Hay que partir del hecho de que Sumar y Podemos son partidarios del mundo etarra y de la dictadura venezolana —luego vienen quejándose del GAL, pero bueno—, los fueron cuando estaban todos en la misma casa y lo siguen siendo ahora que están peleados. También hay que considerar que a Vox se las cuelan todas y esta semana, cosa rara, han reconocido que son leles y vagos. Por tanto, quedan los otros dos grandes partidos, PP y PSOE, para observar qué han hecho y dicho ante las noticias que han salido. El resultado, ya se adelanta, supone considerar a los españoles gilipollas. Así. Como suena. Con esa palabra tan gruesa y castiza.
El PP votó a favor de la ley que permite que los etarras salgan antes de prisión por la transposición, que no es obligatoria en sí, de una directiva europea. Votaron con el dedo fuerte y sin dudar. Ahora, cuando los medios de comunicación, los de los “suyos”, pusieron el grito en el cielo, salieron en tromba a hacer ver que no, que ellos nada sabían, que la ley era muy difícil de leer —sí, sí, han utilizado esta excusa— y que, al final, todo era culpa del malvado ser que habita en la Moncloa. Alberto Núñez Feijoo, además, salió a recordar los muertos del terrorismo islamista justo cuando las víctimas del terrorismo español, especialmente los de su partido, estaban acordándose de la familia del gallego.
Dentro de las grandes ideas de la factoría Génova-Bendodo llevaron invitada a la hermanísima al parlamento para que dejase caer sus posaderas en el hemiciclo —¿puede cualquiera, por muy invitado que sea, sentarse entre los diputados cuando hay sesión?—. Como siempre que les pillan en algo relacionado con los etarras, aparece Mari Mar Blanco. Uno de esos tres o cuatro días en que trabaja, el resto del tiempo sentada en su curul autonómico a cobrar sin esforzarse. No solo eso, sino que, en una intervención que nada tenía que ver, pusieron al mendaz, incompetente, histrión e incompetente Miguel Tellado a gritar con una foto de víctimas de ETA mientras se reía. Como pensaban todos los españoles: «¡Que habéis votado a favor, panda de badulaques!». Para más inri, resulta que sabían, como ha desvelado la prensa, perfectamente lo que estaban votando.
En el PSOE sanchista lo de perdonar a etarras o sediciosos es normal. Incluso se podría decir que es algo que les pone mucho, les hace subir la dopamina, pero lo que les hace llegar al orgasmo es mentir sin ruborizarse. En una misma mañana el presidente del gobierno y dos mininistros lo han hecho tomando a los españoles por gilipollas. Cabría precisar que tomando por gilipollas a los españoles que no les apoyan ciegamente porque a estos los consideran eso sin dudar.
Respecto al caso Delcy, que es una estupidez de caso pero muestra a las claras el nivel del sanchismo, el mininistro Félix Bolaños ha a afirmado que será la justicia la que determinará lo que deba ser, pero que la verdadera culpa de todo esto lo tiene la extrema derecha. ¡Con dos cojones! La mininistra Pilar Alegría, esa que ve ultras en cualquier lado menos donde los hay, ha recordado que fue una simple «parada técnica por el propio descanso del personal que llevaba el avión». Pedro Sánchez ha pasado de afirmar que no sabía nada a reconocer que algo sabía pero que el mininistro amigo de Jesica logró parar aquello sin crear un conflicto internacional. A ver, gazmoños, que a Delcy Rodríguez, como se ha descubierto, la invitó el PSOE. El secretario general y el secretario de Organización, José Luis “no tengo anda” Ábalos la invitaron directamente. ¡Que sabemos leer!
Como decía José Luis Cuerda: «Tendremos que colocarnos un cartelito al cuello que diga “No soy gilipollas”, porque es que están convencidos». Por las respuestas de periodistas, opinólogos y amantes de la mamandurria parece que el gilipollismo está muy extendido. Al menos que a usted no le metan en ese saco.