Quien esto escribe había acudido desde 1993 hasta hace tres años a todos los congresos del PSOE —como también ha hecho con los del PP, IU, Ciudadanos y Podemos (en Vox no porque no dejan)— y, más allá de los vetos subliminales, a este no quiso acudir (teniendo lugar donde guarecerse en Sevilla) porque ¿para qué? Además de estar todo el pescado vendido y ser una exaltación de un completo inútil, ¿qué más iba a ofrecer un pseudo-Congreso a alguien con querencias democráticas e intelectuales? Para adoraciones es mucho más preferible hacer el camino de Santiago, acudir a Tierra Santa o ganarse el jubileo romano —que hasta se puede encontrar al papa Paco y echarse unas risas—.
Pedro Sánchez es la culminación de un proceso que comenzó el “zapatitos” hace años. Dotar todo de un aura de supuesta democracia y debate pero usurpando, en realidad lo democrático y lo intelectual a los militantes del partido que participan como delegados. Hoy en día acudir como delegado a un congreso del PSOE solo sirve para dejarse ver, para que dirigentes de diversas provincias se encuentren, para que algunos y algunas intercambien fluidos y para pegarse un par de días lejos de la familia o las obligaciones de cada cual. No sirve para nada más porque el debate se ha hurtado, lo intelectual ha desaparecido y el elemento democrático ni está, ni se le espera.
Ahí tienen la petición de Isabel Andaluz, ex-diputada en la Asamblea madrileña y ahora coportavoz de Izquierda Socialista, pidiendo que se pudiese debatir mínimamente sobre la gestión de la ejecutiva saliente. Lo que había sido norma obligatoria desde la fundación del partido —no se permitían intervenciones a favor— y había generado debates intensos y edificantes, con el sanchismo ha quedado eliminado. Se vota y a TPC. Ya Pepiño Blanco —el conseguidor de Marruecos— fue reduciendo las intervenciones, sin eliminarlas porque Alfredo Pérez Rubalcaba y otros le hubiesen puesto a parir pues habían conocido otro partido. Hoy Santos Cerdán, quien tampoco es que aguantara un envite dialéctico con cierta carga ideológica o intelectual, ha eliminado el debate, aplaudido por los invitados y buena parte de las delegaciones, porque «¿A quién se le puede ocurrir que “nosotros” hagamos algo mal?». A cualquiera que no sea un pútrido sanchista seguro que sí.
En este Congreso lo importante son los Ágoras donde cualquier pelagatos interviene a explicitar la santa doctrina del sanchismo, la cual coincide paradójicamente con la doctrina de las clases dominantes progres internacionales. Por cierto, el ágora griega no era, como así quieren hacer ver, el centro de la democracia —para eso estaba la ekklesía—, sino que era el centro comercial y religioso de las ciudades. Y eso es para este partido usurpado, el centro de la religión sanchista-wokista y el centro del mercadeo de puestos, favores y alianzas empresariales. ¿Cuánto no sacarán quienes allí intervienen a futuro? Algunos lo sacan ya, en este tiempo, mediante alianzas con dictadores del peor pelaje y en contra, en demasiadas ocasiones, de los intereses de España.
En el centro del Ágora aparece José Luis Rodríguez Zapatero a pontificar y garantizarse su pecunio dictatorial. Como buen Sumo Sacerdote de la religión sanchista advirtió en su primera intervención que allí, al Congreso, no se había ido a hacer crítica alguna. Había que cerrar filas con su protegido y todo el mundo a callar. Lo mismo que pedía en sus tiempos de secretario general cuando impedía que se le dijeran las verdades del barquero en los comités federales y acababa, con esa sonrisa irónica y más propia del carcelero de un campo de concentración, hablando de republicanismo o el peligro de la derecha. Como le aplaudieron la gracia totalitaria del «chitón todos», se vino arriba y llegó a afirmar que gracias al PSOE se inventó la escritura o algo por el estilo. 600 varazos verdes necesitan algunos.
Normal que quien esto escribe haya decidido no acudir. Gastar tiempo y dinero en observar a una banda de maleantes, en el sentido agustiniano, más preocupados de lo suyo que del bien común. Pues, por mucho que les digan, esta banda solo responde ante sus jefes exteriores —y para eso tienen la comisaria santanderina— y no busca el bien común de los españoles. El propio sí que lo buscan. Legal e ilegalmente como se ha visto. En el año 1993 a Alfonso Guerra y Felipe González les pusieron las peras al cuarto, sin excederse en los límites, pero no se prohibió ninguna intervención y hubo una dura pugna por conformar la ejecutiva. En el año 2024 el silencio es lo que mejor define lo que pasa en Sevilla. Seguramente por la noche haya gemidos de placer, pero durante la celebración solo hay un silencio interrumpido por alguna intervención de alta incultura propia del gobierno existente.
Como se aventuraba hace unos días, para rematar el absurdo en que ha convertido Sánchez cualquier aspecto relacionado con el PSOE, ha aparecido como por sorpresa la doña, Begoña Gómez, a recibir su dosis de cariño y gritos de apoyo de todos esos invitados-fiscalizadores, más conocidos por sugus, palmeros y bocabajos. Es tan previsible el sanchismo que hasta esto estaba claro que iba a pasar. Porque todo es una conspiración contra el máximo dirigente, claro. «Hasta que se acabe con la derecha», como afirmó la intelectualísima mininistra Isabel Rodríguez. Antes de eso están acabando con los socialistas y socialdemócratas que aguantan en el PSOE.
¿Qué pintan los delegados en un congreso del PSOE? Nada. Son un elemento decorativo que han sido cooptados por algún dirigente provincial (cacique) para dar cierto aura de democracia al evento de adoración del jefe máximo. Y que se tenga que aguantar que Cerdán salga a decir que si en el PSOE se hacen más congresos que en el PP. Si llevan ya dos en que algo parecido a la democracia sería para echar lágrimas de alegría. De hecho Cerdán y sus colegas lo que han hecho es superar al PP en dictadura interna. Y les superan porque dicen que son democráticos y los otros reconocen que una vez se vota a un jefe ese manda. Ninguno es ejemplo de democracia. Ninguno de los que han acudido recordarán este congreso, salvo por cuestiones eroticofestivas, porque el sanchismo es la nada y la nada no deja recuerdos.
Quien esto escribe pudo ver en directo la marcha de González y llegada de Joaquín Almunia; el apuñalamiento calculado de Guerra a José Bono; el intento de puñalada de Esperanza Aguirre a Cristina Cifuentes; el guantazo socarrón de M. Rajoy a Aguirre y a muchos intelectuales de todos los partidos debatir sobre temas interesantes para el bien común. Hoy eso no es posible porque molestan los que piensan, tengan más o menos capacidades. Cualquiera que aplauda como los monos con panderetas que se compran a los niños para entretenerles vale. Hoy tendrán ejecutiva nueva, lamerán el culo al jefazo y para casa creyendo que han visto algo único y no, no han visto nada. No han sentido lo que la Política puede ser. No han decidido nada que no les haya venido impuesto. Platón, que no era precisamente un demócrata, estaría asustado al comprobar el nivel al que ha llegado el ser humano después de de dos milenios y algo (¿600 años zapateriles?), está todo lleno de guardianes sin filósofos y sin casi artesanos.
Post Scriptum. Fíjense lo poco que les interesa esta reunión como congreso que la ejecutiva saliente estaba sentada en sillas, pijas eso sí, de terraza. Nada donde tener unos papeles, la ponencia marco o apoyar los codos. ¡¡¡Sillas de terraza!!!