Las Juventudes Socialistas de España han vuelto a poner en brete al PSOE. Si ya durante el 39° Congreso lograron que una enmienda sobre la III República llegase al debate al Plenario (aunque negociaron quitarla cuanto antes de en medio), en esta ocasión la reivindicación de la III República con ocasión del 14 de abril ha supuesto otro disgusto para el partido de los socialdemócratas monárquicos, según parece. Así José Luis Ábalos ha manifestado en rueda de prensa: “No la apoyamos. Espero que estén en otras cosas”.
Omar Anguita, secretario general de JSE, ha expresado que la identidad de la organización “está estrechamente unida” a la defensa de los valores republicanos, en la reivindicación de “la plena igualdad los ciudadanos y ciudadanas en todos los aspectos, incluyendo, especialmente la igualdad en el acceso a la jefatura del Estado de nuestro país”. Es por ello que el dirigente juvenil ha remarcado que “hemos de avanzar en la estrategia para seguir sumando apoyos y complicidades”. Asimismo ha añadido que “la República debe congregar en torno a ella a todo el espectro político, debe ser un punto de convivencia ciudadana, bajo el compromiso del buen gobierno y de la virtud cívica”.
Nada terrorífico, ni toma de la Bastilla, ni asalto a palacios de invierno, ni largas marchas, sino que han expresado las JSE lo que se supone es el alma del PSOE, la defensa de la República. Pero parece ser que para Ábalos y la cúpula directiva del PSOE, no alguno de sus componentes, la defensa de la República no es tema a tratar porque “España tiene problemas más importantes que su modelo de Jefatura del Estado”. Y se equivoca Ábalos al asimilar lo contingente con la esencia del socialismo patrio. Con esa puñalada se lleva por delante el legado de Rodolfo Llopis, el secretario general del PSOE (el que más tiempo ha ostentado ese cargo y alicantino de pro) que guardó las esencias socialistas (pablismo y republicanismo) hasta que las gentes del interior se hicieron con las riendas del PSOE en Suresnes. Con esa puñalada hace que aquellos socialistas, que sufrieron las palizas de la policía franquista durante la dictadura, soportasen por nada. Con esa puñalada manda al olvido a todo el exilio del socialismo y a los que defendieron en la clandestinidad la lucha contra el franquismo y en favor de la democracia. Con esa puñalada se traiciona la memoria y el ser del propio socialismo.
Bien es cierto que de socialista tienen poco en la ejecutiva federal del PSOE en general, son todos y todas socialdemócratas en el mejor de los casos, pero la Memoria Histórica provoca que el PSOE sea republicano, aun cuando acepte de momento (lo que supone algo temporal, habría que recordar) a Felipe de Borbón al frente del Estado. El PSOE de “Somos la izquierda”, al menos durante las primarias, estaba orgulloso de su republicanismo y portaban banderas tricolores en los mítines de Pedro Sánchez. Aunque se evitase que apareciesen en fotos junto al hoy secretario general. Esa esencia del PSOE, mostrada por sus bases, por su militancia, por los verdaderos socialistas, parece que es una losa pesada y que aquella efervescencia republicana fue efímera. Como muchas otras cosas de lo que se prometió y que están provocando el abandono del partido de muchas personas.
Y habría que preguntarse ¿por qué?, ¿qué miedo hay a defender una historia propia? No preguntan en el Congreso nada relacionado con la monarquía o la casa real, así haya indicios de fraudes o delitos financieros. No recuerdan el hermoso discurso en defensa de la República que llevó a cabo Luis Gómez Llorente en el Congreso de los Diputados durante la elaboración de la Constitución, ese sacrosanto compendio de leyes que se defiende ahora como si fuesen las tablas de los mandamientos, mediante un arrodillamiento que ni la genuflexiones ante los reyes taumatúrgicos de la Edad Media o el absolutismo. Se han creído aquello de que son el sostén del sistema, o son tan pobres de espíritu que por ganar dos votos (o perder mil, que nunca se sabe), la ejecutiva no quiere tratar ningún tema que pueda molestar al establishment. Un establishment internacional del que forman parte los monarcas españoles.
Además, es que más allá de la contingencia o no, defender la República es defender la igualdad de todas las personas. El principio rector de la monarquía es el privilegio por la sangre, mientras que el PSOE se supone que defiende la igualdad de todos ante la ley, la igualdad de oportunidades, la igualdad para ser lo que uno o una quieran. Y eso lo defienden hasta que llegan al Borbón, ahí se bajan los pantalones, se postran y se suman a la recua de cortesanos. Queda claro, por tanto, que el PSOE, al menos en lo que respecta a su dirigencia, no es republicano. Las esencias se fugan por el wáter tan rápido como se toca el poder y las alfombras rojas del establishment.