La primera impresión, tras estar observando las diferentes proyecciones que viene haciendo el CIS, es que alguien de Podemos o de Sumar se ha dejado en Moncloa alguna bolsa con hierbas, de esas que decían era rooibos —aunque tenga un olor mucho más oscuro—, la ha cogido el presidente del CIS y se toma una infusión —por edad le pega más la infusión— antes de presentar los datos del barómetro. Es una explicación factible para alguien que medianamente hay estudiado ciencias políticas y sociología. Las drogas.

Otra explicación posible es que sea todo una estrategia destinada a no perder votos y/o asegurar unos cuantos más, posiblemente sustrayéndolos de Sumar y Podemos. Una mala táctica pues si Pedro Sánchez se garantiza casi 155 diputados, le saca quince puntos porcentuales a Alberto Núñez Feijoo y le valdría con Sumar y poco más para gobernar: a) ¿Por qué no convoca elecciones ya?, como se han preguntado muchos; b) exagerar los propios números puede ser contraproducente pues no se activa el voto dudoso; c) estimula a los contrarios para ser más vociferantes, buscarle más casos raros y cambar de táctica; y d) desincentiva los esfuerzos de los militantes, al menos de los que se creen los datos —los otros ya están desincentivados hace tiempo, son durmientes—, y se tiende a pensar que aquí puede trapichear cualquiera que no pasa nada, lo que da pie a que la ética no valga para ningún partido o particular.

La realidad es que nadie se cree los datos del CIS desde que José Félix Tezanos fue nombrado presidente. Sánchez colocó a un fiel a su persona, pero a un inútil como técnico en la materia. Un inútil que se rodea de más inútiles, que es lo que ha sido siempre en guerrismo en Madrid. Julián Santamaría contaba hace tiempo a quien esto escribe cómo Alfonso Guerra llegaba con las encuestas tezanescas, cocidas en la fundación Sistema, y que tras salir el general vicesecretario, las tiraban a la papelera porque sabían que estaban mal hechas. Esto ya en los tiempos de felipismo, no es de ayer y que haya entrado en una estado de chochez, no, de siempre ha sido malo —mejor no recordar lo que contaba de él Pablo Castellanos porque puede ser muy hiriente, pero imaginen lo anterior con un «pelín» de mala leche—. Es fiel a su sanchidad y eso ya es un mérito porque le utilizan para enfangar el terreno de juego cual jardinero en san Mamés en los años ochenta del siglo pasado. Esa es su función.

El problema es que el CIS es una institución pública, que siempre había sido respetable, que ha tenido su buenos estudios y que ahora es una piltrafa al servicio de una persona. En casi ocho años han conseguido destruir una institución respetable, como están haciendo con otras que, aún teniendo un cargo político al frente, siempre quedaban en manos profesionales, con personas reputadas, del partido que fuesen. Había fiabilidad sobre lo que se publicaba. Hoy no. Hoy no queda nada de eso porque su sanchidad necesita otros números, no se sabe si aconsejado por toda la turba monclovita, donde, salvo excepciones, tampoco es que haya mucha inteligencia por metro cuadrado.

Y como lo mejor es mostrar los datos para desmontar el andamiaje tezanesco, pues ahí van. El 56% de los españoles están en desacuerdo con la posición del presidente del Gobierno con lo que sucede en Gaza. Para los problemas derivados de la política se codifican cuatro respuestas diferentes: Gobierno y partidos políticos concretos; a corrupción y el fraude —fíjense que aquí cuelan en fraude que puede ser entendido de muchas maneras y no políticas—; lo que hacen los partidos políticos; y la falta de confianza en los políticos y las instituciones: si se suman los cuatro dan un resultado del 34,3 y sería el mayor problema de España.

