Los barones díscolos del PSOE andan mustios porque Pedro Sánchez ha entablado conversaciones con ERC. Conversaciones democráticas, como ha recordado la vicepresidenta Carmen Calvo, de las que no tienen conocimiento y desearían que les contasen todo pues ellos dos, y sólo ellos dos, son muy mucho españoles y conservadores de las esencias felipistas del nacionalismo reformista. Es cierto que a muchas personas del ámbito del PSOE les puede resultar un tanto antipático tener que hablar con ERC. Al fin y al cabo se les ha inculcado desde los medios de comunicación de la clase dominante que los independentistas quieren destruir España y dejarles en la inmundicia. También les resultaba antipático pactar con Podemos y lo han aceptado con un porcentaje del 92%. Por mucho que molesten las negociaciones en sí, siendo conscientes de que no se pondrán en peligro los principios constitucionales, tampoco encuentran otra alternativa que procure la investidura del candidato del PSOE.
Emiliano García Page y Javier Lambán han hablado de sus problemas con la vaselina, del asco que les produce pactar con ERC, de la defensa del españolismo identitario y casposo de “una grande y libre”, de todo menos de lo que deberían haber hablado. El manchego sí ha pedido al PP que se abstenga para devolver el favor que, tras el golpe de partido, las baronías le hicieron a Mariano Rajoy. Pero no se les ha escuchado hablar de la abstención de Ciudadanos, algo que, dado su verborrea constante para que los medios de la derecha les encumbren como “verdaderos socialistas”, deberían pedir día sí y día también. Han propuesto grandes pactos entre PSOE, PP y Ciudadanos para garantizar estabilidad (¿Alguien sabe cómo han sacado esa conclusión salvo de la clase dominante?) y pactos de Estado. Pero poco más que eso, lo cual denota bastante por donde va su mentalidad, que es la misma que está hundiendo a la socialdemocracia en la Europa continental.
¿Por qué no piden la abstención de Ciudadanos? Porque eso supondría avalar el acuerdo con Unidas Podemos, algo que les parece tan detestable como negociar con ERC o el PNV. Si Ciudadanos se abstuviese y Sánchez sumase a la mayoría de regionalistas más el PNV sería investido presidente. Ocurre que Inés Arrimadas ya ha dicho que no, que lo que hay que hacer es sumar los 221 diputados de los tres partidos “constitucionalistas” y ya. Nada de populistas de un lado u otro del espectro político, ni obviamente secesionistas. García Page y Lambán podrían presionar a Arrimadas, y dejar de querer ficharla (algo que sí que ha molestado a la militancia del PSOE) para impedir que los catalanes sean fundamentales en la investidura, pero no lo harán porque piensan igual que la dirigente naranja, tan odiosos son los independentistas como Unidas Podemos. Ellos dos que son muy mucho españoles, muy monárquicos, muy de incienso y sotana, no pueden permitir que un partido de corte socialdemócrata radical (no es más que eso Podemos) pueda poner en cuestión algún aspecto de la dominación existente en España.
Piden la abstención del PP para evitar otras alianzas si fuese posible y de no serlo comparten con la derecha que se acuda a nuevas elecciones, eso sí, pedirían en su momento que no fuese Sánchez el candidato por haber perdido varias investiduras. No es que hayan apoyado mucho ellos dos al secretario general de su partido, pero les gusta hablar lo que luego no hacen en el Comité Federal o no permiten que se haga en sus comités regionales respectivos. Saben que los medios de la derecha mediática (casi todos) son altavoces para sus soflamas nacionalistas que les ayudan a esconder sus propios errores de gestión en sus respectivas comunidades (si Lambán gestionase bien ¿habría surgido Teruel Existe?, por ejemplo). Saben que lo mismo que dicen hoy es lo que obligaron a Sánchez a admitir en el famoso comité federal de 2015, las líneas rojas de Podemos e independentistas. Saben que si Sánchez pactase con el PP y Ciudadanos acabaría cayendo en una derrota escandalosa y así ellos dos podrían hacerse con el poder de todo el partido. Saben que con este discurso la clase dominante les dará altavoz y buena mesa durante unos cuantos años. Saben que la crítica siempre es buena pero hacerla todos los días es de porculeros. Saben que su jugada no es ganar algo hoy sino mañana. Lo que no saben es que igual mañana no tienen jugadores que utilizar.
¿Por qué no piden, en resumidas cuentas, la abstención de Ciudadanos haciendo presión en el partido que puede impedir el acuerdo con ERC? Porque comparten la misma visión que la formación naranja y están a la espera de pescar en el río del PSOE cuando haya llegado al nivel de “metástasis”. Prefieren ver al PSOE hundido y defenestrado antes que gobernando y consiguiendo traer a ERC a la senda de la constitucionalidad. Son tan nacionalistas como los catalanes o los vascos y eso acaba aflorando. No es lo social sino lo nacional lo que les enfada. No es lo social sino lo sistémico lo que les mueve. Son la fracción nacionalista incrustada por la clase dominante en el PSOE y actúan en consecuencia. No piden ni pedirán la abstención de Arrimadas porque ni quieren a ERC, ni quieren a Podemos. A los primeros por principios y a los segundos por ideología. Parece que el “cuanto peor mejor” del marianismo ilustrado también les gusta a estos dos dirigentes.