Cuenta la leyenda que, tras observar la asamblea romana de cristianos que lo mejor era que huyese de Roma, Jesús volvió a hacerse carne y se le apareció a Pedro cuando escapaba para evitar su suplicio mortal. En ese momento, le dijo “Quo vadis Petrus?” y el apóstol reconoció a su maestro. Tras ver el error que había cometido, retorno a Roma, fue apresado y ajusticiado. Ahí se puso la primera piedra del iglesia romana y del primer gran aparato ideológico de Estado que han conocido los siglos. Algo así le ha pasado al papa Francisco con el presidente del gobierno Pedro Sánchez. El representante de dios en la Tierra, según afirman los creyentes, haciéndole saber al representante de la soberanía popular, esto sí es un hecho, que abandone la ideología, que construya nación y haga patria si no quiere caer en el martirio del nazismo o producto parecido.
Paradójicamente, como se apuntó en el párrafo anterior, el pontífice romano pide que se abandone la ideología desde la atalaya –igual está mal traída ese sinónimo pues es propio de testigos de Jehová- de la gran fábrica ideológica de los dos últimos milenios. El cristianismo, en general, y el catolicismo, en particular, han estado y están presentes en todas las configuraciones de la ideología dominante, cuando no han sido la fracción hegemónica en la construcción de la misma. Aun hoy los presidentes de EEUU juran su cargo ante una biblia. En España existe una disputa sobre si el crucifijo y la biblia deben estar presentes en los juramentos de los cargos públicos. No sólo en elementos simbólicos, sino en las propias ciencias sociales, las humanidades y en algunos márgenes de las ciencias naturales está presente la mano de la ideología católica/cristiana. Incluso, la iglesia es hoy en día un doble o triple aparato en el Estado pues no sólo tiene las sedes eclesiásticas para adoctrinar sino que controla en numerosos países la educación y algunos medios de comunicación. En España o Italia eso es más que patente.
Por ello sorprende que desde el púlpito papal se le diga al presidente del gobierno que abandone la batalla ideológica desde un posicionamiento ideológico. Tras haber hablado sobre las uniones entre personas del mismo sexo y aparentar ser muy progre, aparece el rabo del diablo meneándolo en las cosas materiales como ha venido haciendo desde hace siglos. Un intento más de controlar las almas y, por ende, las mentes –de hecho el término mens tiene la doble significación de mente y alma- de gobernantes, que es lo que les interesa más, y gobernados. Como Pío IX y su Syllabus o como León XIII y su encíclica Rerum novarum, el calificado de papa rojo hace lo que es tradición en la iglesia católica, sacar tajada del mundo de la política como parte de la coalición dominante, al menos en España, aunque sea diciendo que hay muchos pobres porque los ricos son muy avaros. Lo de “la ciudad de dios y la ciudad de los hombres” agustina se les olvida casi siempre. Pero es que, además, el pontífice parece mal informado.
¿Existe en España una disputa ideológica? Más allá de ciertas posiciones políticas o sentimientos, la clase dirigente española carece de ideología. Unos por populistas, otros por acomodaticios, no hacen alarde de compromiso ideológico en ningún momento. Hay posiciones dentro de la ideología dominante, pero no hay ideologías que confronten con lo existente. Los neofranquistas en realidad son una mezcla, mal amasada, de neoliberalismo, organicismo juntero, casticismo y extremismo católico, pero no tienen una ideología en sí. El PP de Pablo Casado como defensor del neoliberalismo imperialista tampoco hace alarde ideológico para captar votos. De hecho cuando aparece alguien con un compromiso ideológico es apartado de la primera fila –caso de Cayetana Álvarez de Toledo o los conservadores y tradicionalistas- y se le conmina a estar callado. Podemos no se sabe, más allá de que dice que es de izquierdas, si está rellenando los significantes vacíos, si juega en favor de esencialismo, si está con cualquier minoría que se fomentada por la clase dominante, o si recuperan dos o tres lecturas marxistas de su juventud. Los nacionalistas parecen más ideologizados pero ante la duda sobre nación o economía acaban por bajar la bandera en favor del capitalismo. El problema se tiene no tanto a nivel estatal como a nivel regional donde sí utilizan la ideología contra los demás.
Y ¿qué decir del PSOE del reprendido Sánchez? Se dicen socialdemócratas –ahora ya añaden como antaño “de mierda”- en busca de la justicia social. En busca de mantener su cuota electoral hablan de la clase trabajadora –que al fin y al cabo les sigue votando por mucho que sorprenda a Alberto Garzón– pero en sus acciones están tan en favor de la ideología dominante como los demás. De hecho tiene secuestrada a la corriente de Opinión marxista de Izquierda Socialista. Hay diferencias de gestión, lo que es algo cualitativo a tener muy en cuenta, pero en lo esencial y estructural existe un gran consenso. ¿Por qué pelean? Por comas y puntos y seguidos en realidad, no hay nunca un punto y aparte. Quien haya informado al pontífice romano lo ha hecho de mala fe. Es cierto que la iglesia va perdiendo poder en España y por ello están enfadados y todo lo ven como si fuese a llegar el fin de los tiempos. Pero no es así. Fíjense que en cuanto Casado ha hecho amago de acordar alguna minucia con el gobierno, los panfletos de la clase dominante se han lanzado a loarlo. Mantienen a los neofranquistas porque les reporta esa bronca beneficios económicos, pero ya se cargaron al de Ciudadanos por no obedecer y harán lo mismo con los demás. Casado ha visto peligrar su soldada y se ha avenido a condiciones.
En España la ideología principal es la dominante, la del sistema, la de la clase dominante, la del dinero y, en ciertos espacios, con un toque clerical. No hay en realidad guerra ideológica, ni lucha de clases en la teoría, ni nada por el estilo, sino peleas de oligarquías partidistas. Está muy equivocado el pontífice en su apreciación porque lo que dicen los medios de comunicación no es ni reflejo de lo que acontece en la sociedad. Hay mucho iluminado escribiendo columnas periodísticas pero de ahí a pensar que el fascismo llegue a España… La gran contradicción es que los que más anhelan el fascismo del pasado son los prelados de la iglesia de Roma porque allí eran parte de la ideología dominante, en su versión de control mental y moral. Igual debería informarse un poco más el papa y dejar de ser un carca en realidad. Es más, ante lo expresado Sánchez debería haber dicho “Quo vadis Franciscus?”. En España hay claras diferencias entre derecha e izquierda pero más que ideológicas son de gestión y sentimientos. Algo fundamental, sin embargo, respecto a la vida de las personas. Pero ideologizados, los treinta marxistas, los anarcocapitalistas y los fascistas de verdad. El resto distintas visiones de la ideología dominante que se transmite constantemente por los aparatos ideológicos –la iglesia uno de ellos- en el Estado.