Leyendo a algunos por redes sociales, pues está complicado verse todos en un mismo sitio, se comprueba que no tienen ni puñetera idea de fútbol. Quien esto escribe el primero porque se compara con Borja Aranda y entiende que no ha visto el mismo partido. Quien esto escribe ve unos quince o veinte partidos a la semana —ayer mismo tras terminar el Atleti se enganchó al brasileirao con los partidos de Botafogo (Davide ya no es tan bueno ¿eh Marca?) y Flamengo—, lo que se teme es que quienes pontifican sobre jugadores ven, con suerte, el de su equipo (el Mal), el del que dicen que es su equipo y poco más.
No teniendo ni idea, aunque sea por aluvión de partidos —por cierto el Maldonado, ese que se rasca mucho la nariz, era incapaz de saber quienes eran los jugadores del Atleti el otro día, así que menos el lateral derecho de cualquier equipo perdido—, se sabe qué jugador es medianamente decente y cual no. Cual sirve para su equipo y cual no. Porque, tras el no fichaje de Millot, han aparecido seres diciendo que Kubo sería genial para el equipo rojiblanco… ¿Kubo? ¿De verdad? ¿Le han visto jugar este último año? Ni para el Villarreal de Champions está el chaval y lo venden como estrella. Este tipo de indicadores demuestran que no ven fútbol y se dejan llevar por los highlights del nacionalmadridismo o los reels de redes sociales.
A veces surgen nombres —sin llegar a la cagada de Marca anunciando que Luuk de Jong podría fichar por el Sevilla dos horas después de ser presentado por el Oporto— con los que cualquiera se ilusiona y resulta que es un tuercebotas o rodillas raras de cuidado. El Getafe está acostumbrado a las cesiones del Mal —deben estar los aficionados deseando que lo vendan al Liverpool para ver si algún día fichan algo— y claro se ilusionan con cualquiera porque todo el mundo sabe que la cantera del Mal es la mejor. Ni dos internacionales por país alguno, pero la mejor. Y es que da igual que sea el Girona —otros que esperan la ayuda de papá City— o el Villarreal, siempre está el aficionado que encumbra o destruye al fichaje de turno sin tener ni idea.
Apoyados en la barra de un bar con un clarete y el almuerzo se puede decir cualquier estupidez o cuñadez, en las redes sociales, empero, el alcance es mayor, aunque sea de pasada, y lo que es estúpido puede acabar siendo opinión contrastada, lo cual genera que los grogets estén que trinan porque no se ha fichado a Maruswerki, ese que dicen es el nuevo Maradona de los Alpes, o se enfaden en Sevilla porque se ha conseguido la cesión de Matheus Fernandes, al cual tildan de pies torcidos quienes no saben ni que juega en el… —busquen, pista: equipo inglés—.
Todo esto se amplifica mucho más, por masa social especialmente, si se habla de los fichajes o posibles del Mal, el FC Barcelona o el Atleti. Salvando que el nacionalmadridismo alimenta expectativas enormes con cualquier Reinier de la vida, sus aficionados no tienen ni idea de fútbol en general, les vale con tres carreras y dos golpes de pecho tocándose el escudo para salivar y creer que merecen el balón de Oro y no se acercan ni al de playa. En el Barça sucede algo parecido, aunque últimamente por carencia de fichajes. ¿Han visto jugar a Rashford el último año? Ni dos veces pero es poco menos que el Lobo Carrasco en negro. Y ya en el Atleti no digamos, cualquier medianía parece ser una estrella y no serviría ni para el filial en algún caso.
Al final es fútbol, y todo el mundo dice saber y su opinión está fundamentada, pero igual hay que pararse a pensar que no, no tiene ni idea de fútbol. Disfrute del deporte y no proyecte sus carencias vitales. Si vive en una casa de chapa no crea que porque su equipo gana usted es un triunfador. Si no se come un rosco, no crea que por que le den dos likes en un tuit es un galán de época. Si es político, bastante tiene con lo suyo como para querer opinar nada. ¡Tápese! Y sí, quien esto escribe pontifica porque tiene este espacio y hasta le pagan por ello. ¡Ajo, agua y haber «estudiao»!