En términos más coloquiales el titular debería haber sido “Redondo la lleva clavada muy adentro con Sánchez”. Y no porque hayan tenido un amorío carnal –que es algo que interesa entre poco y nada-, más bien porque Iván Redondo es como ese amante despechado al que abandonan sin motivo aparente. Como sucede en todas las historias de amor siempre hay un motivo, un cúmulo de pequeños motivos o una gran traición. Cuestión bien distinta es que el ex-camarlengo monclovita no quiera reconocer las constantes meteduras de pata (¿Recuerdan los ridículos que ha hecho el presidente en recepciones internacionales o con discursos mal elaborados?) y su ansia de control, la cual llegaba hasta a la vida interna del partido.
A Redondo lo echó Pedro Sánchez y lo echó el PSOE. El presidente perdió la confianza en su camarlengo o mayordomo mayor de la corte (que también le serviría) por diversos motivos, especialmente porque ya no era eficaz en su cometido. Y lo echó el PSOE, es decir, los cuadros dirigentes cansados de la manía de inmiscuirse del autoproclamado conocedor de todo lo relativo al mundo político. Y el problema con estos autoproclamados es que no son más que humo, no son más que esos buhoneros con un elixir milagroso que lo mismo sirve para quitar manchas que para curar las más variopintas dolencias. Y como el ego del personaje es enorme la tiene muy dentro clavada e intenta consumar una venganza.
Yolanda Díaz ya no es candidata a presidenta
Lo curioso del personajillo es que piensa que los demás tienen poca memoria o son idiotas… o las dos cosas a la vez. Dado que es el hombre los sentimientos (aquello de primero siento y luego pienso que no ha comprendido) intenta hacer daño por ese camino. La primera piedra que lanzó contra Sánchez fue que la mininistra de Trabajo, Yolanda Díaz, sería –si le contrataban a él, obviamente- la futura presidenta del gobierno porque potencialmente reunía todas las condiciones. Imaginarias muchas de ellas porque los datos no mienten realmente. Te puede gustar una persona pero saber que es inalcanzable, por lo material o lo espiritual, y contentarte con lo platónico. O, en una sociedad tan del instante, te puede gustar hoy y mañana ni acordarte de quien es.
La derecha mediática y los “medios Soros” se lanzaron a potenciar la imagen de la mininistra durante semanas. Había que conseguir que en el siguiente CIS –la única encuesta que ofrece sistemáticamente las valoraciones- Díaz fuese más valorada que Sánchez (algo no muy complicado) y así poder lanzarle un torpedo gordo en la línea de flotación. ¿Qué ha pasado? Que todo el andamiaje de la popularidad se les ha caído de un día para otro. Ni ha conquistado la reunión de mujeres (las feministas no les apoyan), ni se ha apuntado ningún tanto porque no ha derogado nada, ni le interesa ya a los medios el personaje (la ministra Maroto sí consiguió acercar posturas en la brava huelga del metal gaditano). Presidenta de usar y tirar, pero Redondo consigue dañar al PSOE por el camino. Humo una vez más.
Ayuso y Vox arrasarán en las elecciones
Comienza Redondo su artículo de ayer (“Ayuso y Vox lograrían 202 escaños en las generales”) diciendo: “Por principio, todo lo que no se mide no me interesa. Se trata de una manera de discriminar”. Normal que meta la pata tanto, hay cosas no medibles que suelen tener importancia supina en unas elecciones y, especialmente, en un liderazgo. Pero esto son lecciones gratis que no merece así que mejor retomar el hilo. Lo que no puede medirse no le interesa y por ello se lanza a la política ficción. Algo que es divertido si se está con amigos y amigas con cierta dosis de alcohol de por medio, pero que no deja de ser ficción. Eso sí, antes se pone medallas como lo de Díaz (que ya ha sido desmontado) o las primarias del PSOE (que se contará luego).
Según la capacidad estratégica si el PP quitase a Pablo Casado y pusiese a Isabel Díaz Ayuso (algo que en más de una dirección de medio se está alentando –por lo que no va ciego el ex-camarlengo-), con el empuje que tiene Vox en la actualidad arrasarían en las siguientes elecciones generales. Claro y si su padre fuese su madre pues igual no tendría que haber pasado por las manos turcas, por aquello de la genética cambiada. A la gente le cae bien Ayuso porque no la sufre directamente y les hace gracia por esa pinta de trastornada que proyecta. Pero, como ya se contó aquí, su discurso tiene fronteras muy claras. Sirve para ciertos núcleos poblacionales y poco más. Vamos como Podemos en sus inicios. Además, algo que el ex-camarlengo obvia, la figura de la presidenta de madrileña si puede hacer daño es más a Vox que al PSOE, por lo que la suma ya se vería…
Quiere hacer daño al PSOE
Dentro de la “paja mental” de Redondo lo importante no es que arrasasen Ayuso junto a Vox, que igual podrían arrasar Vox junto a Casado porque no ha elecciones a la vista, sino la mala baba que tiene contra el PSOE. La elección de los 202 diputados no es baladí. Es mucha más que eso. Contiene dentro un simbolismo dentro del socialismo español muy fuerte. Es justa la cantidad de diputados que se obtuvieron de primeras en las elecciones generales en las que arrasó, él solito, sin necesidad de acompañantes, Felipe González en 1982. Elegir es cifra es maldad y supura de bilis en cantidades industriales, como para que no le quede líquido dentro del cuerpo.
Algún comentarista dice que estas cosas salen porque está buscando trabajo. Pero no, si se fijan en la obsesión que muestra, es venganza contra el PSOE, en mucha mayor manera que contra Sánchez –al fin y al cabo donde hubo amor…-, porque los 202 los obtuvo el PSOE no Sánchez. Por eso desde el partido le han recordado que su participación en las primarias del PSOE no fue ni decisiva, ni influyente. No había estrategia que tomar, sólo presentarse.
Vende humo profesional
Sánchez hubiese ganado esas primerias aun si se hubiese comido un bebé crudo en directo. El odio de una gran parte de las bases (cabe recordar que sólo le apoyó el 49% de los que acudieron a votar) hacia los demás ya era suficiente para vencer. Se veía desde el primer minuto. No pinchó, ni cortó en nada, salvo en ir perfilando la moción de censura que llegaría un año después. Algo que al descubrirse le molestó muchísimo y bien que maniobró. Pero las primarias estaban ganadas desde el momento en que la Gestora no quiso aguantar un año para convocar congreso.
Tampoco tuvo nada que ver en las victorias en las elecciones autonómicas y municipales, aunque se quiera poner medallas. Aunque sí tuvo que ver en la derrota de humillante de las elecciones madrileñas de 2021. Ni el perfil soso, ni el perfil antifascista eran válidos. Y eso lo ve hasta un recién graduado en Ciencias Políticas… ¡Ah! ¡Perdón! Que Redondo no ha estudiado esa carrera, ni nada por el estilo… las carencias primigenias se acaban notando y más en un vende humos.