En la Fiesta de la Rosa de Oroso (La Coruña) el presidente del Gobierno en funciones ha salido de la cueva en la que estaba metido y se le ha podido escuchar. Escuchar respecto a las negociaciones subterráneas, porque dicen que no hay pero como las meigas haberlas haylas, que está manteniendo con los distintos partidos. Pedro Sánchez ha recordado algunas palabras de la campaña electoral (para otras palabras jamás tiene recuerdos): “Vamos a hacer lo que prometimos en campaña: dije que buscaría votos hasta debajo de las piedras para seguir haciendo políticas progresistas, garantizando la igualdad y la concordia entre los pueblos de España y es lo que vamos a hacer”.
Si está dispuesto a buscar votos parlamentarios (a esos votos se refiere en esta ocasión) ¿por qué no pacta con Vox un acuerdo de investidura? Son treinta y tantos votos que junto a los suyos y los de ¿Sumar? bastarían para lograr su meta, seguir siendo presidente del Gobierno de España. La suma es sencilla y son votos que están debajo de piedras ¿por qué no lanzarse a por ellos? Habría que ver qué pedirían en Vox. Desde luego, alejarle de los votos de secesionistas y demás partidos regionalistas sería algo que los voxeros valorarían bastante. Un punto a favor de Sánchez. También le pedirían eliminar los ministerios esos que se inventaron para colocar a podemitas y Alberto Garzón (el que no hace nada). Nada le cuesta eliminarlos porque se vio obligado a establecerlos para cubrir cuota con Pablo Iglesias. Otro punto a favor de Sánchez.
Respecto a medidas económicas, las cuales vendrían impuestas en su mayoría por los hombres de negro de la UE, no hay diferencias sustanciales en lo básico. Si le pidiesen la mochila austríaca no sería algo desconocido para Sánchez y su ministra de Economía, Nadia Calviño, pues ya lo firmaron con Ciudadanos y lo tenían presente en el programa electoral de 2015. Recortar gasto público tampoco sería un problema porque van a tener que hacerlo en breve, obligados (al menos medio billón de euros). Defender la soberanía de España tampoco sería un problema pues Sánchez ha manifestado en diversas ocasiones que no habría referendos (ni consultivos, ni de otro tipo pues son inconstitucionales) y, ayer mismo, que el PSOE cumple de la A a la Z la Constitución siempre. Dos puntos para Sánchez. Al final igual tendría que ceder en alguna cuestión de esas que Sánchez o no entiende o le da lo mismo. El pacto sería posible.
¿Por qué no lo hace? Porque los de Vox son fachas. ¡Ah, vale! Si ser facha es un impedimento para pactar con un grupo de electos ¿por qué pacta con Junts? Para los que carezcan de memoria, debido al abuso de las redes sociales o el sectarismo, cabe recordar que desde Junts han calificado a los “españoles”, esto es, los otros, de seres inferiores (en el presidente catalán Quim Torra, sin ir más lejos). Han expresado, y seguro lo sienten muy adentro, que prefieren negros o magrebíes que hablen catalán a los charnegos (además de utilizar a aquellos como ejército en la reserva del capitalismo). En esto en el PNV ya dijeron que mejor un lehendakari negro antes que español. En general consideran al español como una raza inferior a la catalana. Un poco nazi sí que parece. Ese racismo parece poco progresista, salvo que consideren a los catalanes como grupo subalterno y oprimide.
En materia económica las diferencias entre Vox y Junts no son casi apreciables. En ambos casos son liberales ortodoxos. Puro capitalismo (en el caso de los secesionistas añádanle el adjetivo “de amiguetes”) inhumano. Si leyesen los programas de ambos verían que las diferencias son mínimas. ¿Dónde está el progresismo? Vean cómo han dejado la sanidad pública, en favor de la privada, en Cataluña mientras gobiernan para conocer su forma de trabajar. Sin hablar de la discriminación lingüística. Muy progres no parecen, la verdad. Entonces ¿por qué asume, públicamente, el presidente del Gobierno en funciones un posible pacto con fachas catalanes?
Porque en su mundo de unicornios y aviones de la OTAN Sánchez entiende que si alguien es nacionalista periférico deja de ser de derechas. Deja de ser “facha”. Como los populistas de izquierdas que le quitaban el sueño dejaron de ser populistas para pasar a ser progresistas. En este punto, también, cabría preguntarse ¿es el progresismo bueno en estos tiempos? El debate sobre el concepto progresista se hurta en casi todo el mundo y sería necesario no vaya a ser que se trate de un eufemismo de avanzar por el camino que marcan ciertas élites económicas (hoy mismo se publica un libro muy interesante sobre el tema: Douglas Rushkoff. La supervivencia de los más ricos. Capitán Swing) y no políticas enfocadas en el bien común (palabra que no aparece demasiado en los discursos sanchistas).
Y a ello súmenle que desde Podemos exigen que Irene Montero (la mininistra que ha destrozado el feminismo consecuente, deja a violadores en la calle, permite que un hombre se cambie de sexo para ir a una cárcel de mujeres, etc.) siga siendo mininistra. Si hay un grupo en el Gobierno que genera asco entre la mayoría de la población española son los podemitas de los ministerios. Hacen más daño al Gobierno que los viajes en el Falcon y colocar a todos los amigos del presidente en cargos bien remunerados (quien dice presidente dice todo el gobierno porque no hay uno que no acabe colocando en empresa o chiringuito a parejas, hermanos, primos, sobrinas…). Por cinco votos igual se queda sin Gobierno o por esos cinco votos seguirá permitiendo que España tenga asco al Gobierno.
Al final todo no es más que un juego de eufemismos. Los que no le gustan a Sánchez son fachas y los que le gustan, esto es, los que pueden darle el poder, son progresistas. Ni ERC, ni el PNV, ni Junts son progresistas. No lo han sido en toda su historia, ni lo son en la actualidad por mucho que digan. Parece ser que pactar con Vox (o con el PP) es un impedimento ético (que no político) para Sánchez, entonces ¿no le parece poco ético pactar con quienes quieren privilegios para ellos y quienes desean desmembrar de forma poco democrática España? Si dice defender, como en las palabras del comienzo, la igualdad entre españoles ¿por qué permite desigualdades entre comunidades autónomas dependiendo de si tienen partidos secesionistas o no? El problema que tienen los eufemismos es que sirven para contentar a los sectarios que viven de ellos y los prejuicios, pero chocan constantemente con la realidad material. Tan de izquierdas como dicen ser y lo materialista lo tienen abandonado por el puro subjetivismo. País.