Durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos (1775 – 1783) fueron muchos los colonos que, habiendo luchado con anterioridad en el ejercito inglés, al final acabaron desertando y luchando con los rebeldes americanos.
Uno de tantos que hicieron esto fue un hombre llamado Samuel Warren y, según parece, esta decisión tan arriesgada no fue muy bien tomada por sus familiares quienes le tildaron de traidor y poco leal a la corona inglesa.
Cuando el Ejército Continental (el americano) estaba asediando la ciudad de Savannah (Georgia) en 1779, un tío de Samuel, que estaba dentro de la ciudad sitiada y que era un acérrimo realista, se enteró de que su sobrino estaba entre los sitiadores y acto seguido le escribió una carta tildándole de traidor, además de desearle que perdiera una pierna durante los combates. Y, casualidades de la vida, así fue. Una bala de cañón le arranco a Samuel una pierna y, aunque parezca increíble, se levantó de su propio charco de sangre y dando saltitos llegó hasta donde estaba su miembro y se lo guardo. Fue llevado a una tienda de emergencias para que lo curaran y aunque había quedado cojo en el asedio ayudó a las tropas americanas durante todo lo que quedó del conflicto.
Cuando terminó la guerra pidió a un ebanista que le fabricara una linda caja de caoba para meter dentro el trozo de pierna que con tanto cariño había guardado. Al terminar de hacer esta operación le envió esta caja a su tío junto con una carta en la que le felicitaba por haber realizado su deseo pero a la vez le decía que prefería ser un rebelde que había perdido una pierna y no un inglés que pudiera caminar con las dos.