Hay que reconocer que más allá de las meteduras de pata, las candidaturas del PP a la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento son claras en lo referente a la privatización de la Escuela. Dicen claramente que lo quieren hacer y cómo lo van a hacer. En este sentido no se puede reprochar nada a Isabel Díaz Ayuso y a José Luis Martínez-Almeida, lo dicen claramente aunque de forma adulterada y con algún que otro subterfugio legal, pero que la privatizan seguro, llevan 24 años haciéndolo. Incluso, como veremos, llevan en sus candidaturas a personas que lo han hecho y se han jactado de ello.
Ayer, como hace unos días la candidata, Martínez-Almeida afirmó sin ruborizarse que pretendía ceder parcelas públicas, es decir, de todos y todas, para que empresas del ámbito educativo abrieran colegios concertados. Todo ello afirmó el candidato en connivencia de la Comunidad de Madrid que debería autorizar el colegio/instituto, no la cesión del suelo. En vez de utilizar esas parcelas para construir colegios públicos, las quieren regalar a empresas educativas para que construyan centros y así engorden sus arcas. De esta manera se destruye lo público triplemente, por la pérdida patrimonial, por la pérdida de centros en los que la igualdad de oportunidades está garantizada y por la exclusión social que se acaba produciendo (en especial si el centro es religioso).
David Pérez, número dos de la candidatura de Díaz Ayuso, ya utilizó ese recurso para ceder al Opus Dei suelo en Alcorcón, ciudad que estaba esperando que la Comunidad de Madrid de Aguirre y González invirtiese en la construcción en un nuevo barrio. El colegio Juan Pablo I, que segrega por género, consiguió una especie de monopolio en el nuevo barrio para poder adoctrinar (que es lo que hacen realmente) a las criaturas del barrio. Todo ello con el apoyo del alcalde que no podía olvidar su alma mater realmente. ¿Qué ha sucedido realmente? Que el colegio se llena de pequeño-burgueses que pueden costear los gastos extraordinarios y los niños y niñas del barrio se pegan unas caminatas enormes para ir a uno público. De hecho, en otra parcela, al final parece que se va a construir un colegio público. Conclusión: morterada de dinero para el Opus, ricos que no gastan en el colegio y educación restringida.
Esto mismo es lo que desean Díaz Ayuso y Martínez-Almeida para toda la Comunidad y el Ayuntamiento. Que todas las personas costeemos la educación de los potentados y pequeño-burgueses, educación mayoritariamente religiosa, los cuales en cuanto observan que el colegio se llena de la progenie de clase trabajadora presiona para que hagan colegios públicos. Un doble gasto pero que beneficia a una sola clase, la clase dominante. Lo que en su momento fue un mecanismo necesario y extraordinario hasta que se construyesen los suficientes colegios públicos en los años 1980s, al final se ha convertido en algo perenne en esta sociedad de mentalidad pequeño-burguesa. Incluso se han cerrado colegios públicos pero se han resguardado los concertados. A esto juega la derecha y algunos de la izquierda, por cierto.
Lo curioso es que los candidatos del partido reaccionario lo venden como si fuera una cuestión de libertad, cuando no es más que el encubrimiento de una privatización educativa que pagan todas las personas. Como demostraron en El Boletín no hace mucho, la enseñanza privada y concertada había crecido en la Comunidad de Madrid 3,5 veces más, o lo que es lo mismos, de cada cuatro colegios que se abren en Madrid tres son privados o concertados. La libertad en realidad está en elegir si pública o privada porque no hace tanto era complicado elegir ya que la Iglesia copaba la educación, algo que en el PP quieren que siga sucediendo. Una Iglesia que controle las mentes de las personas, que las adoctrine y les lleva a generar personas dóciles al capitalismo y entregadas a la causa de la derecha. Luego afirman que los colegios públicos adoctrinan, cuando la derecha lleva siglos haciéndolo.
Antes de cerrar la legislatura el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobó la constitución de tres universidades privadas nuevas. Completamente innecesarias a ojos vista de la igualdad de oportunidades, la capacidad y el mérito, pero debe ser que los hijos e hijas de la clase trabajadora han salido listos, se hipotecan para cursar masters públicos y quitan trabajos a la derechita cobarde y a la valiente. Los menos capaces, muchos de ellos pequeño-burgueses y potentados, necesitan, por tanto, nuevos sitios donde estudiar y lograr aprobar. Como no son políticos del PP que les regalen los títulos, deberán pagar y nada mejor que tener una amplia oferta de precios y calidades para todos los estratos. Porque en el fondo en el PP siguen haciendo política de clase contra clase desde lo más básico como la educación.