Cuando no era más que un partido de la burguesía españolista catalana contra el PSC y el pujolismo, Albert Rivera aún postulaba cuestiones socialdemócratas, con bandera española eso sí. Posteriormente, por indicación del presidente del Banco de Sabadell y con el visto bueno del resto del establishment, Ciudadanos recuperó su esencia real, no la impostada para hacer frente al PSC catalanista y a al CiU del 3%, agrupó en torno a Rivera a lo más granado de los sobrantes extravagantes de otros partidos y se convirtió en un partido nacionalista, individualista y sometido a los deseos del Ibex-35.
En aquellos lejanos tiempos, según la velocidad a la que corren los días en la actualidad, Rivera y su alegre muchachada proponían en su programa electoral la subida del Salario Mínimo Interprofesional al 9% hasta llegar al 55% del salario medio en 2016. Lo que vendría a ser unos 1.035 euros. Por tanto, 135 euros más que la subida que han propuesto el gobierno de Sánchez y Unidos Podemos para 2.109. En teoría Rivera hubiese querido según su propuesta alcanzar los casi 1.100 euros el año que viene. Pero hoy le parece mal, le parece aberrante, le parece llevar la economía española por la senda de la destrucción.
Esto le han recordado al señor naranja en el programa de Julia Otero. Y ha provocado comentarios entre dirigentes del PSOE como los de su portavoz Óscar Puente que ha llegado a decir en Twitter que tiene una “cara de hormigón”. Corto se ha quedado el alcalde de Valladolid seguramente, pero el cuñadismo ideológico tiene estas cosas. Ayer hablaban del PP como el partido de la corrupción y la quiebra del Estado, pero se lamentan si deja de gobernar al día siguiente. O están cuatro años apoyando al PSOE en Andalucía sin decir ni pío, para hoy estar hablando de que jamás apoyaría a Susana Díaz porque no cumple (aquí ha estado hábil Moreno Bonilla al pedirles que lo dejen por escrito ante notario). El cuñadismo ideológico es así, tanto como para en unos días sumarse a apoyar el SMI negociado y decir que es poco que ellos pedirían más si las encuestas se lo dijesen. Aunque en esta ocasión ese tipo de cuñadismo es más complicado.
No piensan apoyar la subida del SMI porque desde la patronal y el Ibex-35 ya han dicho que no les gusta mucho. Como tampoco apoyarán los presupuestos ya que los que mandan en Ciudadanos y sobre Rivera han dicho que no los ven creíbles y que no les gustan. Evidentemente algo les suben los impuestos a los ricos y eso se ve reflejado en las palabras de Rivera, que como buen edecán del establishment se ha lanzado a decir salvajadas: “Los PGE están en manos de Torra, Iglesias, Rufián quienes tratan de romper España y podemizar la economía”. Los presupuestos, a falta de argumentos económicos porque no los maneja bien Rivera, es la destrucción de España si se aprueban. Y vuelve con uno de los mantras falsos de la coalición dominante: “En un momento de freno económico, malos datos del paro y desaceleración, es una mala idea cargar a los que crean empleo”. Una falsedad como demuestran los datos de la última crisis económica, donde los más ricos se hicieron aún más ricos.
Y cuando se le acaban los argumentos… Venezuela. Ahora parece que no sólo los presupuestos son podemitas sino que la política exterior de España también lo es porque no apoya que lleven a la Corte Penal Internacional a Maduro por delitos de lesa humanidad. Los extraños vínculos de Rivera con ciertos personajes oscuros venezolanos, viéndose en cierto gimnasio de Madrid, le afectan a las neuronas. El Gobierno en ese sentido delega en la Unión Europea como ya ha comentado Josep Borrell en más de una ocasión. De hecho, el ministro de Exteriores ya ha dicho que desde el gobierno se pide diálogo pero no levantar las sanciones. Será Federica Mogherini quien presentará propuesta. Se basa Rivera, como en otras ocasiones, en una fake new, una noticia falsa, en utilizar lo que pasa en otro país para hacer política interna. Además por algo que el gobierno de España no tiene parte. Igual Rivera sí tiene parte y beneficio en el apoyo a la oposición venezolana.