La últimas encuestas muestran un alza del PP en detrimento de Vox. Lo normal. Lo que viene siendo preparado por los medios de comunicación y empresarios afines. El problema, para esos medios afines, es que Pedro Sánchez no pierde apoyos. Sigue en sus 120 diputados, arriba-abajo, sin inmutarse. Esto saca de quicio a los “analistas” pues no llegan a entender el porqué de tal situación. Con lo mal que lo está haciendo el presidente del Gobierno ¿cómo es que no le abandonan en el voto?
Aquí vienen las explicaciones tontas y sesudas. Es que están adoctrinados, dicen unos. Es que tiene el control de la mayoría de medios, dicen otros. Es que los españoles son imbéciles, esto lo suelen decir los girauters y demás gañanes. Y no. El problema, tal vez, no esté ahí. Por supuesto que existen personas que son de un partido y no piensan para votar. Los hay del PSOE y del PP. Por tanto, empate. El Gobierno no tiene el control de la mayoría de medios, bien al contrario, lo tiene la derecha. Así que deberían analizar en qué están fallando. Y no, los españoles no son imbéciles. El problema es que al otro lado hay la misma mierda que puede haber en el Gobierno.
Ejemplos. A Sánchez se le critica por el uso y abuso del Falcon. Una buena postura si no fuera porque esos mismos que se escandalizan del gasto callaron cuando el padre de un tal M. Rajoy fue atendido, cuidado y alimentado por servicios sanitarios pagados por todos los españoles. En ese tiempo ni Rubido, ni Inda, ni ningún otro dijo nada. Como tampoco decían el uso y abuso de lo público que hubo en ese mandato, por no remontarse a los tiempos de José María Aznar. Si se ejerce el periodismo o se dice que se es columnista independiente lo normal es señalar la mierda en uno u otro lado. No lo hacen.
Es que Sánchez coloca a gente del PSOE en los cargos públicos. ¡Aaaahhhh, está colonizando el Estado! El PP ha colocado y coloca en sus CCAA y ayuntamientos a premios Nobel. Ya. Sobre los jueces amigos mejor no hablar. En ese momento no hay ni dictadura, ni asalto al Estado. Ni nada. Es más perfecto que el libro de Montesquieu. Ya. Y, por supuesto, todos los cargos del PP son genios y no viven de la política. Ya. Con pensar que los españoles son imbéciles parece que los argumentos que son críticos para unos, no lo son para otros.
En un Estado de partidos al final las organizaciones políticas acaban repartiendo canonjías y prebendas entre los suyos. Incluso los que dicen que van a cambiar todo son los primeros en apuntarse al reparto de lo que les toque. Y da igual que sean hermanos, primos, maridos (como con Esperanza Aguirre) o colegas del instituto. En la izquierda dicen “al menos no gobierna la derecha” y en la derecha “al menos no gobierna la izquierda”. Si son los propios los que están esquilmando está bien.
Todo esto lo comprenden perfectamente los ciudadanos españoles. Por eso es normal que si se tiende más a lo socialdemócrata se vote al PSOE y si es hacia lo liberal al PP. Cuando están muy enfadados se abstienen o votan en blanco. En ocasiones hasta cambian el voto al otro lado por oxigenar la situación. Más allá de la Amnistía, muy mal gestionada la crisis tanto por PP como por Vox, el resto de escándalos que dicen en los medios de comunicación no lo serían si gobernasen los suyos. Por eso ya no les cree nadie y siguen apoyando lo que creen mejor para cada cual. No hay un pensamiento de bien común, entre otras cosas porque los partidos no creen en el bien común.
Así que cuando piensen que “con todo lo que está cayendo” no hay movimientos significativos en los votos, no es por estupidez ciudadana, sino porque saben los otros harían lo mismo. ¡Joder, que lo han hecho! Antes de analizar la situación, cada cual debería analizarse a sí mismo. ¿Es Sánchez un inmoral? Sí. Pero ¿son los otros verdaderos entes puros en lo referente a los valores y la ética? No. No es que los apoyos a Sánchez sean de imbéciles, no, es que tampoco se les anima a votar otra cosa distinta. Y si te sale un Milei (lo primero colocar a la hermana) pues, ya saben, “más vale malo conocido…”.
Post Scriptum. Y no las manifestaciones con el rosario en la mano, colocar al revés los libros y demás tonterías no hacen ni una pizca de daño a Sánchez. En ocasiones hasta lo reafirman. Se ve que los que dicen ser tan listos en ese lado no lo son.