No hay día que pase en que el ínclito Pablo Iglesias Turrión, alías el moños, alías amado líder como dicen en Diario 16 Mediterráneo, no monte algún tipo de espectáculo para aparentar ser el más izquierdista del mundo, el más preocupado por su pueblo, el más en términos generales. Ayer durante el esperpento de la conmemoración del cuadragésimo aniversario del fracaso del golpe de Estado (aunque realmente fracasó el día 24 de febrero) hubo de salir a aparentar, a soltar sus boutades, a violentar a los demás y preparar a sus huestes (cada vez menores) en las redes sociales. Primero pidió que se elimine la ley de secretos de Estado para saber qué pasó el 23-F al detalle. Segundo exigió que los alquileres se controlen como él dice. Ambas cuestiones tienen su aquel y son frases para ganarse a las masas cretinizadas, que diría Juan Manuel de Prada.
¿Qué quiere conocer del 23-F que no se conozca ya? Dice Iglesias que es muy estudioso de la historia de España pero ha debido saltarse los años finales del siglo XX porque no acierta ni por error. La transición le parece mal porque él hubiese querido que ganasen los comunistas a la izquierda del PCE, o como poco éste partido. Que el pueblo, ese al que tanto habla, decidiese otra cosa no le gusta porque no entronca con su marco mental. Y lo que con está de acuerdo con lo que él piensa es malo siempre, así sea una verdad inescrutable. Ahora quiere saber todo lo que pasó el 23-F pero no dice qué es lo que sabe para poder sacarle de dudas. En Diario 16 José Antonio Gómez ha sacado y recuperado muchas cuestiones al respecto. Pero se sabe que ese periódico no le gusta, que sus preferencias son otras por cuestiones sentimentales, profesionales y empresariales. Sin saber qué sabe o dice saber es imposible establecer qué quiere conocer más de lo ya publicado.
Si quiere cuestiones más dentro de lo militar tiene a Amadeo Martínez Inglés y otros ex-militares que han contado muchas cosas. Si quiere saber cuestiones relativas a Juan Carlos de Borbón también se han publicado muchas en distintas biografías. ¿Hubo dos golpes en el golpe de Estado? Eso se sabe, incluso hubo un tercer golpe y cuarto con el pacto del capó. Hubo golpes dentro de los golpes. Eso está en los libros de historia o de actualidad no de ahora sino de la misma época del golpe (José Oneto contó bastante, así como Pilar Urbano). ¿Quiere conocer que Alfonso Armada quería ponerse de presidente del gobierno, con el asentimiento del monarca, antes de dar el golpe y en el golpe? Eso lo sabe todo el mundo y lo sabían los políticos de la época. De hecho Armada se reunió con Enrique Múgica, del PSOE, para contarle sus planes sin asonada pero con una moción de censura y formando un gobierno de concentración. El dirigente donostiarra se lo contó a Felipe González, Alfonso Guerra y algunos más de la Ejecutiva que lo trasladaron al presidente del gobierno y al monarca separándose de esa operación. ¿Quiere saber quién era el elefante blanco? Si no lo ha adivinado todavía es que no sabe ver las cosas. ¿Quiere saber quiénes estaban en la trama civil? Las empresas se han conocido así como los elementos vinculados a los antiguos sindicatos verticales y la Falange. Igual quiere un papel que ponga “Yo, Juanito de Borbón di el golpe de Estado junto a González, Carrillo, Fraga y Areilza”. Eso no lo encontrará.
Ahora que está en la comisión del CNI, donde quería llegar para indagar sus fantasías conspiranoicas, igual se estará dando cuenta que tampoco es que se conozcan tantas cosas más allá de cuestiones antiterroristas, informes de situación geoestratégica y poco más. Se pensaría que pasarían por sus manos informes de espías investigando a Putin o algo así y por eso ahora quiere ver lo que hay de aquellos años. Infantilismo y saturación de series es lo que tiene el vicepresidente segundo.
Precios de vivienda de alquiler.
Y lo peor es que ese embotamiento del cerebro se va viendo en sus declaraciones respecto al acuerdo de gobierno firmado. Porque pide cosas que, en la letra, no están escritas en el acuerdo. En su cabeza, ya se sabe, puede que estén esas palabras y acciones, pero no en el acuerdo y como él dice pacta sunt servanda. “Este Gobierno no existe porque nos llevemos muy bien, sino porque hay un acuerdo de Gobierno con compromisos. Uno de esos compromisos es que hay que regular los alquileres” ha dicho el vicepresidente segundo. Vayan a la frase en negrita y búsquenla en el acuerdo de gobierno firmado entre Sánchez e Iglesias ¿la encuentran? No, porque el acuerdo jamás habló de regular los precios.
El acuerdo no habla de regular los precios del alquiler sino de establecer (punto 2.9.4) “un Sistema Estatal de Índices de Referencia de Precios del Alquiler de Vivienda” para aquellas “zonas de mercado tensionado”, algo que objetivarán Comunidades Autónomas y/o Ayuntamientos. Lo que se regulará serán las subidas abusivas los Ayuntamientos y/o Comunidades Autónomas “que así lo consideren” siempre y cuando se califiquen las zonas como tensionadas. Regular los precios es fijar un precio, establecer un Índice no es regular sino proponer que se paguen esos precios según algún que otro parámetro. Cualquiera que sepa leer comprensivamente entiende que no es lo mismo. Habrá poseedores de vivienda que se ajusten al Índice y otros que no (con perjuicio o sin ello), si se establece un precio mediante regulación todos están obligados a ese precio (ni por arriba, ni por debajo).
Se quiere poner la medalla Iglesias de una norma que, si se mira la letra pequeña, puede quedar en nada. Como tantas otras cuestiones, como el IMV, al secretario general de Podemos le da igual el resultado, lo que quiere es su medalla para fardar por las televisiones aunque en realidad la medida se quede en nada. Como la posible regulación queda en la voluntad de las Comunidades Autónomas y/o los Ayuntamientos ¿cuantos creen que lo van a aplicar? Por ejemplo, Madrid fijo que no y eso que es una zona con alquileres altos. Tampoco en un pueblo perdido de La Mancha porque no hay necesidad. Y luego los trapicheos que pueda haber entre alcaldes y propietarios de pisos vacíos pueden dar lugar a diversas especulaciones o perversiones del sistema. Porque al fin y al cabo cualquier Índice, como ha dicho el ministro José Luis Ábalos, no es producto de la imaginación del legislador sino que se debe apoyar en fundamentos reales y uno de esos fundamentos es la movilidad de precios del mercado. A Iglesias le gustaría poner el alquiler en 300 euros en el barrio de Salamanca (y así beneficiar a su servil Echenique que allí vive) “para joder a los ricos” pero eso no es posible con un Índice. Por tanto no es que el PSOE no cumpla lo pactado (que se ajusta a derecho) es que Iglesias no sabe lo que ha firmado. Y por mucho que mande a Ione Belarra a protestar por las televisiones no es más verdad lo que él dice. De hecho ¿por qué ninguno de los trolls de redes o sus edecanes del partido muestran el documento con el texto?