Hay un 8,2% de personas que aseguran que no irán a votar y un 68,8% que sí irán. En la intención directa de voto se afirma que votarán: un 25,9% al PSOE; un 13,1% al PP; un 12,6% a Vox; y un 5,5% a Sumar. Si no votasen al partido que han dicho como primera opción, los datos dicen que Sumar sería primero con un 16%, el PP 11,1%, el PSOE 9,6% y Vox 8,1%. Simpatía por un partido —son personas que han manifestado que no votarían a ningún partido—: PSOE 13,8%; PP 6,2%; Vox 4,6%; Sumar 2,1% y Podemos 2,1%. Voto+Simpatía: PSOE 29,1%; PP 14,8%; Vox 13,7%; Sumar 6,4%; y Podemos 4,3%. Realmente la simpatía es sobre aquellos que no dicen votar, ni a quien y los porcentajes sobre el total no pasan del 1,2%, ergo esa suma ya parece rara pues es conocido que habrá entre un 25 y un 30% de abstención. El 42% de los encuestados desearían a Sánchez como presidente, mientras que al 83,7% les merece poca o ninguna confianza.

En el recuerdo de voto el PSOE obtiene un 38,6% y en realidad obtuvo el 31,68%, lo que indica un sesgo en la encuesta que no parece haberse corregido. Partido más cercano a sus ideas: PSOE 28,7; PP 15%; y Vox 13,2%. El 44,1% de los encuestados se muestran claramente de izquierdas; y el 29,8% de derechas claramente. El 22,8% es de centro —si se hace caso al adagio popular, serían derechas— y 3,3% NS/NC. Se vuelve a notar cierto sesgo en las personas a las que se ha encuestado. En España hay, según la encuesta, un 52,8% de católicos, el resto otras religiones (3,2%) o pasan del tema. El PSOE obtiene sus mejores resultados en los municipios de pequeños y medianos, como Vox. Lo del PSOE no sucedió en las últimas elecciones generales, que son datos reales, ¿habrá convencido Sánchez a los «pueblerinos» en una legislatura donde no hay una sola medida para lo rural? Pero es que el 20,7% votarían a Sumar como segunda preferencia en los municipios de menos de 2.000 habitantes. ¿Han estado en algún pueblo de esos habitantes y han visto a las masas enloquecidas con Yolanda Díaz?

Un dato curioso de los porcentajes es que el 100% de los habitantes en municipios de 2.001 a 10.000 hab. y de 400.001 a 1.000.000 hab. conocen a Sánchez. Cualquiera que haya hecho encuestas sabe que un porcentaje, por pequeño que sea, va a contestar que no contesta o que no sabe, pese a que sí lo conozca. Esto, que es una tontada de pregunta, da muestras de que algo ha pasado, bien con el momento de la realización de la encuesta, bien en la codificación posterior. Más que nada porque en otras preguntas sí aparecen porcentajes mínimos sobre Sánchez que no contestan, o no saben.

No se ha querido liar más el análisis con datos y más datos, pero con los que se han mostrado queda claro que existe un sesgo hacia la izquierda claro en la configuración de la muestra y que las proyecciones se hacen un tanto de forma alegre sin tener en cuenta otros factores. Es muy posible, como indican otras encuestas, que Feijoo se encuentre estancado y con una pequeña bajada, mientras que Vox está en período de aumento de voto. Lo que no se cree nadie es que PSOE y Sumar tengan esos porcentajes porque darían unas proyecciones de 155 y 20 diputados respectivamente. Con esos datos, de ser reales, Sánchez convocaría elecciones sin dudarlo para no tener que estar sometido a los secesionistas de ningún tipo y lugar. PP y Vox se restarían reparto al estar tan cerca en los porcentajes de intención de voto. Un escenario perfecto para quien está con el agua al cuello.

Si, además, Tezanos piensa que Sánchez es un líder carismático —que capaz es de pensarlo porque a arrastrado no le gana nadie— ¿qué les falta para convocar elecciones y poder gobernar con tranquilidad? Que los datos no son reales. Son muchas las encuestas que se han tenido que realizar otra vez por errores en la muestra —esto lo sabe cualquiera que trabaje o haya trabajado en una empresa de estudios de mercado y/o de opinión— y parece que esta muestra no es válida por lo indicado en las contradicciones de los datos. Entonces ¿qué sabe Tezanos de Sánchez para que no le cese pese al desprestigio, la inoperatividad estratégica de los sondeos y el desincentivo votante? ¿Algo de Venezuela? ¿Algo gay? ¿Algo de familiares? ¿Qué? Aunque cabe la posibilidad de que ambos sean nescientes.

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