Delirios de grandeza, construcción de una realidad paralela, obsesión compulsiva con elecciones son algunas de las patologías que Albert Rivera viene demostrando en las últimas semanas. A esta cabe añadir una última como es la manía persecutoria. Algo que debe ser producto de sentirse atrapado y sin salida, ni en Cataluña, ni en España. Y eso que el establishment le ha apoyado con el tema de la tesis del presidente del Gobierno utilizando todas las falsedades posibles. Y tapando, todo hay que decirlo, las falsedades de su curriculum que desvelamos en (casi) exclusiva el jueves pasado en estas mismas páginas. Fracasó en su Diada paralela por delirios de grandeza y fracasa al pedir elecciones por culpa de sus actos, más al reforzar al presidente con el tema de la tesis y tapar algún error como las bombas saudíes.
La última patología que nos ha mostrado el dirigente de Ciudadanos es la manía persecutoria al señalar que Pedro Sánchez le trata como un enemigo y le manda a sus huestes a pedir su dimisión por mentir en su curriculum. “Como le preguntes a Sánchez por la tesis entonces sí eres el enemigo” ha dicho Rivera utilizando la mentira para tapar su patología. No preguntó en sí, sino que puso la duda sobre la tesis sabiendo que los medios del establishment saldrían a respaldarle. Desde que estalló el caso Montón se olía que algo iba a salir contra Sánchez en los mentideros. Como pasó hace años con Felipe González, han querido montar una operación conspirativa contra el PSOE pero les ha salido el tiro errado. La tesis puede ser regular o mala pero es legal y sin plagios. Algo que a Rivera le da igual porque carece de ética para consigo mismo y utiliza para acusar al presidente de tratarle como enemigo. No como hace con Quim Torra al que trata como colega.
No es envidia sino un intento de dividir la sociedad española, por derivación también la catalana, y así lograr ser él quien gobierne. Aturdido aún por la llegada a la presidencia del gobierno de Sánchez y la recuperación mínima del PP (más el ascenso de Vox), el dirigente de Ciudadanos no sabe por dónde salir y ha elegido la solución más sencilla, la mentira constante como ha hecho el PP durante toda su vida. Sabe que hay cierta fracción de la coalición dominante que le protege y apoya, por ello no duda en decir la cosa más estúpida que se le ocurra, ya que sabe que lo difundirán y aumentarán inventando datos si hiciese falta.
Pide transversalidad y moderación quien entiende la política antagónicamente, con buenos y malos; quien inocula el odio contra el diferente; quien hace de la radicalidad un motor de acción contra sus enemigos; quien hunde sus raíces en lo más profundo del falangismo. Transversalidad y moderación para acabar con los nacionalismos de los demás y la imposición del propio. Sólo hay que ver lo dicho sobre el presidente del gobierno: “va en dirección contraria porque lo imponen Torra o Iglesias”. Secesionistas y populistas como enemigos o como antagonistas que deben desaparecer. Por cierto, ambos ponen en cuestión el sistema que adora Rivera, monarquía y capitalismo financiero. Una nueva patología a sumar en la cuenta del dirigente de derechas.