Los “amos del Cortijo” les tienen con las manos atadas respecto a cuestiones importantes para la clase trabajadora; a nivel internacional son más globalistas que los propios globalistas y la única bandera es la Palestina porque el tema israelí-palestino no está cerrado para la clase dominante; la pobreza que aumenta entre los españoles les da igual porque tienen el riñón cubierto por algún tiempo; así que solo les queda agitar la bandera del franquismo o la anticlerical. Son temas que todavía movilizan a las personas más intransigentes y dogmáticas. Especialmente con algún tipo de trauma personal, especialmente de la infancia.
Es por todo lo anterior que el secretario general del PCE, Enrique Santiago, ha sacado el espantajo de las inmatriculaciones y la devolución de la Mezquita-Catedral de Córdoba como símbolo. La situación de la clase trabajadora les trae sin cuidado, están entregados a las mujeres con pene, calvas y barbudas, pero hay que quitar a la Iglesia Católica todas las propiedades que se pueda porque España ha sido muy poco democrática a lo largo de los siglos. Vamos como todos los países del mundo. No pudieron acabar con el dictador, murió en la cama tan tranquilo; nadie les hizo ni caso durante la transición (ahí se inventan conspiraciones); y solo les queda un supuesto enemigo que derrotar, la Iglesia. Lo dicho, una especie de trauma que soportan mientras lloran en sus áticos o chalets con piscina.
Como tienen arriba la presentación de unas jornadas para la confiscación de bienes de la Iglesia, no hace falta que se les cuente todo. Pueden ver el vídeo completo de la intervención del general secretario. Sí cabe destacar alguna que otra frase en la que miente, parece que conscientemente por lo que verán. Afirma que durante la negociación entre el Gobierno, del que forman y formaban parte, y la Conferencia Episcopal Española tan solo se reconoció, por parte de esta última, que se habían inmatriculado, erróneamente, de 34.000 propiedades unas mil. Da a entender que habrá que recuperar las otras 33.000 porque son productor de la usurpación, algo que ni Gobierno (donde estaba él) e Iglesia presentaron una declaración conjunta.
Curioso que hable de usurpación quien estando en Colombia, que lo vieron los ojos de quien esto escribe, apoyase la usurpación de tierras por campesinos. Unos campesinos a los que dejaron tirados luego comiéndose las patatas que cultivaban porque “es culpa del mercado”. Por cierto, por allí asomaba Juan Carlos Monedero pontificando desde la Universidad Nacional.
El problema que tienen las mentiras, ya saben, es la cortedad de sus patas. Nada más hay que irse al documento donde aparecen las algo más de 34.000 inmatriculaciones y ver qué tipo de bienes son. Lo tienen distribuido hasta por comunidades autónomas por si quieren curiosear. De esa cantidad 20.014 son templos, sacristías y seminarios. De los demás bienes, si bien hay fincas rústicas o solares, la mayoría son las viviendas donde viven los curas y religiosos en todo el país y algunos cementerios. Entonces ¿con qué pretenden quedarse? ¿Con la parroquia de San Bartolomé en Rociana del Condado? ¿El seminario diocesano de Vitoria?
El argumento de analfabestia de Enrique Santiago sobre la propiedad de la Mezquita-Catedral y quién la construyó no merece más que el desprecio intelectual de cualquiera. Conscientemente estaba mintiendo (porque no se puede ser tan bestia) para provocar y enardecer a los cuatro anticatólicos que quedan por España. Realmente lo que le gustaría a esta gente es quedarse con la Mezquita para entregarla al culto islámico de sus amigos marroquíes o islamistas. Molestar a la Iglesia dando un templo cristiano de siglos a la religión contra la que se callan siempre… ellos. En lenguaje vulgar, la tienen clavada bien dentro.