Hacer política hoy en día es sencillo, basta con polarizar y/o no parecer más idiota que el contrario para subir en las encuestas. Pedro Sánchez llegó al poder a lomos de la corrupción y parece que se marchará bajo ella. Entre medias ha dejado poco o nada. Pese a haber ideado, realmente fue Iván Redondo, una oficina de prospectiva nacional, la realidad es que nada a mostrado a futuro salvo cuatro o cinco ideas del pensamiento globalista. Lo que es igual a nada. Ahora bien, cuando abandone el poder ¿qué espera a los españoles?

La mayoría de encuestas afirman que sería el PP el que tomaría, otra vez, la alternativa, con Alberto Núñez Feijoo al frente. Bajo esta presunción ¿qué ofrece Feijoo a España?, ¿qué quiere Feijoo para España? Porque hasta el momento no se sabe lo quiere o pretende hacer cuando llegue al gobierno. No basta con quejarse de esta o aquella política que implementa, más bien intenta implementar en los últimos tiempos, el gobierno. Que a alguien no le guste una política concreta no quiere decir que esté dispuesto a llevar a cabo la contraria, bien puede no hacer nada o algo aún peor. Así pues ¿qué quiere?

En todo este tiempo solo se ha escuchado a las gentes del PP hablar de estupideces. En materia económica no parece que vayan a apostar por una reindustrialización de España, como están pensando en otros países, sino que más bien están esperando a seguir con el capitalismo de amiguetes utilizando el dinero de los impuestos de los españoles para llenar los bolsillos de unas pocas empresas privadas. Ahí están los ejemplos de Madrid o Andalucía. Una propuesta carente de toda productividad real aunque seguramente muy beneficiosa para los amigos.

Tampoco se han destacado por la inversión en infraestructuras, ni por políticas creativas para el sector primario, ni nada. Parece que solo desean mover el dinero de un lado a otro pero sin preocuparse realmente por la economía española. Igual que los del ladrillo ganen un poco más y ya. No hay visión clara de un proyecto económico que se diferencia, en términos generales, del que puede ofrecer el sanchismo: globalismo. De los impuestos olvídense porque seguramente no los bajen, aunque sí reducirán gastos sociales con la obligatoriedad de reducir la deuda pública.

Tampoco han dejado claro qué tipo de Estado quieren —hay mucho regionalista encubierto como Juan Manuel Moreno Bonilla que gasta ingentes cantidades de dinero en el idioma andaluz y demás cosas de la clase política sevillomalagueña—. Salvo que nadie se quiera independizar, les vale todo —no hay que olvidar que el mayor auge del valenciano con todos los gastos que implicaba fue bajo mandato pepero—. Luego poner las banderas de España más grandes que encuentren en el mercado (reducido) de banderas, hablar del terrorismo de ETA y no tocar nada de lo que ha hecho el PSOE, excepto cambiar los nombres de unos sanchistas por otros peperos. O lo que es lo mismo, ni reforma seria de la Justicia, ni de la administración pública, ni nada por el estilo.

Entonces, ¿qué quiere Feijoo para España? Nada. Gobernar al tran, tran y que la economía no se caiga. Luego modificarán dos o tres estadísticas para aparentar y todo perfecto. Mientras tanto la clase media seguirá reduciéndose, de hecho empezó con el PP su empobrecimiento, y todos los españoles serán más pobres, con peor sanidad, educación y seguridad. Y todo porque nadie en el PP está ofreciendo una alternativa real al gobierno de Sánchez y todo lo que se puede deducir es por la verificación de su gestión al nivel de comunidad autónoma y ayuntamientos: pelotazos y capitalismo de amiguetes. Y de vez en cuando ir a misa a posturear.

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