El pasado dia 1 de Junio, tuve el honor de exponer para su debate en la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados una Proposición no de Ley sobre Protección de la Arquitectura Contemporánea Española de los siglos XX y XXI. Dicha PNL fue presentada por el Grupo Parlamentario de Ciudadanos ante la mesa del Congreso el día 8 de Febrero. Ésta iniciativa salió adelante con una enmienda transaccional conjunta del PP y del PSOE, con 34 votos a favor y 3 abstenciones por parte del PNV y del PDCAT.
En esencia ésta proposición pretende transmitir los valores de la arquitectura moderna a la sociedad e integrar ésa arquitectura en los mecanismos de protección patrimonial en los que hasta ahora han predominado criterios de antigüedad por encima de los de calidad a la hora de reconocer su valor y que en consecuencia derive de ello la protección de dichas obras. En la misma medida también se pretende que queden desterrados de actuaciones futuras hechos tan lamentables como el reciente derribo de la “Casa Guzmán” de Alejandro de la Sota o el de “La Pagoda” de Miguel Fisac entre otros desgraciados ejemplos. Como último fin perseguido, queda la promoción e impulsión de una futura Ley Estatal de Arquitectura.
Puntualizadas éstas consideraciones legales y técnico-administrativas , si me gustaría profundizar en el sentido del título de ésta reflexión.
La Arquitectura Contemporánea Española de los siglos XX y XXI está preñada de innumerables obras de primerísimo y excepcional nivel con reconocimiento universal. No es objetivo de éste artículo el elaborar un catálogo que resultaría tedioso e incompleto en cuanto a autores y en cuanto a sus obras.
Cualquier rama del arte se engrandece y universaliza en la medida en que se ponen en práctica los mecanismos necesarios para su adecuado conocimiento, no solo para un público especializado o especialmente interesado, sino para la generalidad de la sociedad. A fin de cuentas hablamos de la transmisión del conocimiento, que es la forma más simple de definir el concepto “cultura”.
Sin renuncias ineludibles a mi condición de arquitecto, asumo el riesgo de proclamar que la Arquitectura sobre todo desde el siglo pasado, no ha tenido remilgo alguno en asociarse con multitud de ramas del saber para escrudiñar en ellas sus entresijos de tal modo que el producto final del hecho arquitectónico resulte sobre todo desde el punto de vista social lo más satisfactorio posible. Otras artes han vivido y subsisten hoy en día desde posicionamientos fundamentalmente estéticos muy loables y que sin duda contribuyen a alimentar la satisfacción espiritual del observador. Ciencias como la Ingeniería, la Sociología, la Antropología, las Medio-Ambientales, las Económicas y un largo etcétera, han sido y son hoy, ingredientes necesarios de un coctel que hacen de la proyección arquitectónica un camino con un último destino :
“La Arquitectura persiguiendo el mejor resultado estético posible, pero siempre al servicio de las demandas sociales más allá de sus primarias necesidades habitacionales.”
Es la Arquitectura Contemporánea así entendida, el arte más socializador de nuestro tiempo y en reconocimiento a éste hecho, merece su justa difusión para poner así en valor ésta expresión artística como bien nacional cultural. Para ello se erige necesariamente una labor pedagógica incluida en los planes de estudios que afecten a las primeras etapas de la educación. Promover entre los más jóvenes el conocimiento de las obras de su entorno más o menos inmediato es apostar por un futuro de respeto y reconocimiento a ése importantísimo patrimonio. Fomentar un turismo ligado no sólo a la Arquitectura tradicional, sino divulgativo de nuestra Arquitectura más reciente, derivará sin duda alguna a potenciar la Marca España como plataforma de contribución a altos rendimientos económicos para nuestro país.
Como profesional de la Arquitectura, me toca seguir disfrutando del maravilloso vértigo intelectual que supone enfrentarte, armado con un triste lápiz, al inmenso desierto que supone un papel en blanco. Desde la parte que me toca como político, mi compromiso de que ésta iniciativa no sea un brindis al sol, sino que sea una realidad tangible cuanto antes.