del 8,29% tras la adquisición del Banco Popular, se contrajo desde el tercer trimestre de 2.017 hasta hoy en un 0,56%. Sucede igual con los recursos de clientes que descienden un 0,71%.
El concepto que más desciende es patrimonio neto que, entre el segundo trimestre de 2.017 hasta el primer semestre de 2.018, se reduce en un 4%. Hay que tener en cuenta que en las cuentas del Santander encontramos movimientos que son encajados en patrimonio cuando debían ir a la cuenta de resultados, como, por ejemplo, las pérdidas por cambio de divisas que en el ejercicio 2.017 supusieron unas pérdidas de 8.000 millones de euros. En estos primeros meses de 2.018 se han producido grandes devaluaciones como, por ejemplo, en Argentina, mientras el euro está fuerte, lo que hace suponer que esas pérdidas de divisas siguen incorporándose al patrimonio.
Si el Santander no es capaz de levantar el vuelo siquiera después de que se organizara una operación de rescate que arruinó a más de 305.000 familias, ¿cómo está en realidad la entidad presidida por Ana Patricia Botín? ¿No sería el momento de que los inspectores del Banco de España y del Banco Central Europeo hicieran una inspección a fondo de la situación real del Santander? Estos resultados sí que demuestran que el sistema financiero europeo y mundial podría estar en peligro si no se frena a tiempo esta caída. ¿Lo harán sin tener que recurrir a la ruina de los accionistas de otra entidad?